Mamá si no vuelvo a casa esta noche
Mamá si no vuelvo a casa esta noche no dejes que se apague mi voz. No dejes que distraigan al mundo con mi forma de vestir o con mi forma de andar. Diles que si he sido simpática con ese chico que me ha venido a hablar es sólo por educación no porque buscaba ligar. En cambio, si he sido borde, es porque quería estar con mis amigas y nada más, no porque quisiera provocar. Porque mamá, si esta noche no vuelvo a casa es porque un chico me ha violado y yo soy una víctima más.
Cuéntales quién soy de verdad y que mi voz no se apague ahogada en aquello que la prensa o aquellos que no me conocen más que de oídas quieran contar. Que lo que digan de mí en el pueblo, la mala fama que me persigue, es porque he vivido como he querido sin tener en cuenta el qué dirán. Porque soy dueña de mi vida y no soy prisionera de lo que de ella desean los demás.
Las mujeres son juzgadas a cada paso que dan, desde que son niñas tienen que cumplir una serie de expectativas y si se las saltan ya son las “chicas malas”, las putas, las que se merecen aquello que les ocurra.
Mamá diles que he intentado vivir mi libertad
Mamá diles alto y claro, hasta que te quedes sin voz, que solo he tratado de vivir mi libertad. Que por fin entiendan que no importa el número de relaciones sexuales que yo haya mantenido ya, pero que sí importa saber si mi agresor ha comprado sexo y por ello ve a la mujer como un objeto más.
Que quede bien claro que mi forma de vestir es para mí, si tú me sexualizas porque hace calor y enseño un poco más que en invierno es más un problema tuyo que mío. Piénsalo, es sólo ropa. Vuélvelo a pensar: ellos van sin camiseta y con los pantalones caídos enseñando los calzoncillos, e incluso, los llevan por debajo del culo y ninguna chica les intenta violar. ¿Por qué será…?
“Nuestros cuerpos son nuestro primer campo de batalla”.
-Barbara Kruger-
Háblales de la presión y de los complejos a los que los chicos nos han sometido. Conviértete en la voz de todas diciendo todo lo que hemos vivido. Cuéntales cómo alguna vez nos han tocado sin nosotras quererlo y cómo al revelarnos contra ello nos ha insultado o se han puesto violentos.
Como mujer tengo miedo a defenderme ante una agresión sexual porque es más probable que acabe muerta, pero si no me defiendo será mi palabra contra la vuestra.
Mamá cuéntales el miedo que siente una mujer que camina en soledad
Recuérdales el miedo que pasas cuando por las noches volvía sola después de pasar el rato como un día más. Hazles saber que ese miedo solo lo pasas conmigo y no con mi hermano por el hecho de que yo soy mujer y solo por mi género más peligros voy a correr.
Cuéntales como agarro con fuerza las llaves antes de llegar a mi portal por si alguien me va a hacer daño podérselas clavar. Diles que las mujeres siempre miramos a nuestra espalda, sea de día o de noche, cuando estamos solas en la calle o en cualquier lugar.
“De camino a casa quiero ser libre, no valiente”.
Mamá, ante todo no te sientas culpable si hoy no vuelvo a casa porque tú no has podido hacer más. Me has educado para que viva como quiero y sin complejos. Me has advertido de todo aquello que podía ocurrir y me has dejado claro que si ocurría no podía haberlo evitado. Y ahora mismo te digo que tú tampoco puedes. Soy víctima por ser mujer y eso es algo que no puedo cambiar.
Porque mamá, en esta sociedad machista yo soy la víctima, una violada más, pero soy a la que con más dureza van a juzgar. Porque para el mundo es difícil de entender que ellos violan sin estar enfermos y sin que nosotras hayamos provocado ese comportamiento. Violan porque el patriarcado les ha dicho que somos difíciles y que hay que insistirnos, que nos gustan los piropos y toda muestra de cariño, incluso cuando no las pedimos.
Porque saber que cualquier hombre puede ser un violador y cualquier mujer una víctima es difícil de entender. Pero mamá solo se entiende si cuentas todo lo que aquí te digo y haces que se escuche la voz de las mujeres. No hay otra causa de una violación que la educación que nos sexualiza y no hay otra víctima que no sea aquella que porta una vagina. Así que mamá, no dejes que se apague mi voz, pero tampoco que corrijan la tuya. Tú me conoces y sabes lo que vivimos, que tu voz se oiga y se convierta en un himno.