Mark Bustos, el peluquero de las celebridades al servicio de los pobres
El lema de Mark Bustos es una frase que resume también su proyecto de vida: “Sé grandioso con alguien”. Eso es precisamente lo que él se ha propuesto desde hace ocho años, utilizando como medio la herramienta que mejor conoce: sus tijeras de peluquero.
Mark Bustos es un célebre estilista de Nueva York que trabaja en la exclusiva zona de West Chelsea, en Manhattan. Más exactamente, presta sus servicios en Three Squares Studio, un sofisticado centro de estética por donde pasan los más ricos y famosos de la ciudad.
Un corte de cabello con Mark Bustos cuesta varios cientos de dólares, excepto los domingos. Ese es el día que él ha reservado para recorrer las calles en busca de personas sin hogar que quieran cambiar su apariencia. Este estilista trabaja gratuitamente para ellos, semana tras semana.
“Para las almas generosas todas las tareas son nobles”.
-Eurípides-
Mark Bustos, un peluquero dedicado
La familia de Mark Bustos llegó a los Estados Unidos desde Filipinas hace muchos años. Él nació en Nueva York y desde muy joven se interesó por la peluquería. Comenzó arreglando su propio cabello, en un salón improvisado en su garaje. Hoy dice que jamás ha ganado un centavo que no provenga de los cortes de cabello.
Con el tiempo, Bustos comenzó a ganar fama, ya que es un estilista estupendo. Fue así como llegó a ser el peluquero de celebridades y aristócratas. Sin embargo, había algo que lo atormentaba. Según lo ha comentado, siente que en el mundo hay demasiado negativismo y él quería hacer algo inspirador, que alimentara la esperanza .
Su vida cambió durante unas vacaciones en 2012. En aquella oportunidad, visitó Filipinas en compañía de su novia, LaLa Javier, que también es de origen filipino y estilista. Los dos instalaron un salón en la que era la peluquería del difunto padre de ella. En ese lugar, ofrecieron cortes gratuitos a los niños y jóvenes de bajos recursos.
Una tarea inspiradora
La experiencia con los niños de Filipinas dejó un gran impacto a Mark Bustos. Él siempre ha afirmado que la apariencia no es lo más importante, pero sí que en parte tiene gran relevancia. Asegura que una persona con un buen corte de cabello tiende a inspirar más respeto entre los demás. Sin embargo, lo más importante es que el beneficiario del corte incrementa la seguridad en sí mismo.
Durante su viaje a Filipinas lo sorprendió el gran efecto emocional que los cortes de cabello tuvieron sobre los niños. Así que de regreso a Nueva York se propuso continuar con esa obra. En esta ocasión, dedicaría los domingos a esa labor: hacerle un corte de cabello a los más necesitados. Desde entonces realiza esa tarea que beneficia a seis personas por semana.
Lo que hace Mark Bustos es salir temprano a buscar personas sin hogar que quieran cambiar su apariencia. Se acerca a ellos y generalmente les dice: “Hoy quiero hacer algo bueno por ti”. Según lo que ha declarado, alrededor del 80 % de estas personas aceptan su ayuda.
Antes de hacerles el corte de cabello, Mark Bustos les entrega algunas provisiones para que se alimenten y también un kit con productos de aseo. Si aceptan hacerse el corte de cabello, de inmediato se inicia el procedimiento en plena calle. Si no quien cambiar su apariencia, simplemente se quedan con la comida y los productos de higiene.
Ser especial para alguien
Mark siempre va acompañado por un fotógrafo amigo suyo, Devin Masga. Quiso, desde el comienzo, dejar un registro de su labor con el objetivo de inspirar a otros. Mientras él realiza el procedimiento estético a las personas sin hogar, también aprovecha para conocer sus historias. Al momento de publicar la fotografía en sus redes sociales, aprovecha para compartirlas.
Sin duda, la experiencia que más lo marcó fue la de la primera persona sin hogar a la que le cortó el cabello. Era un hombre llamado Jamar, que hablaba poco y parecía completamente indiferente a lo que sucedía a su alrededor.
Sin embargo, cuando Mark terminó su trabajo y él pudo verse al espejo, de inmediato cambió su estado de ánimo. Al final preguntó si sabía de algún lugar en donde estuvieran contratando empleados. Eso le hizo ver al peluquero que el cambio de apariencia iba mucho más allá de algo físico. Al ver una mejor versión de sí mismos frente al espejo, también surgía una luz de esperanza.
Mark Bustos es la prueba de que hacer feliz a los demás, incluso con pequeños aportes, es una vía para sentirse mejor con uno mismo y darle mayor sentido a nuestro paso por el mundo.
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- Yubero, S., & Larrañaga, E. (2002). Concepción del voluntariado desde la perspectiva motivacional: conducta de ayuda vs. altruismo. Pedagogía Social. Revista Interuniversitaria, (9), 27-39.