El poder de la atracción nace de la confianza en uno mismo

El poder de la atracción nace de la confianza en uno mismo
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 18 noviembre, 2019

La atracción mental tiene a menudo mucha más fuerza que la física. Gracias a ella se crea un impacto del que no podemos escapar ni aun cerrando los ojos. Sin embargo, para crear este efecto hemos de trabajar en primer lugar una adecuada autoconfianza. Porque nada tiene más poder de atracción que la sensación de merecimiento.

A la hora de hablar de esta dimensión, no hemos de pensar exclusivamente en el campo de la seducción, en esas artes cautivadoras donde afinar sabias estrategias para conquistar a una posible pareja afectiva.

Las personas, a menudo, necesitamos poner en práctica nuestras dotes de atracción con muy diversos fines: conseguir un trabajo, captar nuevos clientes, agradar a quienes nos rodean, crear un impacto en un grupo de personas determinadas…

“No es suficiente con conquistar, uno debe aprender a seducir”

-Voltaire-

Hablamos cómo no, del éxito social. Pero hay un aspecto esencial que vertebra la interesante dimensión del poder de la atracción y que a menudo concebimos de forma errónea. Para ejercer una impresión positiva, cautivadora o atractiva a quien tenemos enfrente hemos de mantenernos siempre fieles a nosotros mismos.

Porque la falsedad no se sostiene, tiene muecas, lados falsos y maniqueísmos poco espontáneos. La famosa frase “sé siempre tú mismo” no es un simple cliché.

Esa frase es una realidad, porque bajo la autenticidad se extienden muchas más raíces que la nutren y le dan forma: la autoconfianza, un adecuado crecimiento personal, la seguridad de que merecemos aquello que queremos y un toque de mágica soltura que se adquiere poco a poco con la experiencia.

Te proponemos ahondar en las interesantes dimensiones que vertebran el poder de la atracción.

Pareja bailando

Las dos curiosas leyes del poder de la atracción

Erin Whitchurch es una investigadora de las ciencias del comportamiento en la Universidad de Virginia, en Charlottesville. Según sus trabajos en el campo de la atracción humana, se pueden diferenciar dos tipos de leyes que nos resultarán muy interesantes y que explicarían, en cierto modo, muchas de esas sensaciones que todos hemos tenido.

Reciprocidad

Una de las fuerzas con más poder en el ámbito de la atracción es el principio de la reciprocidad. Nos atraen aquellas personas que nos tienen en cuenta y que, de modo espontáneo, hacen cosas por nosotros.

Son personalidades con una gran apertura emocional, que transmiten confianza y que a su vez, ponen en práctica esa reciprocidad auténtica donde aceptan recibir pero ante todo priorizan el ofrecer.

PAreja mirándose con atracción

Incertidumbre

Por otro lado, también se habla del principio de incertidumbre. Esta ley parte de la física, sin embargo, se aplica también al campo comportamental porque define algo tan curioso como evidente. Hablamos de ese  influjo casi magnético que ejercen muchas personas sin que sepamos muy bien la razón.

Dominan las artes de la persuasión, el misterio y una plena confianza en ellos mismos. Captan nuestra atención porque no sabemos muy bien qué esperar y esa incertidumbre se transforma en todo un desafío para nuestro cerebro.

 

Los tres tipos de conexiones emocionales en el campo de la atracción

El poder de la atracción está íntimamente vinculado al mundo emocional. Envolvente y hasta hipnótica, esa energía contagiosa parte de tres tipos de conexiones muy concretas. Son las siguientes:

  • La confianza y la comodidad. Cuando una persona nos hace sentir bien, cuando sabe poner en práctica una adecuada apertura emocional basada en la confianza y la cercanía, logra cautivar de forma muy positiva.
  • La Inteligencia Emocional. Esta dimensión no puede faltar en todos y cada uno de los ámbitos de nuestra vida. El poder de la atracción se nutre directamente de sus pilares: la empatía, la asertividad, la autoestima o unas buenas habilidades de comunicación son dimensiones “mágicas” para conectar con quienes nos rodean.
  • Singularidad. En esta dimensión se integra en el principio de incertidumbre. Lo podríamos definir como nuestro “sello de marca”. Todos tenemos “un algo” en nuestro interior que nos hace ser únicos y, a su vez, impredecibles para un observador externo. Encontrar ese matiz de “poder” puede ser nuestra mejor ventaja frente a los demás.

Desarrollar la confianza personal para “encender” tu capacidad de atracción

Flor que nace en el asfalto
Podemos describir la autoconfianza como ese modo auténtico, pleno y respetuoso de relacionarnos con nosotros mismos. Hacerlo del modo adecuado dará lugar a un sentimiento positivo hacia nuestra propia persona para conseguir así, ese impulso vital y esa fuerza con la que “encender” nuestra capacidad de atracción.

 

Visualiza por un momento una tierra yerma, desnuda de flores, sin árboles. No hay vida, no hay belleza, solo soledad. Para conseguir una buena autoestima necesitamos sembrar muchas semillas en este terreno árido. Todas esas plantas irán floreciendo y con el tiempo harán de ti una persona mucho más hermosa y atrayente, porque transmitirás templanza, seguridad, encanto…

“La autoestima no es tan vil pecado como la desestimación de uno mismo.”

-William Shakespeare-

Sin embargo, lo que de verdad te hace fuerte son las raíces que hay bajo tierra, esas que te confieren firmeza y que  recuerdan cada día que mereces lo que buscas, y que puedes alcanzar lo que desees si así te lo propones. Ahí es donde se halla la autoconfianza, eso que nadie ve pero que vas logrando con el tiempo.

Para conseguirlo, reflexiona unos momentos en las siguientes dimensiones:

  • Aprende a depender de ti mismo, sé tu propio dispensador de autoestima. No necesitas que nadie te diga lo que vales o lo que mereces.
  • Sé tolerante con tus errores y nunca infravalores tus logros.
  • Atrévete a salir cada día un poco más de tu zona de confort, haz de tus miedos desafíos cotidianos.
  • Sé capaz de ver a los demás del mismo modo que te ves a ti mismo: con respeto, con curiosidad, con afecto…
  • Nunca quieras ser algo que no eres: la falsedad no encaja con el poder de la atracción.

Por último y no menos importante, intenta descubrir día a día qué es aquello que te hace diferente de los demás, aquello que te hace único y especial. Ahí es donde se halla ese detalle singular que da forma al principio de incertidumbre que tanto funciona en el poder de la atracción.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.