Mark Twain: biografía del "padre" de la literatura norteamericana

Mark Twain retrató con ingenio y acierto las diferencias sociales que caracterizaban a esa Norteamérica profunda de finales del siglo XIX 
Mark Twain: biografía del "padre" de la literatura norteamericana
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 03 diciembre, 2018

Fue William Faulkner quien definió a Mark Twain como “el padre” de la literatura americana. Sin embargo, en su época, los periódicos veían a Samuel Langhorne Clemens como a un filósofo, un intelectual con aires de aventurero y escritura ácida y de magistral ingenio capaz de regalarnos personajes ya inolvidables como lo fueron Tom Sawyer o el mejor amigo de este, Huckleberry Finn.

No nos equivocamos en señalar que si en Reino Unido tuvieron a Dickens, en Estados Unidos la literatura y el periodismo se vio iluminado por una figura similar. Mark Twain tuvo en su pluma la misma maestría y originalidad literaria, pero además, le caracterizó siempre sus grandes dotes como orador y humorista, llevando así a la cultura americana a una época dorada difícil de olvidar.

Ernest Hemingway llegó a decir incluso que la literatura estadounidense empezó y terminó con él. Queda claro que es una opinión algo exagerada, ahí tenemos sin duda a Edgar Allan Poe,  Nathaniel Hawthorne o Herman Melville. Sin embargo, hubo algo que diferenció exquisitamente a Mark Twain.

Nadie describió tan bien el carácter social, las desigualdades y ese retrato de la sociedad americana de la época. Su lenguaje no era refinado, no emanaba esa esencia de los escritores de la costa este. Twain era un aventurero de las tierras de Missouri, y toda su persona desprendía la sencillez y la pureza de la gente humilde de esas tierras del sur donde habitaba la picaresca, la esclavitud, la necesidad y el más elevado ingenio.

“No puede el hombre sentirse a gusto sin su propia aprobación”.

-Mark Twain-

Samuel, un aventurero del Mississipi

Clipper del Mississipi en los años de Mark Twain

Samuel Langhorne Clemens nació el 30 de noviembre de 1835 en Missouri. El pseudónimo de Mark Twain lo utilizaría a partir de 1862 para escribir sus libros tras varios años trabajando como piloto de barco de vapor fluvial. Su infancia, y todas las complejas vivencias experimentadas en esa primera juventud, marcarían como es de esperar gran parte de sus historias y de ese carácter despierto, aventurero y marcadamente crítico.

Entre las anécdotas que más marcaron su vida fue el hecho de nacer justo cuando el cometa Halley se aproximaba a la Tierra. No obstante, lo que determinó gran parte de sus primeros años fue sin duda las necesidades económicas de su familia. No pudo terminar la escuela, de manera que desde bien temprano empezó a trabajar en una imprenta y más tarde como piloto fluvial.

Tras el estallido de la Guerra Civil (1861-1865) Samuel dejó su trabajo y decidió irse hasta Nevada para buscar oro. Su hermano había sido nombrado secretario del gobernador de este estado, con lo cual, no dudó demasiado en pasar unos años conociendo aquellas tierras.

Intentó hacerse rico (sin éxito), convivió con pueblos mormones, trabajó como periodista para el Territorial Enterprise y, más tarde, se embarcó de nuevo en nuevos viajes. Esta vez por Europa hasta llegar a Oriente Próximo.

El nacimiento de Mark Twain

Mark Twain joven

Samuel Langhorne Clemens dio paso a Mark Twain tras la publicación de un relato corto: La célebre rana saltarina del distrito de calaveras. El éxito conseguido con esta obra marcó en su vida un antes y un después. Tras ese reconocimiento literario, llegaría:

  • Guía para viajeros inocentes (1869)
  • Los inocentes en el extranjero (1882)
  • Príncipe y mendigo (1882)
  • Un yanqui en la corte del Rey Arturo (1889)…

Todas estos títulos son meros ejemplos de la capacidad creativa y originalidad de una figura que estaba haciéndose un lugar propio entre la sociedad cultural americana de aquella época. Por aquel entonces, ya se había casado con Olivia Langdon y perdió a su primera hija, Susy, que falleció de difteria a los dos años.

Aquella pérdida provocó que sintiera especial cercanía hacia el mundo infantil y juvenil. Fue en 1876 cuando llegó su libro fetiche: Tom Sawyer. Más tarde le siguió Huckleberry Finn, dos tesoros literarios que contenían en sus páginas mucho más que las simples aventuras de un niño durante los días previos a la Guerra Civil.

Mark Twain diseccionó en detalle (mediante un estilo cómico y ácido) esa esencia de la Norteamérica de la época donde habitaba el racismo, el hambre, las diferencias sociales y la crueldad humana. Las historias se inscribían en un escenario sobradamente familiar para Samuel: esa orilla del Mississipi donde habitaban los más variopintos personajes, las más ingeniosas criaturas…

La deriva personal y el reconocimiento

Ilustración de Huckleberry Finn

Mark Twain fue una de las figuras más comprometidas de la época con los derechos humanos. Fue un firme partidario del abolicionismo y defendió, a su vez, la necesidad de justicia y respeto hacia otras comunidades étnicas y la emancipación de la mujer. También realizó uno de los discursos más famosos de aquella época al pedir el voto femenino. Asimismo, Mark Twain quedó admirado por la activista política y sordociega Hellen Keller, que se preocupó siempre por su bienestar. Hasta el punto de pagarle su formación.

Ahora bien, el carácter aventurero y arriesgado del viejo Samuel L. Clemens no lo abandonó nunca. Ello hizo que al final de su vida le acompañaran las dificultades económicas. Fue un mal inversor y pudo sobrevivir a duras penas dando conferencias.

Sus últimos años estuvieron marcados por la pesadumbre. Perdió a su esposa y a sus hijos. Decir adiós a quienes amaba restó algo de brío e ingenio a sus libros. Sin embargo, la Universidad de Oxford, le otorgó el doctorado Honoris Causa a su talento. Reconocimiento a su estilo y a ese legado literario que seguimos disfrutando.


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  • Lauber, John (1990). The Inventions of Mark Twain: a Biography (en inglés). Nueva York: Hill and Wang
  • Ledermann, W. (2013). Memorias literarias de la difteria: Mark Twain, WG Sebald y el síndrome de Stendhal. Revista chilena de infectología30(1), 98-102
  • Loving, Jerome (2010). Mark Twain: the adventures of Samuel L. Clemens. University of California Press

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