Medusa y Perseo, un mito sobre la salvación por el arte
El mito de Medusa y Perseo es para muchos una metáfora del espanto y de cómo es posible salvarse de este mediante el arte. Para otros, representa un mito femenino, en el que la mujer ultrajada se convierte en algo monstruoso. Una imagen peligrosa que aterra y deja estupefacto a cualquiera que la contemple.
Hay varias versiones del mito de Medusa y Perseo. Sin embargo, la más clásica nos cuenta que ambos tuvieron un origen trágico. Medusa era una de las tres gorgonas, todas hijas de Forcis y Ceto. De las tres, Medusa era la más bella y también la única mortal. Era tan grande su belleza que despertó admiración entre dioses y hombres.
Se cuenta que Poseidón se sintió tan cautivado que la violó sobre el mármol en el tempo de Atenea. Esa diosa no toleró semejante profanación y entonces convirtió a Medusa en un horrible monstruo, como lo eran sus hermanas. Le puso manos metálicas y colmillos afilados. Los hermosos cabellos de Medusa se convirtieron en serpientes.
Además, le dio unos ojos de los cuales salía una luz terrible. Desde entonces, todo aquel que la mirase a la cara quedaría convertido en piedra. Luego, la desterró a los confines del mundo de los vivos. Medusa estaba encinta. A partir de ese momento, se convirtió en uno de los monstruos más temidos.
“Algún día aprenderás que ser mitad humano te hace más fuerte que ser sólo un dios”.
-Sam Worthington-
El origen de Perseo
Nos cuenta el mito de Medusa y Perseo que el rey de Argos supo por un oráculo que el hijo de su hija le daría muerte. Para evitar el cumplimiento de la profecía, encerró a su hija Dánae en una cámara hermética de bronce que puso en un lugar subterráneo. Sin embargo, Zeus estaba enamorado de ella. La fecundó convirtiéndose en una lluvia de oro que penetró la cámara.
Más adelante nació Perseo. Su llanto alertó al abuelo sobre lo sucedido. El rey decidió entonces encerrar a Danae y a Perseo en un cofre de madera y arrojarlo al mar. Los dos fueron rescatados en una isla. Perseo creció y se convirtió en un bello joven. Había un pretendiente que quería quedarse con su madre. Entonces Perseo se comprometió a matar a Medusa como medio para evitarlo.
Atenea, que ya tenía un viejo rencor con Medusa, se ofreció a ayudarlo. También lo hizo Hermes. Lo guiaron para que fuera a donde las Grayas . Estas eran tres ancianas proféticas, parientes de Medusa, que tenían un solo ojo y un solo diente. Perseo aprovechó un descuido y las despojó del ojo y del diente. A cambio de devolverlos, ellas tenían que indicarle el camino hacia las Ninfas.
Los poderes de Perseo
Cuenta el mito que cuando el valiente joven llegó a donde las ninfas, estas le obsequiaron unas sandalias aladas para que pudiera volar por los aires. También le entregaron el casco de Hades, el cual estaba hecho de piel de perro. Quien lo portara, se haría invisible. Finalmente, le dieron una alforja. Hermes, por su parte, le regaló una hoz afilada y un escudo brillante.
Armado de esta manera, Perseo fue a buscar a las gorgonas. En su camino encontró muchas estatuas de piedra. Eran los cuerpos de quienes habían llegado hasta allí y habían mirado a Medusa a la cara. Supo que debía ser precavido y por eso esperó el momento oportuno.
Una vez que las gorgonas se quedaron dormidas, Perseo ubicó su brillante escudo de tal modo que allí se reflejara el rostro de Medusa. Así evitaba mirarla a la cara. Luego, tomó la hoz y de un solo tajo le quitó la cabeza. Del cuerpo de ella salieron el caballo Pegaso y Crisaor, un gigante. Eran los hijos que estaba gestando.
Interpretaciones del mito de Medusa y Perseo
Según lo dice el mito de Medusa y Perseo, desde entonces el joven héroe empleó la cabeza de Medusa para vencer a sus enemigos. Pese a todo, tal cabeza no perdía su poder. La metió en la alforja que llevaba y gracias a ella pudo enfrentar monstruos y enemigos. Solo sacaba el cráneo de Medusa y, cuando los demás lo veían, se convertían en piedra.
Se dice que el mito de Medusa y Perseo guarda relación con el arte de manera simbólica. En particular, el escudo de Perseo representa una manera de enfrentar el horror de manera indirecta. Es lo que hace el arte: refleja. Permite mirar el espanto, pero al mismo tiempo evitar que este nos paralice de terror.
Así mismo, la cabeza de Medusa se convierte en la principal arma de Perseo. Se puede ver de forma simbólica también. Es con el arte como logramos enfrentar esos demonios y enemigos internos que acechan. La cabeza de Medusa sería la obra, el resultado, el producto de la creación.
No obstante, otras lecturas del mito nos hablan de una sociedad misógina, en la cual el peso del castigo por la actividad sexual recae sobre la mujer, incluso al tratarse de una violación, como narra la historia de Medusa. Esta interpretación, por desgracia, se mantiene vigente en una sociedad en la que aún en muchas ocasiones se castiga a la víctima de violencia sexual, mientras el victimario permanece en la impunidad.
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- Hoys, A. M. V. (2004). La Gorgona Medusa¿ Un posible mito tartésico?. Huelva arqueológica, (20), 195-214.