Melanie Klein y el psicoanálisis infantil
La historia de Melanie Klein es la de una de las mujeres más importantes del psicoanálisis, pero también la de un ser humano que atravesó profundos duelos y la de una intelectual que enfrentó fuertes oposiciones y controversias. Su encarnizado debate con Anna Freud marcó toda una época.
A Melanie Klein se le considera la fundadora del psicoanálisis británico. Es la única mujer en la historia de esa corriente a la que se considera jefa de una escuela.
Su vivacidad intelectual y su carácter contestatario despertaron grandes pasiones, bien fuera de admiración o de rechazo. Su obra sigue siendo objeto de discusión, pero al mismo tiempo de grandes elogios. Sus escritos han sido traducidos a 15 idiomas.
“Una de las muchas experiencias interesantes y sorprendentes del principiante en el análisis de niños es encontrar en los niños muy pequeños, incluso una capacidad de visión que a menudo es mucho mayor que la de los adultos”.
-Melanie Klein-
Esta gran psicoanalista austriaca desarrolló su labor principalmente con niños. A ella se le debe la estructuración de la técnica del juego como medio para acceder al inconsciente infantil. Se apartó de las tesis de Freud en varios aspectos y aportó una perspectiva consistente y renovada del psicoanálisis clásico.
El comienzo de la vida de Melanie Klein
Melanie Klein nació en Viena, el 30 de marzo de 1882. Era hija de un judío polaco, que, a su vez, provenía de una familia muy religiosa y ortodoxa en sus creencias. El padre tuvo una ruptura con esa línea familiar y estudió medicina. Tuvo un primer matrimonio arreglado que fracasó. Luego se casó con Libussa Deutsch, una mujer mucho menor que él, de personalidad tiránica y destructiva. El matrimonio nunca se llevó bien.
Melanie Klein fue la menor de cuatro hermanos. Tenía celos de una de sus hermanas y precisamente ella murió de tuberculosis, cuando Melanie tenía 4 años. Esto sembró en ella una semilla de culpa de la que jamás pudo deshacerse.
De otro lado, Melanie tuvo una relación estrecha y compleja con su hermano Emmanuel. Este fue el único que la apoyó cuando expresó su intención de estudiar medicina. Sin embargo, el afecto entre ellos iba más allá y tenía claros visos incestuosos. Emmanuel se fue de la casa para vivir en Italia.
Una vida difícil
El padre de Melanie murió cuando ella tenía 18 años. A esto se sumó el hecho de que su querido hermano Emmanuel murió poco después, víctima de su alcoholismo y una vida desordenada.
Poco después, Melanie Klein decidió casarse con un ingeniero químico. Abandonó la idea de estudiar medicina. Tuvo tres hijos, pero su vida de hogar la hacía muy infeliz.
Sus dos hijos mayores crecieron básicamente al lado de su abuela, Libussa, quien frecuentemente le recomendaba a Melanie irse de viaje para equilibrar su ansiedad y su depresión. Luego le enviaba cartas agresivas en las que la acusaba de abandonar a sus hijos. Cuando la madre murió, Melanie Klein comenzó un análisis con Sandor Ferenczi, para tratar su depresión.
Allí comenzó a familiarizarse con el psicoanálisis, especialmente después de que presenció una lectura de Sigmund Freud en un congreso realizado en Budapest.
Ferenczi le llama la atención sobre su gran capacidad intuitiva para comprender a los niños. Desde entonces, Melanie Klein se inclina por esta área y comienza a producir trabajos interesantes.
Una psicoanalista de grandes controversias
Uno de los aspectos controversiales de Melanie Klein fue que sus primeros trabajos los basó en el análisis que hizo de sus hijos. Poco a poco, Klein fue ganando prestigio dentro del círculo psicoanalítico y trabó grandes amistades, como la que sostuvo con Ernest Jones. Con él libró grandes batallas y conformó la sociedad psicoanalítica de Gran Bretaña.
Melanie se divorció de su esposo y se radicó en Inglaterra, adoptando esa nacionalidad. Allí fue protagonista de una aguda polémica con Anna Freud, en torno al psicoanálisis infantil. Era tan apasionada la disputa, que una vez el propio Ernest Jones tuvo que detener el debate, porque Londres estaba siendo bombardeada y ellas no se habían dado cuenta.
Melanie Klein hizo un segundo psicoanálisis con Karl Abraham, a quien siempre consideró su verdadero maestro. Sin embargo, él murió un año después de iniciado el proceso. También murió el hijo mayor de Melanie, en un accidente de escalada. Aunque es posible que haya sido un suicidio. Su hija Melitta se convirtió en una de sus más ardientes contradictoras, asunto que le causaba gran aflicción.
Melanie Klein escribió solo un libro, El psicoanálisis de niños, y una treintena de ensayos. Eso bastó para darle un lugar de honor en la historia del psicoanálisis. La escuela kleiniana tiene muchos adeptos en la actualidad. La fundadora de la misma, murió en 1960 por un cáncer de colon.
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- Niño, M. V. (2010). Melanie Klein. Su vida y su obra. Psicoanálisis: Revista de la Asociación Psicoanalítica Colombiana, 22(2), 51-58.