Memoria semántica: definición, características y trastornos asociados
¿Qué es una célula? ¿Cuál es la capital de tu país? ¿Cuántos planetas hay en nuestro sistema solar? ¿Quién es el presidente de Estados Unidos? ¿Cuántos números impares hay entre el cero y el diez? ¿Cuál es la dirección de tu casa? El tipo de memoria que almacena la información que necesitas para responder cada una de estas preguntas se conoce como memoria semántica.
La memoria semántica es un tipo de memoria a largo plazo. Gracias a ella, podemos recordar la gramática de un idioma, las letras del alfabeto, los números, etc. Hablamos de un soporte con un valor extraordinario a la hora de desenvolvernos en el día a día.
¿Qué es exactamente la memoria semántica?
Es una memoria a largo plazo que nos permite codificar, consolidar, almacenar y recordar significados, comprensiones y hechos sobre el mundo. La memoria semántica hace de almacén para nuestro bagaje de conocimientos sobre el entorno.
Así, se trata de un tipo de memoria explícita o declarativa. Decimos que es explícita porque puede ser recuperada de manera voluntaria. También decimos que es declarativa porque se puede verbalizar o explicar.
Por ejemplo, intenta responder a la siguiente pregunta: ¿cómo se llama la galaxia en la que vivimos? Para responder tuviste que recordarlo de manera consciente y buscar entre tus conocimientos la respuesta más probable para la pregunta.
Es importante no confundir la memoria semántica con la episódica, que es el otro subtipo de memoria explicita. Para distinguirlas, piensa que la episódica se refiere a sucesos que nos acontecieron en un lugar y tiempo determinado, mientras que la semántica alude al conocimiento general o especifico que tenemos del mundo.
En la memoria episódica hay una referencia clara al tiempo, el espacio y el yo. Mientras que en la semántica, esta referencia se pierde. ¿Quieres comprobarlo? Responde a las siguientes preguntas: ¿Qué día (o año) y en qué lugar aprendiste que 2+2 es igual a 4? ¿Qué día (o año) y dónde celebraste tu graduación?
¿Ves? Es más complicado ubicar con exactitud en espacio y en tiempo el conocimiento que tenemos (2+2=4). Tú puedes recordar o saber cuáles son las capitales de los países europeos, pero no recordar el momento exacto en el que las aprendiste.
Con la memoria episódica sucede lo contrario, para ella es necesario el espacio y el tiempo. Por eso es más fácil que puedas recordar el día y el lugar dónde te graduaste de la escuela o la universidad, cómo estaba decorado el lugar, quiénes estaban ahí presentes, etc.
Características de la memoria semántica
Hemos venido planteando algunas características de la memoria semántica. ¿Puedes describirlas? Si los ha hecho, entonces acabas de usar tu memoria semántica. Al acceder a lo que recuerdas de lo que has leído sobre la memoria semántica has usado, precisamente, ese tipo de memoria.
Una característica clave de esta memoria es que solo codifica, consolida, almacena y recupera conocimientos, conceptos, significados y comprensiones sobre el mundo, los demás o nosotros mismos. Mediante ella podemos saber cómo es nuestro mundo, qué edad tenemos y cómo se comporta un familiar cuando se emborracha. En ella podemos albergar conocimientos sobre hechos históricos como, por ejemplo, la primera guerra mundial.
La memoria semántica se caracteriza por permitirnos entender el entorno en el que vivimos y a nosotros mismos, ya que nos ayuda a reflexionar sobre nuestras características personales. Los conceptos que en ella se almacenan nos van dando fundamento para construir nuestras creencias, saberes, expectativas e ideas.
Otra característica es que no precisa de una referencia temporal ni espacial para poder configurarse. Saber que Europa es un continente no requiere de una experiencia espacial o temporal sobre Europa. Basta con leerlo en un libro o ver un mapamundi. Para recuperar dicha información no se necesita rememorar un lugar o un momento, solo es necesario recordar el concepto y la información que se ha leído o escuchado sobre Europa.
Este proceso de recuperación nos lleva a otra característica: la consciencia. Al acceder o reconstruir la información que la memoria semántica ha codificado lo hacemos de manera intencional, en el sentido de que empezamos a buscar, en nuestro cúmulo de saberes, la información que necesitamos, por ejemplo, qué es Europa o dónde está ubicada.
La memoria semántica se caracteriza también por mantener el recuerdo de nuestras representaciones del conocimiento semántico, o sea, las representaciones sobre las palabras, las cosas y su propiedad que nos ayudan a entender el mundo y nos facilitan la interacción con él.
Trastornos asociados
¿Qué trastornos, enfermedades o alteraciones pueden afectar la memoria semántica? Veamos algunos de ellos:
- Enfermedad de Alzheimer: este trastorno neurodegenerativo se caracteriza por un deterioro de la memoria -entre otros síntomas- que no solo afecta la memoria episódica, sino también a la semántica. En consecuencia, la persona puede olvidar el año en el que vive o los años que tiene, etc.
- Demencia semántica: esta demencia se caracteriza por un deterioro progresivo de la capacidad de reconocer objetos, comprender palabras. Para poder reconocer un objeto o saber el significado de una palabra se necesita de la memoria semántica.
- Amnesias: las amnesias se caracterizan por la incapacidad de recordar (amnesia retrógrada) o por la incapacidad de almacenar nueva información o conocimiento (amnesia anterógrada). La persona amnésica no solo puede olvidar sucesos de su vida, sino también el conocimiento que tenía sobre algún campo del saber o del mundo, en general.
- Traumatismos craneoencefálicos: un golpe fuerte que lesione las regiones del cerebro involucradas en la memoria semántica, como el lóbulo temporal o el hipocampo, puede llegar a provocar disfunciones o alteraciones en este tipo de memoria, imposibilitando la recuperación de recuerdos.
Para terminar, la memoria semántica nos permite recuperar significados y conceptos sin necesidad de recurrir o partir de una experiencia específica. No se representa en términos temporales ni espaciales y el origen de la información que contiene es difuso -no es clara su procedencia cuando lo recuperamos-. Este tipo específico de memoria es el enlace que nos conecta con el mundo y sus fenómenos.
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