Miedo a la psicoterapia por evitar encontrarnos con nosotros mismos
Admitir que necesitamos ayuda nunca resulta fácil, antes de aceptarlo podemos llegar a pasar por muchos baches y estar al límite de nuestras fuerzas, mientras que seguimos soportando lo que llevamos arrastrando durante mucho tiempo. Hasta que finalmente vemos que no nos gusta el tipo de vida que estamos llevando, y acabamos por darle un mayor sentido a la psicoterapia.
Cuando ya nos ha sobrepasado y desbordado la situación que vivimos, y nos sentimos insatisfechos con lo que experimentamos, perdidos y desorientados, sin saber qué rumbo tomar; se nos presenta la psicoterapia como una buena opción para ubicarnos y reencontrarnos con nuestra identidad.
La psicoterapia nos da la oportunidad de obtener un mayor abanico de perspectivas acerca de lo que estamos experimentando en nuestras vidas
Resistencia a encontrarnos con la emoción
Cuando hemos estado durante mucho tiempo desconectados de nosotros mismos, debido a que nos estábamos protegiendo de algo, hemos estado evitando una situación durante mucho tiempo sin querer pasar por ella, distrayéndonos pasando de una cosa a otra.
Como las personas que tras terminar una relación de pareja, enseguida se enganchan a otra relación, sin experimentar una necesidad de duelo, sin llegar a entrar en sí mismas; viviendo lo que ha supuesto esa pérdida. Desconectando del dolor y de los aprendizajes que le aporta esa situación.
Esta forma de actuar, nos lleva a rechazar una situación que requiere de un asentamiento y de una instrospección necesaria, para no seguir cometiendo los mismos errores, para hacer una evaluación global de lo que está sucediendo en nuestras vidas. Sin embargo este proceso es duro y requiere de recursos.
“Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de sus vidas, fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma.”
-C.G.Jung-
Perdiéndonos en la tormenta
Cuando una persona no quiere entrar en el estado en el que se encuentra tras lo sucedido, y desvía toda la atención a engancharse con cualquier otra cosa que le permita seguir con esa desconexión, es debido a los temores propios de alguien que se ve sin recursos para sostener esa experiencia, y por lo tanto, a modo de protección decide escapar y huir.
Inevitablemente acabamos por perdernos a nosotros mismos, la huida que hemos emprendido nos ha aliviado de forma transitoria. Al igual que hemos perdido la oportunidad de observar nuestros miedos, conocer nuestras limitaciones, obtener un mayor conocimiento de nosotros mismos, y en definitiva frenar nuestra madurez y crecimiento personal.
Este alivio transitorio tiene sus consecuencias, y tampoco podemos sostenerlo durante mucho tiempo, aunque podemos ir pasando de una cosa a otra durante largos periodos de tiempo, hasta que finalmente nos demos el batacazo, y nos veamos totalmente perdidos sin ningún tipo de recurso para seguir avanzando.
Y es que esos recursos que nos permiten ir avanzando en las distintas situaciones en las que nos vamos encontrando, los hemos ido rechazando, perdiendo la oportunidad de cuando podíamos ir aprendiéndolos a través de las distintas experiencias que nos ha ofrecido la vida.
La psicoterapia nos ayuda a reencontrarnos
El psicólogo/a es quien mejor puede ayudarnos en este tipo de situaciones, en las que nos vemos faltos de recursos para sostener muchas de las experiencias con las que nos tropezamos una y otra vez, viviéndolas con sufrimiento y malestar. Al haber entrado en esta dinámica donde no encontramos salida.
Todas las respuestas al fin y al cabo están en ti, eres tú quien tendrá que hacer el esfuerzo y atreverse para dar cada uno de los pasos que te lleven a ser responsable de lo que vives y cómo lo vives
Cada persona tiene su propio proceso, con un tiempo y ritmo diferente, sin embargo lo importante es comenzar por construir este proceso y transitarlo hasta encontrarnos con nosotros mismos, y hacer los aprendizajes que no hicimos en su momento, encontrando y adquiriendo los recursos que nos aportarán una mayor fortaleza para no seguir huyendo de nuestra propia experiencia.
Con esto entenderemos y nos haremos conscientes de lo necesario que resulta atravesar aquello que nos entristece, que nos deja sin aliento, apaga nuestra alegría y nos llena de amargura. Es necesario masticarlo para digerirlo y asimilarlo. De este modo estaremos preparándonos para lo que supone vivir.
“Me doy cuenta que si fuera estable, prudente y estático viviría en la muerte. Por consiguiente, acepto la confusión, la incertidumbre, el miedo y los altibajos emocionales, porque ése es el precio que estoy dispuesto a pagar por una vida fluída, perpleja y excitante.”
-Carl Rogers-