Miss Lucy R., un caso de histeria
Miss Lucy R. fue un caso de histeria muy interesante que trabajó Sigmund Freud en consulta. El proceso terapéutico comenzó hacia finales de 1892. La paciente había sido remitida por Wilhelm Fliess, un otorrinolaringólogo que era amigo y confidente de Freud y ejercía sobre él una notable influencia.
¿Por qué Miss Lucy R. había sido remitida desde el consultorio de un otorrinolaringólogo al de un neurólogo que estaba avanzando apenas en la creación de psicoanálisis? Este caso de histeria nos cuenta que la pudorosa Miss Lucy sentía que de pronto llegaban a su nariz unos olores poco agradables. Esto la apenaba y la inquietaba.
Fliess comprendió que no se trataba de un caso orgánico, sino que había una implicación mental en ello. Por eso la derivó a Freud. Este caso de histeria le permitió al padre del psicoanálisis corroborar, una vez más, los fundamentos de su teoría. También fue importante en el avance de su técnica de tratamiento.
“Las emociones inexpresadas nunca mueren. Son enterradas vivas y salen más tarde de peores formas”.
-Sigmund Freud-
Un caso de histeria
Cuando Miss Lucy llegó al consultorio de Freud, sufría de una rinitis infecciosa muy notoria. Su nariz se mantenía congestionada; un síntoma la incomodaba mucho. Trabajaba como institutriz de unas niñas y su condición de salud le impedía realizar sus actividades con tranquilidad. De hecho, dijo, había perdido el olfato. No podía captar ningún aroma , excepto, uno de harina quemada que a veces llegaba súbitamente.
Este último dato fue el que le permitió a Freud establecer que no estaba ante un caso de enfermedad orgánica, sino frente a un síntoma inconsciente. No era lógico que hubiera perdido el olfato para todos los olores, excepto para uno.
Según la teoría que Freud aún estaba construyendo, el síntoma hablaba de un caso de histeria. A su vez, la histeria era el resultado de un trauma. Por lo tanto, había que escudriñar en la vida de Miss Lucy para encontrar ese trauma y traerlo a la vida consciente. Así desaparecería el síntoma. Adicionalmente, no se trataba de indagar por cualquier trauma, sino por uno de carácter sexual.
Miss Lucy y las niñas
La pista que el inconsciente daba era el olor a harina quemada. Este debía estar asociado con alguna vivencia de Miss Lucy. En principio, y como era su costumbre en aquel entonces, Freud intentó hipnotizar a la chica. Sin embargo, ella se resiste y no entra en el estado hipnótico.
Entonces el psicoanalista decide hablar con ella sin hipnosis. Es, de hecho, el primer caso que trata sin el uso de esta técnica. La conversación lleva a que Miss Lucy recuerde un episodio en el cual había estado presente el olor de la harina quemada.
Sucedió una tarde. Ella estaba horneando unos panes. No se sentía muy bien en aquel entonces, ya que no tenía buenas relaciones con la gente de la casa. Sin embargo, se mantenía en ese trabajo, pues la madre de las niñas en su lecho de muerte le había pedido que no las dejara solas.
Aquel día, llegó una carta de su propia madre. Las niñas se la quitaron y bromearon con no dársela. Miss Lucy sintió ganas de irse de aquella casa y volver con su madre. En medio de todo ese cruce de sensaciones, los panes se tostaron, produciendo el olor a harina quemada.
El trauma de fondo
Desde el punto de vista de la teoría de Freud, todo ese episodio configuraba una situación traumática. Sin embargo, no había un trauma sexual como tal, condición necesaria en un caso de histeria. De todos modos, Miss Lucy dejó de percibir el olor a harina quemada. Sin embargo, surgió un nuevo aroma persecutorio: el tabaco.
Siguiendo el hilo de su propia teoría, Freud interrogó a Miss Lucy sobre los sentimientos que albergaba por el padre de las niñas. Ella confesó que estaba enamorada de él, aunque no se lo había dicho a nadie. Recordaba el día en que él le había confiado a sus hijas, con un gesto de ternura que a ella la conmovió. El análisis prosiguió hasta que llegaron a un evento crucial.
Una noche, el padre de las niñas había invitado a varias personas a casa. Casi todos ellos fumaban tabaco. En el momento de la despedida, una de las mujeres presentes se despidió de las niñas con un beso en la boca. Esto enojó al padre, quien esperó a que todos salieran y volcó su ira sobre Miss Lucy. Le dijo que aquello no podía volver a repetirse y que, si sucedía, ella sería la responsable.
Cuando Miss Lucy recordó ese episodio, sus síntomas desaparecieron. Se volvió más alegre y estable. Dijo seguir amando al padre de las niñas, pero esto ya no le atormentaba. Además, a la larga, este terminó siendo un caso de histeria comentado ampliamente por Freud y Breuer.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Breuer, J., & Freud, S. (1956). Sobre el mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos. Revista de psicoanálisis, 13(3), 266-276.