Motivación extrínseca: características y ejemplos
Toda acción humana tiene un motivo que la impulsa. Puede ser el deseo de conseguir algo que queremos o el intento de evitar lo que no deseamos. Ahora bien, en algunas ocasiones nuestras acciones son producto del placer o satisfacción personal que nos brinda.
En otros casos, nuestras acciones están motivadas por la búsqueda de recompensas externas. Estos incentivos externos pueden venir, por ejemplo, en forma de dinero, ascensos laborales o elogios por parte de nuestros seres queridos. Aquí es donde entra en juego la motivación extrínseca.
¿Qué es la motivación extrínseca?
La motivación extrínseca es un concepto relevante de la psicología básica. Varios psicólogos investigaron el tema con valiosos aportes en el campo. Se destacan figuras como Deci y Ryan, quienes formularon la teoría de la autodeterminación; Albert Bandura, conocido por su teoría del aprendizaje social; y B. F. Skinner, cuyo estudio del condicionamiento operante también arrojó luz sobre el tema.
De forma genérica, decimos que se trata del tipo de motivación que se da por factores externos a la propia actividad. Además, en este caso, lo que empuja a la acción no está bajo el control directo de la persona que la realiza. En lugar de ello, depende de una combinación de factores internos y externos.
Cuando decimos que alguien realiza un acto para obtener algo «externo», nos referimos a que esa persona no lo hace porque le guste y le resulte satisfactorio, sino porque espera obtener algún tipo de recompensa —o evitar algún tipo de consecuencia negativa— que está fuera del acto en sí.
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Características principales
Para comprender de manera más completa y precisa la motivación extrínseca, y para distinguirla de otros tipos de motivación, es importante mencionar sus principales características.
Funciona con factores internos y externos
Aunque pueda sonar confuso, la motivación extrínseca no está vinculada, de forma exclusiva, a los factores externos. También podemos experimentarla por factores internos y personales que no están relacionados con el acto en sí mismo.
Por ejemplo, podemos decidir hacer deporte debido a nuestro deseo de perder peso o mejorar nuestra musculatura. En este caso, no hacemos ejercicio porque disfrutemos de ello, sino para obtener un resultado específico a cambio. A su vez, podríamos buscar a través de él aprobación o reconocimiento por parte de un tercero.
Puede estar orientada a recibir o evitar algo
Como ya dijimos, las personas extrínsecamente motivadas pueden tener dos expectativas principales: obtener algo deseado o evitar algo indeseado. Podríamos clasificar estos tipos como motivación extrínseca positiva y negativa;
- Motivación extrínseca positiva: la persona inicia, ejecuta y sostiene la acción con el propósito de una recompensa externa. Por ejemplo, un adolescente que estudia para obtener una buena calificación.
- Motivación extrínseca negativa: la persona se compromete con la actividad con el fin de eludir un castigo o consecuencia negativa. Por ejemplo, el mismo adolescente que estudia para evitar una reprimenda de sus padres.
Puede coexistir junto a la motivación intrínseca
A diferencia de la motivación extrínseca, que se basa en recompensas externas al acto, la motivación intrínseca surge del interés personal o el disfrute de la actividad en sí misma. ¿Esto significa que estas fuentes motivacionales son excluyentes? De ninguna manera.
De hecho, su aparición conjunta es bastante habitual. Un ejemplo de ello sería alguien que corre una carrera por el placer de correr y superar sus propios límites (motivación intrínseca) y porque está buscando ganar una medalla (motivación extrínseca).
Sin embargo, aunque la motivación intrínseca y extrínseca son compatibles, a menudo una de ellas puede predominar o manifestarse en mayor medida que la otra.
Ejemplos cotidianos de motivación extrínseca
Es muy sencillo encontrar ejemplos de la motivación extrínseca en la rutina diaria. Puede presentarse en cualquier ámbito de la vida, manifestándose de diferentes maneras:
- Trabajar horas extra para recibir un bono adicional.
- Llegar a tiempo al trabajo para evitar un descuento en el salario.
- Competir por premios o trofeos, como por ejemplo en un evento deportivo.
- Hacer tareas escolares y esforzarse en estudiar para obtener una buena calificación.
- Mejorar los hábitos alimentarios para ganar musculatura y recibir elogios por la apariencia física.
- Estar presente para nuestros amigos en momentos difíciles con la intención de sentirnos valorados por ellos.
Un dato curioso: la motivación extrínseca repetida reduce la motivación intrínseca
La teoría de la autodeterminación explora cómo los factores externos como el feedback y las recompensas pueden afectar nuestra motivación interna para hacer algo. Este modelo sugiere que cuando nos sentimos competentes y autónomos en una actividad por la cual recibimos comentarios positivos, nos sentimos intrínsecamente más motivados.
En cambio, si percibimos que somos controlados o que nuestras acciones están dictadas por terceros, nuestra motivación intrínseca tiende a disminuir.
Piénsalo así: imagina que a ti te gusta leer. Sin embargo, tu padre, con la intención de premiar tu pasión o de incentivarla aún más, se compromete a pagarte 10 euros por cada libro que leas. ¿Cómo crees que esto te afectaría? Tal vez leer más rápido u optar por libros más cortos solo para ganar dinero, en lugar de leer por mero placer.
Está claro que esto no la convierte en un elemento «malo». Es una herramienta que puede resultar muy útil para incentivar ciertos comportamientos o reforzar habilidades. Con todo, es fundamental encontrar un equilibrio para mantener el disfrute y el interés genuino en nuestras actividades.
Esa fuerza que nos mueve
Sea intrínseca o extrínseca, la realidad es que detrás de cada paso que damos y cada decisión que tomamos hay una motivación. Nadie actúa de una determinada forma «porque sí». Las personas estamos motivadas para crecer y cambiar por necesidades psicológicas innatas, sentirnos autónomos, competentes y conectados con otros a nivel emocional.
Comprender esta dinámica nos ofrece una visión más profunda de nosotros mismos y de los demás, lo cual podemos utilizar a nuestro favor para perseguir nuestras metas y objetivos de una manera más consciente.
Por último, es importante reconocer que las motivaciones no son estáticas, sino que están sujetas a cambios a lo largo del tiempo y en diferentes contextos. Lo que nos motiva hoy puede no ser lo mismo que nos motive mañana.
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