No soy un hombre fácil: la realidad invertida

Tras darse un fuerte golpe en la cabeza, Damien se despierta en un mundo exactamente igual al suyo, solo que en esta realidad son las mujeres las que se comportan de manera masculina, machista y patriarcal
No soy un hombre fácil: la realidad invertida
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Sonia Budner

Última actualización: 07 octubre, 2022

Hoy nos ocupamos de otra película recién estrenada. El cine francés, siempre comprometido con las causas sociales, nos trae esta película de la mano de la directora Eleonore Pourrait. No soy un hombre fácil es una comedia romántica que invierte los roles de género y que resulta ser bastante trágica en realidad. Una film lleno de clichés y estereotipos fácilmente reconocibles y normalizados que resultan ser tremendamente dolorosos cuando es el género opuesto quién los sufre.

La película, que podemos encontrar en Netflix, nos muestra un mundo donde son las mujeres quienes ocupan los puestos de liderazgo, las “cabeza de familia”, y donde los hombres sufren acoso callejero, violencia sexual y discriminaciones de todo tipo. Una realidad paralela donde todo lo femenino sigue considerándose en buena medida inferior, solo que esta vez es lo que caracteriza a los hombres. Un mundo que resulta ser absolutamente ridículo, pero cuyo espejo, nuestra realidad, es completamente normal.

No soy un hombre fácil: el argumento

Damien es el protagonista de esta película. Un personaje tremendamente machista, con unas actitudes claramente patriarcales. Considera que las mujeres son objetos sexuales a su servicio y poco más. Ha construido una carrera profesional brillante en el mundo de la publicidad utilizando con frecuencia todos los clichés machistas imaginables. Damien se siente muy bien en su propia piel jugando el rol machista que el sistema patriarcal le ha otorgado.

Tras darse un fuerte golpe en la cabeza, Damien se despierta en un mundo que no reconoce. Es su vida, pero todo está al revés. Se despierta en un mundo exactamente igual al suyo, solo que en esta realidad son las mujeres las que se comportan de manera masculina, machista y patriarcal. A los hombres se les ha relegado a ejercer los mismos roles que en su mundo tienen las mujeres.

Una realidad paralela: la inversión de roles

El planteamiento de No soy un hombre fácil es muy hábil. Esta película no nos muestra un mundo diferente. No nos muestra un mundo con valores femeninos. Los valores predominantes siguen siendo masculinos solo que en este caso no son los hombres quienes los imponen, son las mujeres.

Desde el cuidado de los hijos y la familia, la infravaloración laboral, el chiste fácil contra sus cuerpos, el acoso sexual, la depilación, la infidelidad, la violencia sexual, la soltería … Todos los clichés patriarcales están absolutamente normalizados en este mundo también, pero en contra de los hombres.

Damien, horrorizado por el trato discriminatorio que se sufre, se une a un grupo de “masculinistas”. Los “masculinistas” son hombres que luchan por sus derechos y contra la opresión de un sistema que les considera inferiores. Un sistema que ha adjudicado unos roles a los hombres de los que difícilmente se pueden salir. Por este motivo también es atacado y vilipendiado. No solo por mujeres, también por muchos hombres que acusan a los masculinistas de homosexuales y que no creen que haya nada que cambiar en esta realidad abusiva contra los hombres.

Hombre hablando

¿Hay vuelta a la realidad original?

Cuando Damien despierta en este mundo paralelo, conoce a una mujer que es su reflejo. Una mujer dominante, exitosa, manipuladora, sexista y arrogante y que considera a los hombres algo de lo que beneficiarse con su uso. Comienzan una historia de amor muy extraña y una especie de redención de Damien, al que se le ha dado un rol dependiente de la mujer. Y aunque el final de No soy un hombre fácil pueda parecer previsible, no lo es. De hecho, toda la película es un esfuerzo por mostrar la falacia de los roles de género y lo fundamental que resulta educar en la equidad.

La película es una apuesta por destruir de una vez las diferencias de género y mostrar que son constructos arbitrarios, sin base biológica ninguna y que se crearon y se mantienen para someter a una parte de la población. Película muy recomendable, cuyo final invita a la reflexión personal sobre lo ridículo y perjudicial de las actitudes machistas, los micromachismos y el sistema patriarcal. No soy un hombre fácil es una obra maestra que ofrece la oportunidad de ver claramente lo dispar de nuestra sociedad y lo hace sumiéndonos en una completa disonancia cognitiva.

 

 


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