Problemas de pareja: cómo la terapia puede ayudar
Mantener a flote una relación de pareja es todo un arte que a veces requiere de ayuda profesional para que el barco no se hunda. Son múltiples y variados los problemas de pareja que pueden surgir: patrones de comunicación y de relación disfuncionales, problemas en el área sexual, desacuerdos en la forma de disciplinar a los hijos, infidelidad, celos, etc.
Si a pesar de que la pareja ha tratado de resolver sus diferencias, se siguen repitiendo las mismas situaciones una y otra vez, y quizá en un espiral que va peligrosamente en escalada, entonces vale la pena considerar la terapia de pareja como una tabla de salvación.
El primer paso: elegir terapeuta
Para que la terapia de pareja funcione, es fundamental que los dos miembros de la pareja se sientan cómodos con el terapeuta. Por ello, es necesario elegirlo con cuidado, teniendo en cuenta una serie de factores que determinarán la confianza de los pacientes y, con ello, el éxito de la terapia.
El enfoque terapéutico
Es importante que la perspectiva del terapeuta esté acorde con los valores y objetivos de la pareja. Por ejemplo, si la pareja quiere indagar acerca de los patrones disfuncionales del pasado, la terapia conductual no sería el enfoque más adecuado, pues ésta se centra en el presente y conductas concretas. Actualmente es muy fácil indagar acerca de las distintas corrientes e informarse de cuáles son los objetivos y métodos de trabajo de cada una.
Elegir el tipo de terapia puede ser abrumador para la gente que no sabe de la existencia de tantas corrientes. No obstante, el primer paso es saber que no todos los tratamientos son iguales y que hay una gran abanico donde elegir según to forma de ver la psicología. Entre ellas están el Psicoanálisis, la Terapia cognitiva, Conductismo o Humanismo.
Las credenciales o títulos que lo avalen
Hoy en día pululan toda clase de terapeutas, pero no necesariamente tienen una adecuada formación para proveer un servicio ético y profesional. Por eso, es fundamental investigar si el terapeuta tiene un título fiable que respalde el adecuado ejercicio de la profesión. Por ello, siempre es recomendable consultar los Colegios Oficiales, en este caso de Psicología, para comprobar la profesionalidad y habilitación del terapeuta.
Igualmente, vale la pena comprobar las credenciales y opiniones acerca del tipo de terapia que lleva a cabo. Aunque pueda ser algo personal en base a creencias y valores, la realidad es que no para todos los tipos de terapia hay evidencias científicas sobre su eficacia. Por ello, una pequeña búsqueda que avale la rigurosidad de la terapia puede ahorrar mucho tiempo.
Las referencias
Las experiencias de otras personas que hayan sido tratadas por el terapeuta son una fuente fidedigna de la calidad y el profesionalismo del servicio que presta. Por esto, es recomendable regar la voz de que estáis buscando ayuda psicológica para aumentar las posibilidades de encontrar al especialista ideal. Asimismo, hoy en día es fácil encontrar opiniones de los pacientes en las páginas web de los terapeutas, así como en los portales donde se promocionan.
El rapport
Podemos tener enfrente al terapeuta más calificado y más exitoso del planeta, pero la terapia no será exitosa si no existe una conexión genuina o rapport entre el terapeuta y el paciente, donde éste se sienta confiado y cómodo para compartir sus inquietudes más íntimas. En el caso de una pareja, la situación es más compleja, porque ambos deberán sentirse a gusto con el terapeuta. Pero igualmente, es necesario que se cree un buen rapport entre los tres para que se logren los objetivos terapéuticos.
Por ello, si algún terapeuta os agrada en una primera impresión, es interesante que probéis en una primera consulta que servirá de toma de contacto. Habitualmente, esta primera consulta no conlleva el pago de honorarios, ya que está enfocada a conocerse y ver cómo podrían trabajar juntos.
Problemas de pareja que la terapia puede resolver
Es mucho lo que la terapia puede hacer por la pareja para ayudarlos a salir de los atascos en que se encuentran y renovar la relación. Algunos de los beneficios que la terapia es capaz de producir son:
- Equilibra la carga emocional: muchas veces las fricciones entre las parejas llegan a un punto que les hacen perder la perspectiva y la objetividad. Es aquí donde el terapeuta juega el rol de observador objetivo, mostrándoles a los miembros de la pareja un punto de vista que les permite ver más allá de sus cegadoras emociones.
- Destaca las fortalezas: el desgaste que traen la rutina y los problemas, hace que la pareja se enfoque en lo negativo e ignore lo positivo. En este sentido, el terapeuta es capaz de ayudarlos a rescatar todo lo valioso que existe en la relación.
- Provee herramientas de comunicación: generalmente, el problema no es lo que se dice, sino cómo se dice. En la terapia se muestra que es válido expresar los desacuerdos y emociones, pero que es clave evitar las faltas de respeto, la crítica y la descalificación. Este nefasto trío trae secuelas dañinas, que son difíciles de reparar. Por eso, en la terapia se aprenden nuevas y constructivas formas de comunicarse que oxigenan la relación.
En conclusión, la terapia de pareja es un recurso sumamente valioso que requiere de la buena voluntad y del esfuerzo de ambos. Los problemas de pareja son comunes, pero hay un detalle muy importante: no hay que esperar que el barco esté en el fondo del mar para intentar rescatarlo, sino avizorar las tormentas con anticipación para pedir auxilio a tiempo y así poder llevar la nave a puerto seguro.