Programar el día: un sencillo hábito que nos acerca a la felicidad
¿Qué haces durante los últimos instantes antes de quedarte dormido? ¿Y durante los primeros minutos al despertar? La mayoría de las personas dedican estos momentos cruciales a actividades tan poco beneficiosas como revisar las redes sociales o preocuparse por los asuntos pendientes. Sin embargo, si aprendes a programar el día, verás que puedes utilizarlos para acercarte a tus metas.
A todos nos gustaría que nuestras jornadas transcurriesen de forma sencilla y fluida, sin estrés, sin contratiempos y disfrutando de un ánimo positivo. No obstante, pocas veces hacemos algo para que esto suceda. Nos limitamos a dejar que las cosas “nos pasen” y reaccionamos ante ellas cuando ya han acontecido.
Hoy te proponemos tomar las riendas y contribuir a diseñar tu día a día con unos sencillos ejercicios.
Programar el día utilizando los estados de la mente
Programar el día consiste en programar la mente para que nos ayude a alcanzar determinados objetivos. Podemos influir en lo que pensamos, sentimos y hacemos a lo largo del día si sabemos cómo configurar esas instrucciones en nuestro cerebro. Y, para ello, es importante conocer el funcionamiento de las ondas cerebrales.
Existen varios estados en los que opera la mente humana en diferentes momentos:
- Beta: las ondas beta ocurren a nivel cerebral durante la vigilia. En el día a día, mientras nos mantenemos alerta, concentrados y con una actividad mental intensa estamos en este estado. Muchas veces, se encuentra relacionado con el estrés.
- Alfa: cuando estamos relajados y comenzamos a sentirnos somnolientos pasamos a un estado alfa. Este puede considerarse un puente entre la mente consciente y la inconsciente, por lo que es ideal para el aprendizaje y la reprogramación mental.
- Theta: estas ondas cerebrales son propias de los estados de sueño profundo, pero también pueden alcanzarse con prácticas como la meditación. Es en este momento cuando el acceso a la mente no consciente es mayor y, por ende, todas las instrucciones pueden penetrar de forma mucho más sencilla.
- Delta: este último estado aparece durante el sueño profundo y se caracteriza porque el cerebro emite ondas de mayor amplitud y menor frecuencia.
En suma, para programar el día es recomendable hacer uso de las potencialidades que ofrecen los estados alfa y theta. Al encontrarnos en estos estados, aún estamos conscientes, pero desapegados de los procesos cognitivos habituales, por lo que podemos instalar las intenciones que deseamos que la mente nos ayude a poner en marcha.
¿Para qué sirve programar el día?
Programar el día es dotarle de una intención, decidir con antelación qué quieres sentir y experimentar y facilitar que esto suceda. De este modo, puedes perseguir diferentes objetivos, por ejemplo:
- Disfrutar de un estado de ánimo positivo, agradable y relajado durante tu jornada. Sentirte enérgico, optimista y libre de estrés.
- Fijar metas concretas. Por ejemplo, proyectar que la reunión de trabajo se desenvuelva de forma agradable y fluida, que la cita con tu pareja sea divertida y positiva o que la comunicación con tus hijos durante ese día sea abierta, haciendo un esfuerzo por aceptar las diferencias de opinión.
- Ser productivo y cumplir con varios de tus objetivos pendientes durante esa jornada. Esto puede ser especialmente útil para las personas que tienden a procrastinar.
¿Cómo puedes hacerlo?
Para programar el día puedes utilizar los momentos de transición entre el sueño y la vigilia; principalmente el momento del despertar, pero también puedes comenzar antes de irte a dormir. Así, puedes utilizar diversas estrategias sencillas.
Gratitud
Al despertar por la mañana, antes de realizar ninguna otra actividad y sin salir de la cama, piensa en tres aspectos de tu vida por los que te sientas agradecido. No han de ser eventos espectaculares, pueden ser detalles cotidianos y sencillos.
Además, identifica tres puntos del día que está comenzando que te generen ilusión. Estas dos selecciones puedes realizarlas mentalmente o anotarlas en un diario de gratitud destinado específicamente a este fin y que coloques en tu mesita de noche. La gratitud ayuda a mejorar el estado de ánimo y el bienestar subjetivo.
Visualización
Si tienes un objetivo concreto que deseas lograr, visualízate a ti mismo alcanzándolo. Por ejemplo, recibiendo la felicitación de tu jefe por la gran presentación que has realizado. Trata de que la imagen se sienta lo más real posible y mantente en ese escenario creado durante unos minutos, mientras aún estás despertando.
Por otro lado, si tu objetivo es más general, puedes visualizarte a ti mismo en casa, al final de la jornada, sintiéndote tranquilo, pleno y satisfecho por cómo ha transcurrido. Intenta meterte en el papel, ¿qué sentirás al final del día cuando todo haya salido bien? Siéntelo ahora como si ya hubiera sucedido.
Decretos y afirmaciones
Los decretos y las afirmaciones son algunas de las técnicas más sencillas, pero también de las más potentes. Para utilizarlas, basta con que diseñes algunas frases cortas que reflejen aquello que deseas experimentar ese día.
Escríbelas en presente y en un tono positivo. Por ejemplo: “estoy tranquilo y afronto los retos con calma y confianza“, “me siento enérgico y motivado para cumplir con las actividades que me propongo” o “disfruto de un tiempo muy agradable con mis hijos“. Repite estas afirmaciones por la mañana, al despertar, sintiéndolas como reales.
Programar el día te coloca en sintonía con tus objetivos
Los anteriores pasos no son acciones mágicas que van a conducirte a la felicidad o al éxito simplemente por ponerlos en práctica. Sin embargo, te van a ayudar a enfocar tu energía hacia tus metas y a establecer un estado mental propicio para alcanzarlas.
Al afirmar e intencionar que vas a sentirte tranquilo, afrontas el día con esta disposición y es más probable que seas capaz de mantenerla que si simplemente te dejas llevar por las circunstancias.
Cuando te visualizas recibiendo felicitaciones por tu presentación, asumes de antemano que has hecho un buen trabajo; así, ganarás confianza para afrontarlo, por lo que probablemente tendrás un mejor desempeño.
Al programar el día, generas profecías autocumplidas que tienden a materializarse. Se trata de una forma de dirigir tus pensamientos y comportamientos con la ayuda de tu inconsciente. Recuerda que aquello con lo que nutres tu mente, aquello hacia lo que diriges tu atención, es lo que terminas viendo en tu realidad: enfócate en crear y proyectar los mejores escenarios posibles para ti.
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