Cómo afrontar la psicosis hospitalaria
Estar internado en un hospital durante un tiempo prolongado para el tratamiento de alguna enfermedad crónica o de lenta recuperación, puede resultar muy estresante para quienes lo experimentan. Nos podemos sentir extraños, impotentes, en ocasiones con falta de sueño y luchando contra el dolor físico. Esta combinación de factores desfavorables, sumado a la falta de luz solar y la estadía en un lugar extraño, pueden desembocar en lo que se conoce como psicosis hospitalaria.
Formas en que se manifiesta la psicosis hospitalaria
Esta psicosis es una forma de delirio que se manifiesta en confusión mental, dificultad para expresarse, pérdida de memoria, alucinaciones y algunos otros comportamientos extraños o que no se corresponden con la personalidad del paciente. Por ejemplo, alguien muy extrovertido y comunicativo puede volverse taciturno y callado o una persona tranquila puede tener actitudes agresivas.
Los pacientes con más riesgo de padecer esta forma de psicosis hospitalaria son aquellos que permanecen en cuidados intensivos, que reciben respiración artificial o que tienen una edad avanzada. Los que ingieren medicaciones intensas, tienen falta de oxígeno o deben ser anestesiados, también tienen probabilidades de padecer este desorden mental.
La psicosis hospitalaria puede retrasar el proceso de recuperación de la persona que se encuentra internada. Las pesadillas, las alucinaciones, la desorientación, los cambios en el ciclo del sueño y los temores, son factores que aumentan el estrés y reducen las defensas.
¿Cómo se puede ayudar?
Si los síntomas están causados por dosis fuertes de medicamentos, se pueden buscar alternativas o disminuir gradualmente el suministro de los mismos. En caso de que no tenga este origen y se trate de una desadaptación al medio, es importante la presencia frecuente de familiares que acompañen al enfermo y lo conecten con el mundo real. Cuidar el ambiente del sueño, mantener a la persona hidratada y proveer de una habitación bien iluminada durante el día, también puede ayudar a revertir el cuadro.
En algunos casos, pueden recetarse medicamentos psiquiátricos o sedantes para contribuir con la disminución de la psicosis, aunque debe ser monitoreado y evaluado cuidadosamente.
La mayoría de las personas que atraviesan esta psicosis hospitalaria tienen episodios de lucidez en donde se hacen conscientes de los cambios que experimentaron en su comportamiento o de las palabras que dijeron a familiares y enfermeros producto de la crisis y pueden arrepentirse de ello.
Los profesionales consideran que no es una enfermedad mental sino un estado transitorio en el comportamiento. La gran mayoría de los pacientes que se recuperan de su enfermedad y regresan a sus hogares, también muestran una reversión en los síntomas de la psicosis, pudiendo volver a realizar todas aquellas actividades habituales y recuperando las características normales de su personalidad.