¿Qué es la comunicación agresiva?
Aunque la forma en la que nos comunicamos con los demás no nos define, sí podemos decir que está asociada, al menos en parte, a nuestra personalidad. Existen tres grandes estilos comunicativos: el agresivo, el pasivo y el asertivo. En este artículo nos centraremos en la comunicación agresiva.
Este estilo comunicativo se basa en interacciones bruscas; en ellas, a la persona no le interesa lo que quiera o pueda pensar el otro si estos elementos no los puede alinear en favor de sus intereses. Así, es normal que las personas que suelen emplear este estilo comunicativo no tengan un círculo social muy amplio ni relaciones demasiado estrechas. ¿Qué más sabemos sobre él?
“Lo más importante en la comunicación es escuchar lo que no se dice”.
-Peter Drucker-
Los estilos de comunicación
El estilo de comunicación tiene que ver con cómo interactuamos con los demás, y con cómo expresamos nuestras ideas, deseos, sentimientos… Este estilo comunicativo oscila entre dos extremos: en uno de estos extremos, encontramos la comunicación agresiva, y en el otro, la comunicación pasiva.
En medio de estos extremos encontramos la comunicación «ideal», que sería la comunicación asertiva. Pero, ¿qué entendemos por cada uno de estos estilos de comunicación? De forma resumida, podemos decir que:
- Comunicación agresiva: es aquella en la que no se consideran los sentimientos de los demás.
- Comunicación asertiva: implica decir las cosas defendiendo nuestros propios derechos y sin ofender, de forma sincera y respetuosa.
- Comunicación pasiva: aquella en la que uno no es capaz de expresar sus verdaderos pensamientos y deseos por miedo al enfrentamiento con los demás.
¿Qué es la comunicación agresiva?
La comunicación agresiva es aquella a través de la cual las personas solo toman en cuenta sus propios derechos y sentimientos, sin tener en cuenta los sentimientos de los demás. Así, cuando una persona se comunica a través de este estilo comunicativo, lo hace de forma brusca, sin tener en cuenta los derechos de los demás.
Eso es, mirando solo por sí misma, por lo que ella siente y necesita. Este tipo de comunicación puede llegar a deteriorar la calidad de los vínculos sociales. ¿Por qué?
Porque es un estilo comunicativo a través del cual no se respeta al otro. En este sentido, no se respeta su autoestima, dignidad o sensibilidad, y lo que se busca a través de la comunicación agresiva es únicamente defender las propias ideas o necesidades.
¿Cómo se comunican estas personas?
Este estilo comunicativo implica que una de las dos partes de la interacción pretende tener el dominio sobre el otro. Son personas a las que les cuesta escuchar, porque cuando habla el otro están más pendientes de «contraatacar» que de escuchar realmente.
Por otro lado, estas personas suelen utilizar un lenguaje agresivo, tanto verbal como no verbal; como decíamos, su finalidad es ejercer cierto control o dominio sobre el receptor o receptores del mensaje. ¿Cómo es su comunicación a nivel verbal y no verbal?
Comunicación verbal
Las personas que emplean con frecuencia este estilo comunicativo, a nivel verbal, suelen utilizar un tono de voz elevado. Emiten comentarios ofensivos, irrespetuosos o incluso humillantes para el otro.
Pueden llegar a articular amenazas (por ejemplo: «si no haces lo que yo quiero, habrá consecuencias»). Su agresión puede vehicularse de forma indirecta, por ejemplo a través de humor negro, de comentarios sarcásticos cargados de rencor, de murmuraciones maliciosas…
Comunicación no verbal
A nivel no verbal, estas personas buscan mantener el contacto visual en todo momento con el otro (pueden llegar a intimidar al interlocutor). Así, su mirada puede ser retadora o con una expresión de dominio.
No escuchan al interlocutor, no respetan los turnos de palabra… Su rostro puede mostrar una expresión tensa (con el ceño fruncido). Por otro lado, realizan gestos amenazantes con las manos y el cuerpo (por ejemplo, apretando el puño o señalando con el dedo de forma acusatoria). A nivel postural, están tensos.
¿Qué mensaje se transmite en realidad?
En un libro de Lega y cols. (2002), los autores sostienen que, cuando una persona se expresa a través de la comunicación agresiva, lo que está transmitiendo al otro son mensajes del estilo: «Esto es lo que yo pienso», «Esto es lo que yo quiero, lo que tú quieres no es importante», «Esto es lo que yo siento, tus sentimientos no cuentan»…
Estos serían algunos ejemplos de comunicación agresiva. Pero, ¿cómo son estas personas? ¿Tienen algún tipo de característica definitoria?
¿Cómo son las personas con comunicación agresiva?
Aunque no se puede generalizar, sí podemos hablar de algunas características frecuentes en las personas que se relacionan a través de este estilo comunicativo. Por un lado, son personas que se consideran superiores a los demás (o más capaces en X ámbito), aunque muchas veces tras esta «fachada» se esconde una baja autoestima.
No se preocupan por los derechos o sentimientos de los demás (suelen ser personas egoístas, así como tener una empatía nula o muy baja). Además, se aprovechan de los demás (explotan sus relaciones interpersonales en beneficio propio), y pueden verse fácilmente involucradas en conflictos o peleas, debido a su estilo comunicativo.
Y tú, ¿te sientes identificado con este estilo de comunicación? ¿Te cuesta tener en cuenta al otro en tus interacciones y te centras más en que los demás te escuchen?
Como todo, esta manera de comunicarnos puede modificarse con el tiempo. Este estilo de comunicación en realidad no es efectivo, porque a través de él no se producen realmente intercambios comunicativos (y mucho menos saludables), sino que uno (el agresivo) expresa lo que desea de forma brusca sin escuchar al otro.
“Pero una buena y sana comunicación es imposible sin apertura, honestidad y vulnerabilidad”.
-Paul Kendall-
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Lega, L., Caballo, V. y Ellis, A. (2002). Teoría y práctica de la terapia racional emotivo-conductual. Publisher: Siglo XXI.
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Mattelart, A. y Mattelart M. (1997): Historia de las teorías de la comunicación. Paidós Comunicación: Barcelona.
- Watzlawick P. et alium (1997): Teoría de la comunicación humana. Interacciones, patologías y paradojas. Herder: Barcelona.