¿Qué es la memoria emocional?
Muchas personas creen que la memoria tiene que ver únicamente con las cosas que nos suceden. Con los recuerdos en sí, con las vivencias. Pero la memoria va mucho más allá de esto, y es que engloba también las respuestas fisiológicas y emocionales asociadas a las vivencias, a los recuerdos. Y de eso trata la memoria emocional que explicaremos en este artículo.
Sabemos que los recuerdos están impregnados de muchos detalles: del momento o la situación en cuestión, de las sensaciones asociadas, de lo que sentimos en ese momento, y hasta de lo que pensamos. Los recuerdos están bañados de todos estos elementos, y la emoción no se puede disgregar de ellos.
Conoce cómo se interrelacionan emoción y memoria a través de este tipo de memoria.
Memoria y emoción: ¿cómo se relacionan?
Todo aquello que vivimos de forma intensa, es decir, las vivencias con una gran carga emocional, se recuerdan mucho más que las vivencias que no nos hicieron sentir nada. Y es que la memoria está intrínsecamente unida a la emoción; a mayor emoción, mayor recuerdo. Esto sucede tanto con las emociones positivas como con las negativas (siempre y cuando sean intensas).
Además, otra causa que explicaría por qué recordamos más las vivencias emocionales, es porque tendemos a recordarlas con más frecuencia, lo que hace que los circuitos cerebrales encargados de hacer perdurar ese recuerdo, se refuercen. Es decir, cuanto más recordamos un hecho, más se refuerza ese recuerdo en la memoria (y más accesible es para nosotros).
“La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”.
-Gabriel García Márquez-
¿Qué es la memoria emocional?
La memoria emocional tiene mucho que ver con lo que hemos comentado sobre memoria y emoción. Consiste en el aprendizaje, almacenamiento y recuerdo de los eventos asociados con sus respuestas fisiológicas y emocionales. Es decir, en la memoria emocional se suman: el evento en cuestión, la emoción sentida durante ese momento y cómo respondió nuestro cuerpo a nivel fisiológico.
Perdura aunque olvidemos el evento: un ejemplo
La memoria emocional es un tipo de memoria muy característica porque puede perdurar aunque olvidemos el evento en cuestión. Para entender mejor esto, pensemos en un ejemplo: la adquisición de una fobia. Imaginemos que un día, de muy pequeños, nos muerde un perro y nos hace daño, y vivimos ese evento como algo realmente traumático; a raíz de ahí, desarrollamos una fobia a los perros.
Puede suceder que, con los años, nos hayamos olvidado del evento en cuestión, porque éramos muy pequeños cuando tuvo lugar, pero que sin embargo, la fobia siga ahí. ¿Por qué? Porque la memoria emocional puede perdurar aun cuando olvidamos los hechos en cuestión.
Así, en el ejemplo de la fobia, puede que ya no recordemos qué sucedió ese día (o que hayamos olvidado muchos detalles del evento), pero nuestro cuerpo sí lo recuerda. Aunque no de forma consciente, el organismo sí recuerda las sensaciones fisiológicas asociadas a ese momento de la mordida (respiración agitada, malestar, ansiedad, sudoración, dolor, etc.). Y esto es lo que hace que la fobia se mantenga, aunque ya hayamos olvidado el hecho traumático a nivel más explícito.
Recordar lo que pasó, recordar lo que sentimos
La memoria emocional tiene otros significados más allá del explicado; por ejemplo, Konstantin Stanislavski, célebre pedagogo, le dio el nombre de memoria afectiva a una técnica de interpretación que consiste en recordar eventos para evocar determinadas emociones en la persona.
Así, cuando recordamos ciertos eventos, también solemos recordar aquello que esos eventos nos hicieron sentir (sobre todo si esas emociones fueron intensas). Y a la inversa; recordar o experimentar ciertas emociones nos traslada, casi inevitablemente, a recuerdos donde aquella emoción era la preponderante.
Por ello, algunas teorías psicológicas afirman que, cuando una persona tiene depresión, tiende a recordar más los eventos negativos y tristes de su vida (y esos recuerdos retroalimentarían esa depresión).
Memoria emocional: ¿qué recordamos exactamente?
Pero, ¿por qué recordamos con más facilidad aquellas cosas que nos han impactado emocionalmente? ¿Qué es lo que recordamos realmente? Se ha planteado la posibilidad de que, en realidad, lo que recordemos sea ese estado fisiológico en el que nos encontrábamos cuando tuvimos la vivencia.
Y de eso trata la memoria emocional: de «recordar» cómo se activó el cuerpo y la emoción que sentimos. Se trata de una memoria implícita, en tanto que, a través de ella, no recordamos el evento en sí (de eso tratan otros tipos de memoria, como la memoria autobiográfica), sino más bien las respuestas que se activaron en nuestro organismo con él.
Y tú, ¿qué recuerdas de tu vida?
Como hemos visto, la memoria emocional tiene que ver con todo aquello que sentimos durante determinadas experiencias, y podemos olvidar esas vivencias pero el recuerdo de esa emoción perdura. Si te preguntáramos a ti, haciendo un pequeño balance de tu vida, ¿cuáles son tus recuerdos más vívidos? ¿Qué dirías?
¿Son recuerdos emocionales o situaciones que no te hicieron sentir «nada»? ¿Crees que se puede recordar muy bien algo que no nos ha hecho sentir una emoción? Probablemente no, porque ese recuerdo nunca dejó huella ni en nuestro cerebro, ni en nuestra alma.
“Todo está guardado en la memoria, sueño de la vida y de la historia”.
-León Gieco-
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Bisquerra, R., Punset, E., Gea, A., & Palau, V. (2015). Universo de emociones. Valencia: PalauGea.
- D'Argembeau, A., Comblain, C. & Van der Linden, M. (2002). Phenomenal characteristics of autobiographical memories for positive, negative, and neutral events. Applied Cognitive Psychology, 17(3): pp. 281 - 294.
- Morgado, I. (2005). Psicobiología del aprendizaje y la memoria: fundamentos y avances recientes. Rev Neurol, 40 (5): 289-297.