¿Qué ocurre en nuestro cerebro durante el orgasmo?
El sistema nervioso, y el cerebro como parte central del mismo, es una parte esencial de nuestro cuerpo cuerpo. Tanto que sin ella no podríamos vivir. Igualmente, tiene un papel protagonista en el desenlace del acto sexual. Pero, ¿qué sucede exactamente en nuestro cerebro durante el orgasmo? ¿Por qué hay diferencias en la intensidad de ese placer entre mujeres y hombres?
En la fase de estimulación sexual y física, y en el momento del clímax se activan numerosas áreas y estructuras cerebrales. Estas, al ser bombardeadas de estímulos nerviosos procedentes de la zona genital, estimulan el circuito de recompensa del cerebro y son las responsables de que experimentemos el orgasmo con todo lo que implica.
Fases de la respuesta sexual humana
Según los modelos de Masters y Johnson, la respuesta sexual de las personas se puede dividir en cuatro etapas bien diferenciadas.
- Excitación: es el momento en el que se produce la vasocongestión genital. Es decir, es el inicio de la respuesta sexual propiamente dicha. En esta fase se produce la erección, lubricación y elevación del pene en los hombres. En las mujeres, tiene lugar la lubricación y el agrandamiento del clítoris.
- Meseta: se produce solamente si continúa la estimulación. En ellos se produce un incremento adicional del pene y los testículos. Y se acelera su ritmo cardíaco, aumenta su temperatura corporal, la respiración es más rápida y se produce tensión muscular. En ellas, una mayor vasocongestión, una reducción del diámetro exterior de la vagina y aumento del clítoris. Sus cambios fisiológicos son similares a los del hombre.
- Orgasmo: es el momento de máxima actividad fisiológica general y una gran cantidad de sensaciones subjetivas de inmenso placer. Los hombres experimentan contracciones en el esfínter anal, la glándula prostática y los músculos del pene. Junto a la eyaculación y expulsión del semen, el orgasmo suele durar entre 3 y 10 segundos. En las mujeres tienen lugar una serie de contracciones rítmicas en la vagina, el útero, los músculos pélvicos y el ano. Su orgasmo puede prolongarse hasta los 20 segundos.
- Resolución: es la vuelta a los niveles fisiológicos basales. Se produce el conocido como período refractario del hombre, durante el que es imposible que alcance otro orgasmo.
El sistema nervioso, el cerebro y el orgasmo
A pesar de todas estas reacciones fisiológicas descritas anteriormente, el órgano que tiene el control absoluto sobre la presencia o ausencia de orgasmo es el cerebro. Y su compañero fiel es el resto del sistema nervioso. Sin el envío de impulsos nerviosos a la médula espinal y al cerebro no existirían los orgasmos. Veamos cómo es el funcionamiento del cerebro durante el orgasmo.
Terminaciones nerviosas implicadas en el orgasmo
En el área genital existen una enorme cantidad de nervios, que van enviando información al cerebro acerca de lo que la persona está experimentando. Cada una de estas terminaciones produce en la persona distintos efectos. ¡Solamente en el clítoris hay más de 8.000 terminaciones nerviosas! Así que, ¡imaginad el cúmulo de sensaciones que puede llegar a tener la mujer y la cantidad de procesos que tienen lugar en el cerebro durante el orgasmo!
Estos nervios genitales se comunican con otros más largos que, a su vez, transmiten esa información a la espina dorsal. De ahí a la médula espinal y en su trazo ascendente llegan al cerebro. Los nervios con más protagonismo en esa transferencia nerviosa del orgasmo son:
- Hipogástrico: envía señales desde el útero en las mujeres desde y la próstata en los hombres.
- Pudendo: genera señales nerviosas que surgen en el clítoris en las mujeres y en el escroto (pene) en los hombres.
- Vago: transmite desde el cuello del útero, el útero y la vagina.
Circuito cerebral del placer
Cuando comienza la excitación, el cerebro empieza a enviar sangre a los órganos sexuales. Es un reflejo de la estimulación sexual, física y psicológica, que está mediada por la rama parasimpática del sistema nervioso. De ahí que sea necesario que la persona esté relajada.
Poco a poco, se va incrementando la frecuencia cardiaca y respiratoria en ambos géneros. En este caso, ya en la fase meseta hay predominio de la actividad simpática, que va produciendo importantes y parecidos cambios fisiológicos en mujeres y hombres.
Paralelamente, como hemos visto, las terminaciones nerviosas de las zonas genitales y de otras partes del cuerpo van enviando señales al circuito cerebral del placer. También conocido como circuito de recompensa, este mecanismo es el encargado de catalogar de placentera o motivante una conducta. Si se produce una estimulación continuada, se activan diversas estructuras cerebrales de este circuito.
Algunas de ellas son la amígdala (regulación de emociones), el núcleo accumbens (liberación de dopamina), el cerebelo (control de funciones musculares) o la glándula pituitaria (liberación de endorfinas u oxitocina).
Activación de otras áreas cerebrales
Además del circuito de recompensa, mediante un escáner, los científicos han observado cómo actúan determinadas áreas del cerebro durante el orgasmo. Gracias a estas investigaciones, que han durado más de 30 años, se ha revelado que la actividad cerebral es muy similar en ambos géneros y que no existen diferencias significativas en la respuesta sexual.
Así, en sendos casos, se produce una inhibición de la corteza orbitofrontal lateral, la parte del cerebro encargada de los procesos de la razón y el control. De esa manera, el cerebro durante el orgasmo apaga por completo esta zona.
Pero en la mujer se pausan muchas más áreas cerebrales que en el hombre permanecen activas. Esto podría explicar la diferencia en la duración de esa intensidad de placer máximo entre géneros. En ellas, se activa también la sustancia gris central, que activa la respuesta de lucha o huida. También se estimula el córtex, involucrado en el dolor, lo que podría sugerir una conexión existente entre esta sensación y el placer.
Por otro lado, un estudio de Holstege ha descubierto la zona exacta del cerebro que controla el orgasmo. El tegmento pontino dorsolateral, en el tallo cerebral. La investigación concluye con que es el responsable de la eyaculación y el orgasmo, sin diferencias entre sexos. Interesante, ¿verdad?