Los retos emocionales de migrar por amor
Enamorarse no entiende de edades, de nacionalidades y aún menos de distancias. Es más, puede que en este preciso momento valores migrar por amor. Tal paso requiere sin duda de una gran valentía. Es un salto al vacío donde solo el corazón hace de brújula y también de paracaídas. Porque cuando uno está seguro de sus sentimientos, no hay fronteras que lo detenga.
Ahora bien, esta decisión se acompaña de notables retos emocionales. Es muy probable que te preocupe separarte de tu familia, de tu red de amigos, de esas figuras que son tu soporte cotidiano. Asimismo, te inquietará el temor de adaptarte a otro país y sus costumbres. Si lidias esta desafiante tesitura, te ofrecemos algunos consejos al respecto.
«El amor no consiste en mirarse el uno al otro, sino en mirar juntos en la misma dirección».
Migrar por amor: estrategias para los desafíos emocionales
Nada es tan frecuente, emocionante y aterrador como dejar tu país por alguien a quien amas. Migrar por amor es un fenómeno que llevan a cabo miles de parejas cada día. Pero tal paso no siempre es sencillo y no solo por razones emocionales. Una muestra de ello es lo que describen en la revista científica Emotion, Space and Society.
En Australia, por ejemplo, las parejas migratorias deben demostrar que su vínculo es genuino. Esta es una realidad que abarca numerosos desafíos psicosociales y hasta políticos. No todo es como muestran en las películas, pero con una buena preparación mental, podrás manejar esta experiencia tan decisiva. Toma nota de algunas estrategias en las que reflexionar.
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1. Separación de tus figuras cercanas
Si hay un aspecto difícil a la hora de migrar es distanciarte de tus seres queridos. Tu familia y amistades son ese soporte emocional indiscutible que tanto enriquece la vida. Mudarse al extranjero por amor hará que sientas con frecuencia el peso de la melancolía por sus ausencias. ¿Cómo gestionarlo? ¿Qué hacer con esos vacíos? Detallamos algunas claves:
- Busca actividades que te permitan canalizar tus emociones.
- Acepta las emociones. Llorar, sentir tristeza y nostalgia es algo normal.
- Evita reprimir esos sentimientos y compártelos en voz alta con tu pareja.
- Aprovecha la tecnología como tu mejor aliada para mantener el contacto.
- Realiza videoconferencias siempre que puedas con tu familia y amistades.
- Pide que te visiten y programa viajes de vuelta a tu país cuando sea posible.
2. Temor a la soledad y el aislamiento
Mudarse al extranjero por amor es una dinámica que llevan a cabo tanto hombres como mujeres. Sin embargo, un artículo de la revista Pop ulation, Space and Place matiza que es más frecuente que sean ellas quienes sigan a sus parejas. En todo caso, hay un hecho evidente que afecta a ambos sexos: el peso de la soledad es el mayor desafío emocional con el que puedes encontrarte.
Es cierto que, al principio, todo es nuevo y la efusividad de los primeros días con el ser amado apaga la sensación de aislamiento. No obstante, con el paso de las semanas se abre un vacío. Es ese que no sabes cómo llenar al estar en un país nuevo, con otro idioma, cultura, clima, gastronomía… Y no terminas de adaptarte. Si te angustia este aspecto, enseguida te comentamos cómo manejarlo:
- Ponte como objetivo construir una nueva red de amistades en el nuevo país
- Evita que tu pareja sea la única persona con la que pases tu tiempo: socializa.
- Apúntate a cursos, acude a eventos culturales y realiza actividades motivadoras.
- Entiende que el peso de la soledad que sientes se disipará con el paso de los días.
- Familiarízate con la ciudad, descúbrela por tu cuenta y también junto a otras personas.
- Márcate metas a corto y largo plazo que te ilusionen en ese nuevo escenario en el que vives.
3. Crisis de identidad y autoestima
Hay un fenómeno particular que suele aparecer cuando vives en otro país. Tu identidad experimenta un choque cultural y social ante tantos elementos nuevos a la vez que diferentes. Migrar puede ocasionar que te sientas más inseguro/a y que te veas en desventaja. Todo ello afecta a tu autoestima e incluso a la visión que tienes de tu propia persona.
Entiende que ninguna adaptación es fácil y que ese impacto emocional es transitorio. Con el paso del tiempo ganarás en fortalezas, pero para ello debes sintonizar de forma emocional con esa ciudad o región y con su gente. Conócela, intégrate con sus costumbres, conecta con las personas, crea nuevas amistades. Esto te ayudará y tu autoconcepto volverá a brillar.
El amor es uno de los impulsores más poderosos en el viaje de tu vida. En este mundo globalizado y complejo, el compromiso con alguien puede hacer que sortees fronteras y te distancies miles de kilómetros de lo que te es conocido y familiar. Sentir miedo e incertidumbre es algo normal.
4. El peso de la incertidumbre: ¿y si todo sale mal?
Un trabajo divulgado en Systematic Reviews informa que el fenómeno de la migración eleva el riesgo de la aparición de trastornos psiquiátricos. Es evidente que dejar todo lo que es seguro, querido y conocido no es fácil para nadie. Migrar por amor es una combinación de emociones intensas en las que navegan la felicidad y el miedo. También la incertidumbre.
Es más, si hay un pensamiento que revolotea en tu mente es el temor a que todo salga mal. Te angustia pensar que esa relación fracase o te veas ante desafíos que no sepas resolver. Lo mejor en estos casos es dominar al pensamiento catastrófico y racionalizar. Te aseguramos que, con adecuadas herramientas psicológicas, todo irá bien. Toma nota de lo siguiente:
- La buena comunicación y la confianza hará que la relación prospere.
- Lleva un diario para escribir tus emociones y experiencias del día a día.
- Acepta que la vida es incierta, pero atreverse es algo que merece la pena.
- Comparte con el ser amado cada una de tus inquietudes y preocupaciones.
- El miedo forma parte de todo paso y gran decisión. Lo que sientes es normal.
- Focalízate en los aspectos positivos: en los planes y proyectos que deseas cumplir.
5. Las presiones emocionales en la relación
Mudarse al extranjero por amor sitúa en tus hombros y en el de tu pareja una singular encrucijada. Si el ser amado te siguió hasta ese país lejano por tu trabajo, puede que te culpabilices si no es feliz. Migrar por amor añade una presión adicional a la relación, debido a que suele aparecer la sombra de la responsabilidad por el bienestar del otro.
Esta es una realidad psicológica que hay que gestionar en conjunto. No es adecuado esconder sentimientos e inquietudes. La buena comunicación será siempre esa herramienta nuclear desde la cual apagar miedos e ideas irracionales. Hay que crear un espacio para nutrir seguridades, dialogar, atender y aliviar el peso de las culpas.
6. Reformular tu proyecto vital
Es cierto, a veces, la persona perfecta llega de forma inesperada. Tanto es así que puede aparecer justo cuando tienes tu proyecto vital ya encauzado. Es decir, en ocasiones, te ves en la situación de migrar por amor en una etapa en la que creías tenerlo todo (trabajo, casa y hasta otra relación). De pronto, debes reformular átomo a átomo toda tu existencia.
Hay algo evidente: dejar un país no es fácil para nadie. Y en este sentido, la psicología debería ser ese marco capaz de facilitar ayuda en cada situación. Tener que reescribir tu proyecto vital es algo que harás varias veces, en especial cuando te enamoras.
Sin embargo, esa etapa que tienes por delante puede ser la más emocionante, significativa y también estresante. Quizás reformular lo que dabas por sentado es un revulsivo que incrementa la felicidad. Sentir temor y dudas es algo normal, pero es un paso que merece la pena.
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Dejar un país por amor, un viaje de miedos y esperanzas
Migrar por amor es un viaje que trasciende fronteras geográficas y emocionales. Enfrentarás retos y abrazarás nuevas oportunidades que darán un peso adicional a tu mochila de experiencias valiosas. No hace falta que te recordemos que tal acto requiere de mucha valentía y que todos los miedos posibles se disiparán a medida que avances en esa nueva etapa.
Por último, solo nos queda sugerirte que, si esta decisión te suscita muchas inseguridades, siempre puedes contar con la ayuda de un psicólogo para guiarte. Apóyate en tu entorno cercano y cuenta con la alianza de la persona que amas. Se abre un umbral de nuevas vivencias que te traerán aprendizajes, retos y un viento de merecida felicidad.
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