Sesgo de supervivencia: ¿en qué consiste este atajo cognitivo?
Las personas solemos prestar más atención a los éxitos que a los fracasos. De una u otra forma, esto nos ayuda a proteger la autoestima y el autoconcepto. Sin embargo, esta tendencia puede derivar en un sesgo cognitivo, conocido como sesgo de supervivencia.
Este sesgo es la consecuencia de que en la mente sean más sobresalientes los avances o los éxitos que los fallos o los fracasos. Muchas veces, sin tener en cuenta este sesgo, sacamos conclusiones apresuradas, optimistas y equivocadas. Veamos qué implicaciones tiene el sesgo de supervivencia y algunos de los escenarios en los que puede ser fácil de observar.
¿Qué es el sesgo de supervivencia?
Es un sesgo de selección que aparece cuando un subgrupo se confunde con el grupo completo sin tener en cuenta que en el subgrupo de fracaso no es visible o es más improbable. El individuo sesgado solo considera las observaciones “supervivientes”, sin considerar las que no sobrevivieron. Ignora todo aquello que no haya ganado, sobrevivido o tenido éxito.
En este sesgo se focaliza la atención en aquello que haya superado el proceso de selección, pasando por alto lo que no. Este proceso de selección de supervivientes lleva consigo la extracción de conclusiones erróneas en la que se pierde la percepción o inclusión de todo el conjunto.
Lo anterior nos puede conducir a un optimismo ilusorio o injustificado, ya que al evaluar al grupo o la situación, teniendo en cuenta solamente los casos de que han sobrevivido, no se están teniendo en cuenta todos los datos.
Ejemplos del sesgo de supervivencia
Los ejemplos de este sesgo son variados y notables. Veamos algunos.
Imagina que organizas una carrera con varias personas y cuando esta finaliza, das por sentado que las tres primeras personas que cruzaron la meta son las mejores. Sin embargo, ¿has analizado por qué no han ganado otros? Un calambre, una lesión o las zapatillas son factores que pueden haber impedido que ganaran realmente los mejores.
Al quedarte solo con los tres campeones, puedes caer en el sesgo de supervivencia, pensado en que son los mejores sin discusión. Si quieres que esta hipótesis realmente sea sólida, podrías hacer un análisis más profundo de las características, no solo de los campeones, sino también de los perdedores, y partiendo de dicho análisis concluir si son o no los mejores.
Otro ejemplo de este sesgo es se produce cuando los institutos de idiomas destacan a aquellos estudiantes que han aprendido un idioma y han obtenido buenos resultados en pruebas internacionales, pero dejan por fuera a los que no lograron aprenderlo y no obtuvieron buenos resultados en las pruebas.
También podemos observar el sesgo de supervivencia cuando las empresas de cosméticos hacen encuestas a sus clientes acerca de alguno de sus productos, dejando fuera a aquellas que no son clientes.
¿Cuáles son sus causas?
Hemos visto que el sesgo de supervivencia es un error de selección, un atajo cognitivo que nos puede conducir a conclusiones erróneas. Pero, ¿qué lo causa?
Sus causas pueden atribuirse a un malentendido entre una causa y un efecto, en particular. Si bien es cierto que tanto la correlación y la causalidad pueden existir en conjunto, la correlación no implica necesariamente causalidad. Cuando hablamos de causalidad, nos referimos a los casos en los que la acción A causa B, mientras que la correlación es simplemente una relación.
El sesgo de supervivencia hace que confundamos ambos conceptos y creamos que la correlación es la causa. El simple hecho de que observemos un patrón en un conjunto de datos nos lleva a buscar una causa y a empezar a basar razonamientos en ella, como el ejemplo de la carrera, en la que los que llegaron primero (efecto) fueron contemplados como los mejores corredores (causa), sin tener en cuenta a los perdedores.
Este sesgo nos hace creer que la correlación “ser el mejor corredor” y “llegar de primero” es causalidad. Pero no necesariamente es así, pues pudo acontecer que el mejor corredor haya perdido porque tuvo un calambre durante la carrera que le impidió correr bien. Para resumir, el sesgo de supervivencia es producto de una mala interpretación de la causa y el efecto.
¿Cómo prevenir este sesgo?
Para evitar el sesgo de supervivencia, haríamos bien en trabajar con muestras de datos representativas. Otra forma en la que podemos enfrentar dicho sesgo es con la estrategia del debiasing: capacidad para reducir los sesgos cognitivos. Para aplicarla debemos hacer lo siguiente:
- Tomar consciencia sobre la dinámica de los sesgos (el sesgo de supervivencia) en los que incurre nuestra mente.
- Comprometernos con el cambio y con ejercer un mayor control sobre nuestros pensamientos.
- Determinar en qué momentos o en qué circunstancias aparece el sesgo de supervivencia.
- Planificar una estrategia que nos ayuda a combatir o prevenir la aparición del sesgo.
- Aplicar diariamente las estrategias para prevenir el sesgo.
A modo de conclusión, podemos decir que el sesgo de supervivencia nos conduce por el camino de las inferencias fáciles. Hacer una conclusión sobre algo o alguien partiendo de los éxitos o de la supervivencia es un error que se produce por omitir los datos de la otra porción de la muestra: los fracasos o los no supervivientes.
Afortunadamente, podemos aplicar diferentes estrategias para combatir este sesgo y evitar que nos lleve por el camino equivocado.
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- Concha, D., Bilbao Ramírez, M. Ángeles, Gallardo Cuadra, I., Páez Rovira, D., & Fresno Rodríguez, A. (2016). Sesgos cognitivos y su relación con el bienestar subjetivo. Salud & Sociedad, 3(2), 115-129. https://doi.org/10.22199/S07187475.2012.0002.00001