Taijin kyofusho o el miedo a ofender a los demás
Los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo desgraciadamente son moda en el mundo desarrollado. En este contexto, hay uno que, sin duda, podría sorprender por ser poco conocido; su curioso nombre es Taijin kyofusho, y tiene que ver con las relaciones interpersonales. Avanzamos que se trata de un trastorno capaz de generar los mismos niveles de malestar en quienes los sufren que los problemas ansiosos más comunes y conocidos.
El Taijin kyofusho tiene la peculiaridad de que, como su propio nombre deja ya intuir, es específico de la cultura japonesa. Se trata de una versión ligeramente diferente de la clásica fobia social, un problema psicológico que puede hacer que las personas que lo sufren terminen totalmente aisladas.
Las personas con Taijin kyofusho no suelen temer que los demás hagan mofa de ellos, como ocurriría en la fobia social clásica. Por el contrario, este miedo está relacionado con la posibilidad de ofender o incomodar a los demás.
Causas culturales del Taijin kyofusho
El Taijin kyofusho (que se traduce literalmente como ‘miedo de las relaciones interpersonales’) tiene su origen en una de las más destacadas peculiaridades de la cultura japonesa, que presenta rasgos muy concretos en sus dinámicas interpersonales. Según la teoría de las dimensiones culturales, existen cinco aspectos que diferencian el estilo de vida de cada país. Son los siguientes:
- Distancia al poder: aceptación de las diferencias de poder entre los ciudadanos.
- Individualismo: prevalencia del bienestar personal frente al del resto. Lo opuesto sería el colectivismo, que implica que los deseos del grupo sean más importantes que los de cada individuo.
- Masculinidad vs. feminidad: las culturas eminentemente ‘masculinas’ tienden a fomentan la competitividad y asertividad; en ellas, lo más importante suele ser la consecución de objetivos. En las ‘femeninas’, por el contrario, se suele valorar más el bienestar y felicidad de cada uno de los individuos.
- Aversión a la incertidumbre: algunas culturas abogan por favorecen que aparezcan reglas estrictas, ideas morales absolutas y evitación del riesgo por parte de sus integrantes. Otras, por el contrario, prefieren fomentar que sus ciudadanos sean más flexibles y que sean capaces de convivir con la incertidumbre de una manera más positiva.
- Orientación a largo o corto plazo: mientras que en algunos países es típico que los ciudadanos se preocupen extremadamente por el futuro, en otros su atención parece estar plenamente centrada en el presente.
Por su condición de cultura colectivista, prioritariamente masculina y con cierta aversión a la incertidumbre, Japón presenta unas características muy distintas a las de muchos otros países. Dos de ellas parecen ser la preocupación extrema por el bienestar de los demás y por no hacer nada que pueda llamar en exceso la atención. Es precisamente esta en estas características sobre las que se asienta el Taijin kyofusho.
¿Cuáles son los síntomas de este problema?
Los rasgos diferenciales de la cultura japonesa se conjugan para permitir la emergencia de este trastorno de ansiedad tan localizado en lo geográfico. En el DSM-V, que es el más reciente manual diagnóstico de trastornos mentales utilizados por psicólogos, se contempla que puede presentar los siguientes síntomas en personas afectadas:
- Evitación de situaciones sociales.
- Sonrojo, sudor o temblores al interactuar con otras personas.
- Dificultades para hablar o mantener el contacto visual.
- Intensos deseos de escapar de una interacción social.
¿Por qué se producen todos estos fenómenos? Comencemos por delinear las variedades de esta fobia: según los expertos, podrían existir cuatro subtipos del Taijin kyofusho y a continuación veremos en qué consiste cada uno de ellos.
1. Miedo al sonrojo
El primer subtipo, conocido como sekimen-kyofu, consiste en una intensa preocupación por la posibilidad de sonrojarse durante un contacto social. Para los japoneses, el sonrojo es algo indeseable; por eso, las personas con esta variante del trastorno temen incomodar a los demás si experimentan rubor facial.
2. Miedo a tener un cuerpo desagradable
El segundo subtipo es una mezcla entre una fobia social corriente y un trastorno dismórfico corporal. Conocido como shubo-kyofu, se relaciona con un gran miedo a desagradar a los demás por culpa de una imagen corporal que se percibe como extraña o deforme. Este trastorno puede aparecer independientemente de las características reales del cuerpo de la persona.
3. Miedo al contacto visual
Las personas que padecen jiko-shisen-kyofu, el tercer tipo de Taijin kyofusho, se preocupan en exceso por incomodar a los demás cuando son mirados. Por eso, pueden acabar desarrollando un miedo irracional al contacto visual, evitando las situaciones en la que este es más probable.
4. Miedo a los olores corporales desagradables
El cuarto subtipo de este trastorno, conocido como jiko-shu-kyofu, guarda relación con el pánico a desagradar a otras personas con olores corporales propios provenientes del cuerpo. Así, por ejemplo, el sudor, las flatulencias o el olor a orina se pueden percibir como algo altamente aversivo que habría que evitar.
Por eso, la persona con esta versión del Taijin kyofusho tenderá a abandonar cualquier tipo de contacto social si percibe que su olor no es agradable y adecuado.
¿Se puede tratar este problema?
Al igual que ocurre la mayoría de los trastornos del estado de ánimo, es posible solucionar el Taijin kyofusho a través de un enfoque terapéutico adecuado. Habitualmente, uno de los abordajes más efectivos consiste en trabajar con las creencias irracionales de la persona, que son en última instancia las causantes del malestar que sufre en relación con su fobia.
Sin embargo, como también suele ocurrir con casi todos los problemas psicológicos, cada individuo está predispuesto a responder de un modo u otro a cada tipo concreto de tratamiento.
Si crees que padeces alguna variante de este problema o conoces a alguien que lo sufra, lo mejor que puedes hacer es acudir a un experto en salud mental. Estos profesionales pueden ayudarte a que la fobia social deje de ser un punto del que parten limitaciones importantes.
“El que teme sufrir, ya sufre el temor”.
-Proverbio chino-