¿Qué hacer si tengo pareja, pero pienso en otra persona?
Llevas una relación amorosa de dos, cinco o veinte años. En un momento dado, aparece un rostro nuevo en tu empresa o en tu entorno de amistades. Es una persona magnética, ocurrente, divertida y con un atractivo hechizante. No puedes evitarlo, casi sin cómo, su sonrisa, sus conversaciones y presencia se van instalando en tu mente de manera continua, sin que puedas controlarlo. Y empiezas a pensar «por qué si tengo pareja pienso en otra persona».
Sentir atracción por alguien que no es tu compañero o compañera de vida actual te puede suscitar una gran inquietud. En estos contextos, es muy frecuente experimentar dudas sobre tu relación sexoafectiva y sentirte mal contigo. Si justo ahora pasas por esta experiencia tan delicada, pero común, es necesario profundizar en tus sentimientos y necesidades.
¿Qué puedes hacer si tienes pareja y te atrae alguien?
En el viaje de la vida te encontrarás con varias personas que despertarán en ti un torbellino inexplicable de emociones. Algunas veces, esa impronta emocional desembocará en amor, otras en atracción sexual y, algunas, en una fascinación efímera e inexplicable. Al fin y al cabo, el ser humano es una criatura emocional que razona y nada es tan normal como interesarse por alguien.
Ahora bien, es cierto que si ya mantienes un vínculo afectivo con una pareja, esa vivencia puede activar las alarmas en ti. «¿Está mi relación en crisis?» «¿Estoy traicionando de algún modo a mi cónyuge, novio o novia por tener este tipo de pensamientos?». «¿Y si esto va a más?». Bien, lo decisivo en este tipo de situaciones es mantener el control. Para tal fin, te ayudarán una serie de pasos.
1. Normaliza tus pensamientos
Antes de nada, entiende que tener pensamientos o fantasías sobre otra persona no es inusual. No eres una mala persona o haces algo reprochable o sancionable por pensar en un tercero. Tampoco estás cometiendo una infidelidad. La mente es una fábrica que nunca cierra y producir ideas, ensoñaciones y hasta súbitos deseos con ese alguien es normal.
Lo importante es diferenciar entre una fantasía temporal y una obsesión persistente. Si los pensamientos sobre esta persona persisten y afectan tu bienestar emocional o la calidad de la relación, puede ser una señal de que algo más profundo ocurre en tu interior. Monitoriza cómo te vas sintiendo y pon en práctica también las estrategias que te describimos durante esta lectura.
2. Desgrana las emociones que te dominan
Muchas veces, el «factor novedad» secuestra durante un tiempo toda tu atención. Es decir, en ocasiones, conocer a alguien nuevo actúa de manera revulsiva en tu rutina. Despierta tu interés, alimenta tu curiosidad, enciende tus ensoñaciones… Todo ello edifica en tu cerebro un foco motivacional muy intenso. Si es tu caso, es importante que tomes contacto con tus emociones a través de estas cuestiones:
- ¿Estoy idealizando a esta persona? Es posible que ese hombre o esa mujer con la que fantaseas sea en tu mente una figura idealizada. Aunque te sorprenda, es muy fácil proyectar cualidades positivas en alguien a quien aún no conoces en profundidad. Así que es mejor ser cauto/a y aplicar el filtro de la objetividad.
- ¿Estas emociones se deben al deseo sexual? Sentir atracción por alguien, considerar que ese hombre o mujer es atractivo y despierta en ti ciertos deseos, es algo comprensible. Aunque tengas una relación estable y duradera, siempre cabe la posibilidad de experimentar esta sensación en un momento dado. Pero eso sí, sentirlo, no implica dejarse llevar.
- ¿Es admiración? Cabe la posibilidad de que te quedes prendado/a de una persona por sus cualidades, por sus buenas dotes de comunicación, por lo que ha logrado en su carrera, por su personalidad abierta, arrolladora, divertida… Es más, tal y como describe un trabajo divulgado en Intelligence, hasta la inteligencia de alguien funciona como un poderoso elemento de atracción y admiración.
- ¿Me está dando algo que necesito ahora mismo? Si tengo pareja, pero pienso en otra persona, es importante que conecte con las emociones que esta suscita. Puede que esa presencia te genere una mezcla de novedad y curiosidad capaz de añadir el aliciente que necesitabas tras una época un tanto rutinaria o estresante. Lo desconocido rompe tu rutina y agrega un factor emocionante, intenso y que debes saber manejar.
3. Valora en qué punto se encuentra tu relación
La relación de una pareja es como una entidad viva que cambia con el paso del tiempo. Si se cuida, si se nutre y atiende en los grandes y pequeños detalles, se fortalece y evoluciona de forma madura. Si se descuida, ese sustrato se debilita. Por ello, si te obsesiona alguien que no es tu pareja, es prioritario hacer una parada y analizar una serie de dimensiones:
- ¿Se ha vuelto monótona la relación? Las relaciones a largo plazo pueden volverse, a veces, algo rutinarias. Esto es frecuente y un elemento que siempre debes tener en cuenta, pues haría de lo más natural sentir curiosidad o atracción hacia alguien nuevo que aparece en tu vida.
- ¿Percibes falta de compromiso? La percepción de que uno de los dos no está comprometido al 100 % con la relación generaría inseguridad. Ello explica que, de pronto, te sorprendas pensando en otra persona. Si esto resuena en ti, reflexiona también en si sigues enamorado/a de tu pareja.
- ¿Sientes desigualdad? Cuando hablamos de desigualdades, nos referimos a parcelas relacionales que tienen que ver con el esfuerzo compartido, con el poder de decisión o carga emocional. Percatarse de que no hay equidad en esas realidades puede generar resentimiento y frustración.
- ¿Hay necesidades no satisfechas? Quizás estos pensamientos hacia otro hombre o mujer reflejan necesidades emocionales, físicas o psicológicas que no están siendo atendidas. Procura reflexionar en esta área. Tal vez lleves tiempo sin sentir apoyo o validación. También es posible que eches en falta una mayor intimidad sexual o emocional por parte de tu pareja.
4. Comunícate de forma honesta
Si te preguntas «qué hacer porque tengo pareja, pero pienso en otra persona», una de las herramientas más poderosas es la comunicación. El diálogo abierto y sincero oxigena el vínculo, lo ensancha y lo fortalece. Así, y aunque tal vez te sea incómodo o difícil romper el hielo, hablar con el ser amado sobre tus necesidades no satisfechas o los problemas que veas es algo esencial.
Como bien describen en una publicación de Frontiers in Psychology, la buena comunicación es el corazón en todo vínculo afectivo. Ahora, no se trata de confesar que estás pensando en alguien más, lo cual podría generar tensión innecesaria, sino de discutir las áreas que necesitan atención.
Hablar, expresar lo que quieres, sientes y necesitas es una vía para fortalecer el lazo. Para ello, encuádralo siempre desde el respeto y la empatía mutua. Preguntarle a tu pareja cómo se siente abriría un diálogo constructivo con el fin de mejorar la conexión.
5. Evita decisiones o conductas impulsivas
Un hombre con novia puede enamorarse de otra y, una mujer con pareja puede, sin duda, sentirse atraída por otro que no es su novio o cónyuge. Esto es algo que todos sabemos. Ninguna relación viene con un certificado de durabilidad y felicidad eterna. Lo más decisivo es no precipitarse y actuar dejándote llevar por los impulsos.
Quizás ese cóctel de emociones arrolladoras y el deseo de experimentar algo nuevo te hace tomar decisiones imprudentes. Ejemplo de ello es caer en una infidelidad. Actuar sin una reflexión profunda suele generar daños y arrepentimientos. Antes de tomar determinaciones drásticas, piensa y analiza tus sentimientos.
Ten en mente que las emociones y los deseos son, a menudo, estados temporales y cambiantes. Haz de la prudencia y la reflexión tus mejores aliadas. Es más, no dudes en compartir con alguna amistad de confianza tus pensamientos. Te ayudará a tener perspectiva y desahogarás preocupaciones.
6. Valora si esto es un patrón
Si no es la primera vez que te encuentras pensando en otra persona que no es tu pareja, valora si esto no podría ser un patrón en ti. Muchas veces, estar con alguien y pensar en un tercero revela problemas de apego. Es posible que te cueste vincularte y que, cuando una relación va madurando, una parte de ti quiera escapar, centrarse en alguien nuevo.
7. Actúa desde la integridad
Puede que te sea imposible sacarte a ese hombre o mujer de tu mente. Es más, cabe la posibilidad de que te enamoraras por completo y no sepas muy bien cómo actuar. Ten presente que tal vez ese alguien especial no te corresponda y no le interese construir una relación. Tal dilema solo se resuelve de un modo: hablando primero con tu pareja y, después, con esa persona.
La responsabilidad empieza por la sinceridad y para tal fin debes sincerarte en primer lugar con tu compañero/a actual. Si amas a alguien nuevo, no hieras a quien aún te quiere. A continuación, expresa tus sentimientos a esa persona que vive ahora en tu mente. Lo que pueda suceder después es algo que valorarás en su momento, pero lo más decisivo es actuar desde la integridad.
8. Considera la ayuda profesional
Si los pensamientos sobre otra persona persisten o si existe una insatisfacción crónica en la relación actual, es útil buscar la orientación de un especialista. La terapia individual te ofrecerá herramientas para explorar tus emociones y necesidades en un entorno seguro y sin juicio. Además, te permitirá comprender mejor por qué experimentas estos pensamientos y qué hacer con ellos.
Por otro lado, la terapia de pareja también puede ser un recurso valioso. Si sientes que el vínculo es auténtico, hay amor, pero existen carencias y problemas que atender, un psicólogo especializado actuará de guía para mejorar la comunicación y fortalecer ese lazo sexoafectivo.
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Cuando alguien «se instala» en tus pensamientos, reflexiona en lo que sientes
A veces, sucede. Casi sin saber cómo, la presencia de alguien se adhiere al rumor de todos tus pensamientos y te vuelve cautivo/a. Es cierto que algo así es abrumador en caso de que tengas pareja, pero esto no siempre significa que dicho vínculo esté condenado al fracaso. Lo más importante es darte tiempo para reflexionar sobre tus sentimientos y analizar la relación actual.
Aunque te sorprenda, estas vivencias sirven muchas veces para avivar aún más tu vínculo afectivo. Hacen que te des cuenta de aspectos que no se estaban atendiendo. En otros casos, esa fascinación repentina y chispeante acaba en nada. La introspección y la búsqueda de soluciones constructivas mediarán en tu bienestar y en la correcta toma de decisiones.
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