¿Tienes la mente llena o la mente plena?

Conocer la diferencia de ambos conceptos te permitirá ser más permeable en aprender y ser más independiente. Reflexionemos sobre estas palabras.
¿Tienes la mente llena o la mente plena?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Yamila Papa

Última actualización: 01 enero, 2015

A veces no sabemos los verdaderos significados de las palabras y por ello es más fácil que nos equivoquemos al tratar de ponerlas en práctica. En esta oportunidad, vale la pena hacer una distinción entre “lleno” y “pleno”, sobre todo en lo que a la mente se refiere.

Para poder comprender qué es la “mente llena”, presta atención a esta hermosa historia de la zona de los Himalayas:

 

Un hombre que se había dedicado toda la vida a leer sobre la filosofía budista supo que un Gran Maestro estaba llegando a su ciudad. Decidió ir a conocerlo y al mismo tiempo, recibir su tan ansiada iluminación.

El gurú lo invitó a que se sentara a su lado y el hombre aprovechó para contarle todo aquello que había estudiado durante años y a darle sus opiniones sobre ciertos temas.

El maestro permanecía callado y al cabo de unas horas, ofreció té para agasajar a su invitado. Mientras vertía el líquido en la taza, seguía escuchando las palabras del visitante.

Una vez que estuvo lleno el recipiente, el gurú continuó echando más y más té en él, derramando todo en la mesa y en el suelo. El hombre detuvo su monólogo para decirle: “Ya basta!, ¿no te das cuenta que estás derramando todo el té? La taza está llena”.

El maestro se detuvo tranquilamente y le indicó: “Esta taza es igual a tu mente, está llena. ¿Cómo puedes aprender algo nuevo si no vacías tu mente de los juicios que has hecho antes de conocer?”

 

Así, transitar por la vida con la mente llena es una carga muy pesada para nosotros. Si bien es cierto que un refrán popular dice “el saber no ocupa lugar”, también es cierto que nuestra mente a menudo se encuentra ocupada por otros elementos que no son conocimientos o de conocimientos que son falsos, que damos por sentados y que suponen un freno para que exploremos el mundo.

Cuando damos por sentado un tema y empezamos a añadir datos sobre él en nuestra mente, no nos damos la oportunidad de cambiar las piezas de lugar. No nos tomamos el tiempo para borrar algunos archivos de nuestro ordenador cerebral, ni tampoco para modificar ciertos datos.

Para que nos hagamos una idea de la importancia de dejar lugar en el cerebro para más información, debemos recordar que los genios de la humanidad han hecho excelentes descubrimientos por no sentirse satisfechos con las respuestas que habían conseguido hasta ese momento.

Una persona que tiene una “mente llena” puede manejar muchos datos, pero no tiene la capacidad de cambiar ni un ápice de esta información. No vale de nada que leamos todos los periódicos, si no nos detenemos unos minutos a reflexionar sobre las noticias que en ellos se publican.

Todo lo contrario a la mente llena es la “mente plena”. Aquellos que han podido vaciarse de estereotipos o prejuicios, que miraron la realidad desde otra perspectiva y que encontraron conexiones sorprendentes entre lo que aprendieron, son los que disfrutan de una verdadera mente plena. A diferencia de lo que se cree, esta mente no está vacía, sino que atesora conocimientos de calidad y no tiene problemas en cambiar los datos incorrectos o que no llevan a ningún sitio.

La mente plena sabe diferenciar entre el conocimiento amparado por la verdad o evidencia y el conocimiento temporal o interrogante; además, le da sentido a todo lo que aprende y no le teme a los cambios. Un sinónimo que podemos usar es el de “mente abierta”, porque puede cultivarse de las enseñanzas de cualquier persona que lo rodea.

La diferencia entre una mente llena y una mente plena va más allá del significado o del hecho de cambiar la primera letra de ambas palabras (la “l” por la “p”). Implica una actitud distinta hacia el aprendizaje, la forma de ver la vida y sobre todo, cómo se enseña lo que se sabe.

¿De qué manera podemos tener una mente más plena? Buscando respuestas de manera autónoma. No esperemos que todo se nos “entregue en bandeja de plata” como se dice popularmente. Hagamos una búsqueda independiente y no nos conformemos con lo que nos dice un solo libro o fuente.

Y en segundo lugar, podemos tener una mente más plena si hacemos una especie de “backup mental”, para borrar todo aquello que ocupa un sitio, el cuál podría ser destinado a datos valiosos o que puedan ponerse en práctica sin problemas.

¡A por mentes más plenas y no tan llenas de información que no sirve, estorba y no nos permite avanzar!


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.