Trastorno delirante: síntomas y tratamiento
La característica esencial del trastorno delirante es la presencia de uno o más delirios que persisten durante al menos un mes. Durante el siglo XVII el concepto de locura tomaba de referencia sobre todo al delirio, de tal modo que “estar loco” era igual a “tener delirios” y viceversa. Ahora bien, ¿qué es un delirio?
La definición más conocida y citada es la que ofrece Jaspers en su Psicopatología General (1975). Para Jaspers, los delirios son juicios falsos que se caracterizan porque el individuo los mantiene con gran convicción, de manera que no son influenciables ni por la experiencia ni por conclusiones irrefutables. Además, su contenido es imposible.
Para identificar a un delirio como tal deberíamos tener en cuenta el grado en el que la experiencia se ajusta a los siguientes puntos:
- Se mantiene con absoluta convicción.
- Se experimenta como una verdad evidente por sí misma, con una gran trascendencia personal.
- No se deja modificar por la razón ni por la experiencia.
- Su contenido es a menudo fantástico o cuanto menos intrínsecamente improbable.
- No es compartido por los otros miembros del grupo social o cultural.
- La persona está preocupada con la creencia y le resulta difícil evitar pensar o hablar sobre ella.
- La creencia es fuente de malestar subjetivo o interfiere en el funcionamiento social de la persona y con sus ocupaciones.
En suma, los delirios se caracterizan por ser conceptualmente muy complejos, y quizá por ello resulta tan difícil “encerrarlos” en una definición. En la actualidad, si pidiéramos a una persona cualquiera que describiera su imagen prototípica de un “loco” es muy probable que nos dijera que es aquel que se cree Napoleón o que afirma que le persiguen los marcianos.
¿Cuáles son las características del trastorno delirante?
Como decíamos anteriormente, la característica fundamental del trastorno delirante es la presencia de uno o más delirios que persisten durante al menos un mes. No debemos confundir la presencia de delirios con el diagnóstico de esquizofrenia. El trastorno delirante es una cosa y la esquizofrenia otra.
No se realiza el diagnóstico de trastorno delirante si la persona ha tenido alguna vez una presentación clínica que cumpliese el criterio A de la esquizofrenia (según el DSM-5). Aparte del impacto directo producido por los delirios, el deterioro del funcionamiento psicosocial puede estar más circunscrito que en otros trastornos psicóticos.
Además, la persona con trastorno delirante no se comporta de forma extravagante o extraña, como sí podría suceder en otros trastornos psicóticos. El DSM-5 también refleja que, en el trastorno delirante, los delirios no se pueden atribuir a los efectos de una sustancia (p. ej., la cocaína) o de otra afección médica (p. ej., enfermedad de Alzheimer). Tampoco pueden explicarse mejor por otro trastorno mental, como el trastorno dismórfico corporal o el trastorno obsesivo-compulsivo.
Criterios diagnósticos del trastorno delirante según el DSM-5
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) cita los siguientes criterios diagnósticos para el trastorno delirante. Son los siguientes:
A. Presencia de uno o más delirios de un mes o más de duración.
B. Nunca se ha cumplido el criterio A de la esquizofrenia. Las alucinaciones, si existen, no son importantes y están relacionadas con el tema delirante (p. ej., la sensación de estar infestado por insectos asociada a delirios de infestación).
C. Aparte del impacto del delirio o sus ramificaciones, el funcionamiento no está muy alterado y el comportamiento no es manifiestamente extravagante o extraño.
D. Si se han producido episodios maníacos o depresivos mayores, han sido breves en comparación con la duración de los períodos delirantes.
E. El trastorno no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o a otra afección médica. No se explica mejor por otro trastorno mental, como el trastorno dismórfico corporal o el trastorno obsesivo-compulsivo.
¿Qué tipos de delirios existen?
Nuevamente, el DSM-5 cita los tipos de delirios existentes. En un trastorno delirante pueden darse los siguientes delirios:
- Tipo erotomaníaco. El tema central del delirio es que otra persona está enamorada del individuo que padece el trastorno.
- Tipo de grandeza. El tema central del delirio es la convicción de tener cierto talento o conocimientos (no reconocidos) o de haber hecho algún descubrimiento importante.
- Tipo celotípico. Este subtipo se aplica cuando el tema central del delirio es que su cónyuge o amante le es infiel.
- Tipo persecutorio. El tema central del delirio implica la creencia de que están conspirando en su contra, o que lo engañan, lo espían, lo siguen, lo envenenan o drogan, lo difaman, lo acosan o impiden que consiga objetivos a largo plazo.
- Tipo somático. Se aplica cuando el tema central del delirio implica funciones o sensaciones corporales.
Además de estos tipos, existe también el tipo mixto (se considera cuando no predomina ningún tipo de delirio) y el tipo no especificado. Este último se aplica cuando el delirio dominante no se puede determinar claramente o no está descrito en los tipos específicos (p. ej., delirios referenciales sin un componente persecutorio o de grandeza importante).
Tratamiento del trastorno delirante
El trastorno delirante se considera difícil de tratar. Los fármacos antipsicóticos, los antidepresivos y los fármacos que estabilizan el estado de ánimo se utilizan con frecuencia para tratar los trastornos psicóticos. Asimismo, existe un interés creciente en las terapias psicológicas como formas de tratamiento. Por otro lado, podemos decir que en la actualidad todavía hay mucho margen de mejora en las intervenciones sobre los trastornos delirantes.
Actualmente no hay una forma de intervención que se imponga sobre las demás por los resultados que obtiene. Hasta que no se perfile una intervención específica que mejore los resultados de las generalistas, el tratamiento de los trastornos delirantes probablemente se basará en los que se consideran eficaces para otros trastornos psicóticos y problemas de salud mental.