9 claves para tener una dinámica familiar sana
Para tener una dinámica familiar sana es necesario cuidar cada vínculo como quien atiende una obra de arte. Porque cada integrante es único y valioso; todos merecen ese reconocimiento y trato que facilita el sentirse libre, pero con unas raíces comunes. Aunque siempre hay desafíos en este contexto, la buena noticia es que existen estrategias de ayuda.
Saber comunicar, respetar la personalidad de los demás y compartir tiempo de calidad son pilares indiscutibles para el bienestar familiar. Los conflictos y desacuerdos también son factores que estarán presentes en algún momento y que, como tal, hay que saber manejar. Conoce, por tanto, qué herramientas resultan útiles en estos casos.
«Los sentimientos de valor solo pueden florecer en un ambiente donde se aprecien las diferencias individuales, se toleren los errores, donde la comunicación sea abierta y las reglas sean flexibles. Ese es el tipo de ambiente que se encuentra en una familia cariñosa».
– Virginia Satir –
Estrategias para tener una dinámica familiar sana
La teoría general de sistemas, planteada por el biólogo y filósofo Karl Ludwig, contribuye a comprender las dinámicas familiares. Este enfoque señala que el comportamiento disfuncional de una sola persona puede afectar al resto de componentes del sistema; de igual modo, dice que estos microsistemas se rigen por sus particulares reglas internas y que estas no siempre son saludables.
La cuestión es que, muchas veces, las personas se dejan llevar por conductas que, casi sin darse cuenta, rompen la armonía y la calidad de los lazos con su entorno. Una dinámica familiar sana sostenida en el tiempo demanda poner en práctica habilidades muy precisas. A continuación, las describimos.
1. Sanar los problemas psicológicos
Son muchos los hombres y mujeres que construyen familias sin abordar antes sus heridas emocionales o traumas. Esto se convierte en un arma de doble filo. Porque varios de esos problemas afectan las relaciones y el modo en que se comunican y tratan a quienes más quieren.
Por tanto, para mejorar la calidad de la unidad familiar, lo apropiado es empezar por uno mismo. Hay que sanar todo lo que llevas en tu mochila personal.
2. La buena comunicación
Virgina Satir sentó las bases de la terapia en familia. Un pilar básico para lograr una dinámica sana es lo que ella llamaba «tener una comunicación eficaz». Es decir, los miembros de estas unidades sociales aportan al grupo cuando son hábiles a la hora de dialogar, escuchar y emitir un mensaje.
Trabajos de investigación, como los realizados en Universidad de Sargodha, en Pakistán, destacan cómo la buena comunicación favorece la satisfacción y el desarrollo de los adolescentes. De este modo, para mejorar esta competencia, es pertinente tener en cuenta lo siguiente:
- Aplicar la asertividad.
- La comunicación respetuosa.
- Saber escucharse entre el grupo familiar.
- Demostrar un interés real en lo que dice el otro.
3. Respeto y tolerancia
Para tener una dinámica familiar sana hay que evitar los autoritarismos. Conviene entender que cada miembro de esa unidad es único, con una personalidad propia y unas necesidades. Tolerar las opiniones ajenas, respetar los gustos y metas de los demás, configura un entorno donde permitirse ser sin miedos.
La comunicación empática y respetuosa es esa dimensión clave en toda familia, importante de cuidar cada día.
4. Compartir tiempo de calidad
Una familia no es solo un conjunto de personas viviendo bajo un mismo hogar. Es un sistema en el que se comparten dinámicas que refuerzan el vínculo, lo enriquecen y favorecen la felicidad de ese pequeño núcleo social. Dedicar tiempo es regalar atención, es estar presente para quien amas y crear esos recuerdos que persisten en la memoria emocional.
Las doctoras Alice J. Davey y Beatrice Paolucci destacaron en la revista National Council on Family Relations, la relevancia de compartir tiempo e interacciones significativas entre familias.
5. La validación emocional
Marsha Linehan, creadora de la terapia dialéctica conductual (TDC), llama a la validación emocional la «mejor aspirina». Consiste en hacerle ver a la otra persona que comprendes y tienes en cuenta aquello que siente. Pocas dimensiones son tan decisivas si deseas construir una dinámica familiar sana.
En el día a día aparecerán muchas necesidades y sentimientos. Es esencial saber que la familia está en la capacidad de entender y respetar lo que sientes sin juzgarlo o devaluarlo.
6. La empatía
¿Tus progenitores son o fueron unas figuras empáticas? ¿Lo es tu pareja? ¿Percibes esta competencia en tus hijos o hermanos? Empatizar con las realidades ajenas te convierte en figura hábil desde una perspectiva social y también humana. Ser capaces de sentir en por sí mismo lo que sienten los demás, favorece las conductas prosociales, la comprensión y el apoyo.
7. Habilidades para resolver problemas y conflictos
Se equivoca quien piense que en las familias más felices no existen conflictos y desacuerdos. Porque en todo escenario social suceden discrepancias, enfados y problemas que terminan afectando a todos. Es necesario, por tanto, que los integrantes de un sistema familiar se habiliten en la resolución de problemas. Las claves en las que se deberían trabajar en estos casos son las listadas enseguida:
- Mejorar la comunicación.
- Saber identificar las dificultades.
- Abordar los problemas sin culpar a nadie.
- Reconocer las virtudes propias y defectos.
- Aportar posibles soluciones de manera grupal.
- Saber valorar ventajas e inconvenientes en dichas propuestas.
- Ser capaces de aplicar cambios para favorecer el bienestar familiar.
Las familias autoritarias son las menos saludables y las más infelices. Son entornos donde reina la comunicación violenta, la dominación y la falta de respeto. Es importante promover escenarios familiares más saludables, empáticos y respetuosos.
8. Saber apoyar
El apoyo es el tendón psicológico que fortalece a una familia, que la mantiene saludable y la enriquece. Toda persona pasa por momentos difíciles y saber que su gente está ahí para apoyarle sin juzgar, le reconforta.
Recuerda que el apoyo no siempre consiste en hacer de salvadores o en resolver problemas por otros. Apoyar es saber estar sin invadir, dando lo que necesitan los demás y no lo que crees que les falta.
9. Normas internas consensuadas
Tener una dinámica familiar sana implica definir una serie de normas, pautas y reglas internas. Estas pueden ir desde aspectos tan básicos como a qué hora comer o también aclarar qué es y qué no es permisible.
Los límites son una referencia para el comportamiento de cada individuo, pues cumplen una labor informativa favorable para constituir una buena convivencia. Siempre es recomendable que esas pautas estén consensuadas.
La oportunidad de crear una familia con dinámica sana
Muchas personas crecen en un entorno familiar poco saludable. Pero la vida da la oportunidad de crear un núcleo propio, es el que tú eliges. Procura dar lo mejor de ti en estos casos, revisándote primero, sanando heridas y siendo, a su vez, el mejor ejemplo para los pequeños.
La felicidad familiar se construye cada día de manera consciente, apreciando las cosas más sencillas y cuidando de lo más importante: la convivencia y el respeto por los demás.
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