Adultos con síndrome de Peter Pan: causas, consecuencias y cómo lidiar con ellos

¿Conoces a alguien que, a pesar de ser un adulto, elude toda responsabilidad y te exaspera por su inmadurez? Hay personas que evidencian conductas del todo infantiles con las que cuesta lidiar. ¿Qué hacer en estas situaciones?
Adultos con síndrome de Peter Pan: causas, consecuencias y cómo lidiar con ellos
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 20 abril, 2023

Hay personas de 30 o 40 que actúan de forma infantil e inmadura. Cuesta convivir con ellas porque difícilmente asumen alguna responsabilidad, son alérgicas a los compromisos y exhiben conductas muy egoístas. Si bien estos «adultos infantiles» no encajan en ninguna categoría clínica o trastorno psicológico como tal, trazan un fenómeno frecuente conocido como síndrome de Peter Pan.

Detrás de estos patrones de comportamiento suele estar un estilo de crianza deficiente, alteraciones en el estilo de apego o una personalidad narcisista. El problema es que, aunque nos sorprenda, estas figuras suelen ser infelices y evidenciar problemas en sus relaciones sociales. Si convives con alguien que encaja en tal perfil, te explicamos qué puedes hacer.

Ser maduros significa asumir la responsabilidad de nuestros actos, tener claras las propias obligaciones y ser personas que saben convivir en sociedad. Quienes eluden estas características se convierten en el clásico personaje creado por James Matthew Barrie: Peter Pan.

chica pelirroja representando a los adultos con síndrome de Peter Pan
Los adultos infantiles suelen sufrir rabietas como los niños pequeños, ante su incapacidad para resistir la frustración.

Adultos con síndrome de Peter Pan: ¿cuáles son las causas?

Quizás conoces a alguien incapaz de mantener una relación de pareja o tienes compañeros de trabajo con quienes resulta imposible cumplir objetivos por su falta de responsabilidad. Los adultos con síndrome de Peter Pan son aquellos cuya edad cronológica no coincide con lo que demuestran a nivel comportamental. Son inmaduros, infantiles, con tendencia a la evitación, etc.

Aunque no estemos ante una condición mental que aparezca en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), desde el ámbito psicológico es notorio un detalle. El adulto infantil podría revelar otros trastornos subyacentes. Además, su conducta es claramente problemática en todos los ámbitos sociales y emocionales. Veamos, a continuación, qué explica esta conducta.



1. Estilos de crianza permisiva o sobreprotectora

Existen familias con un estilo de crianza deficitario que altera el desarrollo psicosocial del niño. La ausencia de límites claros, la permisividad y la falta de asunción de responsabilidades en la infancia, por ejemplo, suelen estar detrás del adulto con síndrome de Peter Pan.

Ahora bien, no dejemos de lado el impacto que tiene la sobreprotección a corto y largo plazo. Trabajos de investigación, como los realizados en la Universidad Estatal de California, destacan la imagen de los «padres helicóptero», es decir, aquellos que controlan en exceso la vida de sus hijos, lo cual merma la autoeficacia de estos últimos en sus etapas universitarias y laborales.

Los convierten, por así decirlo, en personas con serios problemas para asumir el control de sus propias vidas.

El adulto inmaduro se define sobre todo por una conducta evitativa. Todo lo elude, hasta la intimidad emocional.

2. Un apego evitativo

La inmadurez emocional también puede tener su origen en un estilo de apego evitativo. Las raíces de esta característica yacen en la infancia, solo que, en este caso, en lugar de una sobreprotección, lo que pudieron sufrir es la falta de un afecto estable y nutritivo en el ámbito emocional.

Son situaciones en las cuales los cuidadores no favorecieron el desarrollo de las competencias emocionales del niño. En consecuencia, se tendría un adulto que huye a la intimidad emocional, que es incapaz de construir vínculos sólidos, maduros y saludables.

3. Personalidad narcisista

El adulto con síndrome de Peter Pan suele estar dentro de un espectro. Algunos evidencian unos rasgos más problemáticos y otros, en cambio, solo muestran algunas características. A menudo, esa forma de inmadurez y falta de responsabilidad se expresa en una personalidad claramente narcisista. En estos casos, su conducta suele ser la más compleja en todos los niveles.

Son personas egoístas, que cargan sobre los demás las responsabilidades propias y que buscan ser el centro de atención en todo momento. Como bien hemos señalado al inicio, con frecuencia, detrás de este patrón de comportamiento pudiera existir alguna condición psicológica; el trastorno narcisista de la personalidad es un ejemplo.

4. Falta de competencias emocionales y nula resistencia a la frustración

Hay personas adultas con las competencias emocionales de un niño de 3 años. Y el adulto con síndrome de Peter Pan es imagen de ello. Bien es cierto que la asunción de estas habilidades debe asentarse en la infancia; sin embargo, vemos con reiteración una clara negativa a la automejora cuando llegan a la edad madura.

La personalidad se encalla en esa incapacidad para tolerar las frustraciones y entender lo que es vivir en sociedad y ser adulto. Son mentes muy inflexibles y con una gran resistencia al cambio.

Aunque el síndrome de Peter Pan es más común en los hombres, también aparece en mujeres.

¿Cuáles son las consecuencias de ser un adulto infantil?

Es común ver a adultos con síndrome de Peter Pan. Es más, dado que la sobreprotección parental es un fenómeno cada vez más común, cabe la posibilidad de que se eleve el número de adultos infantiles. Tanto es así que pronto dispondremos de una escala para poder detectarlos, al menos en el género masculino.

La Universidad de Ondokuz Mayıs, en Turquía, desarrolló en el 2021 una técnica para llevar a cabo dicha evaluación. El instrumento medirá los constructos más significativos en esta condición. Esto será de gran utilidad, tanto para su detección como para su tratamiento.

No obstante, lo que ya se puede listar son a las consecuencias más comunes de dicha inmadurez psicosocial y emocional. A continuación, las presentamos.

  • Son desafiantes.
  • Tienen miedo a la soledad.
  • Muestran un elevado egoísmo.
  • Los trabajos les duran muy poco.
  • Son incapaces de manejar el estrés.
  • Evidencian fobias a los compromisos.
  • Son incapaces de resolver sus problemas.
  • Son incapaces de alcanzar metas personales.
  • Cuentan con pocos amigos y los pierden al poco tiempo.
  • Se mueven solo por deseos y necesidades inmediatas. Son muy impulsivos.
  • Pueden mostrar una gran dependencia de algunas figuras, por ejemplo, sus padres.
  • Presentan una elevada tendencia hacia los trastornos del estado de ánimo como la depresión.
  • Tienen rabietas, no regulan sus emociones y tampoco respetan las de los demás.
  • No asumen responsabilidades y son hábiles para dar excusas y justificar por qué no las llevan a cabo.
  • A menudo demuestran conductas pasivo-agresivas. Es decir, usan indirectas en su comunicación, son hostiles y nunca expresan lo que sienten o piensan de forma asertiva.
pareja representando a los adultos con síndrome de Peter Pan
Son muchas las personas que, en sus relaciones de pareja, conviven con una figura que evidencia síndrome de Peter Pan.

¿Cómo lidiar con las personas con síndrome de Peter Pan?

Los adultos con síndrome de Peter Pan son personas infelices. Más allá de que nos irrite su conducta, su irresponsabilidad y falta de competencias sociales, son figuras destinadas al fracaso en sociedad. El problema reside también en que son perfiles con una gran resistencia y oposición al cambio.

Dan Kiley fue el psicólogo que acuñó este término en 1983, tras publicar su libro El síndrome de Peter Pan. En él explicaba que muchos de sus pacientes presentaban esta característica y que, por lo general, era complicado avanzar en terapia. Sin embargo, ya contamos con nuevos enfoques y hay más maneras para lidiar con ellos. Analicemos algunas, a continuación.

1. Explícales la consecuencia de no asumir responsabilidades

Desde un punto de vista social, es imposible que alguien con este perfil logre adaptarse a nuestra realidad cotidiana. El adulto infantil debe tomar conciencia de lo que sucede cuando no se actúa de manera responsable. El resultado es la exclusión social, la soledad, la precariedad y la infelicidad. No dudemos en detallarles el efecto de su conducta.

2. Evita ser su cuidador

El problema del síndrome de Peter Pan es que, a veces, encuentra a su Wendy. Es decir, en muchas relaciones de pareja está la persona infantil y la figura que atiende y rescata al adulto infantilizado. Durante un tiempo esta unión puede nutrir las necesidades de cada uno, pero son vínculos destinados al fracaso y al sufrimiento.

No atendamos cada necesidad de estas figuras haciéndoles la vida más fácil. El objetivo es que conozcan el efecto de sus acciones y asuman responsabilidades.

3. Guíales para que busquen ayuda especializada

El síndrome de Peter Pan tiene detrás desencadenantes psicológicos que hay que comprender y tratar. Los problemas de apego, las mellas de una crianza disfuncional y la mala gestión emocional, pueden abordarse desde la terapia cognitiva-conductual. Asimismo, estos pacientes suelen experimentar depresiones encubiertas que necesitarán de tratamientos clínicos y farmacológicos.



Conclusión

Por término medio, la inmadurez adulta es el síntoma de una realidad más profunda que debe atenderse y sanarse. El origen de esta conducta está casi siempre en una infancia basada en la sobreprotección, la falta de límites o, por contra, en la desatención. Como dijo el psiquiatra Boris Cyrulnik: «Una niñez infeliz no determina la vida».

Podemos aplicar mecanismos para la mejora y lograr que esa persona sea alguien funcional socialmente.


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