Personas impulsivas: 7 rasgos y características

Las personas impulsivas tienen una serie de rasgos que impiden estar en paz con los demás. En la mayoría de los casos, lo que les falta es un proceso para aprender a controlar sus emociones.
Personas impulsivas: 7 rasgos y características
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 11 enero, 2021

Lo más problemático de las personas impulsivas es que desaprovechan sus verdadero potencial y erosionan sus relaciones con los demás por motivos sin trascendencia. Su falta de previsión también les lleva a perder oportunidades valiosas.

Más que una forma de ser, lo que tienen las personas impulsivas es una falta de educación emocional. Todos venimos al mundo siendo más o menos impulsivos, pero con la vida y con el tiempo aprendemos a guiar y controlar esas tendencias.

La impulsividad es también un hábito  de conducta. Las personas se acostumbran a actuar de ese modo y luego deben llevar a cabo todo un proceso para reacomodar sus reacciones. Además, este rasgo siempre va acompañado de otras características, entre las que se destacan las siguientes.

La impaciencia entorpece el pensamiento y lo transforma en impulso. La paciencia es inteligencia, por lo tanto es equilibrio y armonía del espíritu”.

-Norys Uribe Santana-

Hombre impulsivo gritando

1. Tienen baja tolerancia a la frustración

Las personas impulsivas tienden a buscar gratificaciones  rápidas. Les cuesta mucho trabajo tolerar la frustración parcial que implica la espera. Necesitan que los resultados o los beneficios se vean pronto; de lo contrario, se inquietan o se desesperan y abandonan.

Mucho de lo más valioso de la vida se hace paso a paso. Las grandes obras, los vínculos fuertes o los mayores hallazgos no se logran de la noche a la mañana. Por eso las personas impulsivas pueden perder la oportunidad de llegar más lejos en todo, debido a su afán de llegar más rápido.

2. Las personas impulsivas suelen procrastinar

Resulta paradójico, pero el afán de lograr todo rápidamente lleva a las personas impulsivas a procrastinar  con frecuencia. Si una actividad, una tarea o un proyecto les resulta tedioso, no van a aguantar la tensión emocional que esto implica. Por lo tanto, lo dejan para después.

Em muchos casos, la procrastinación aumenta la dificultad de los obstáculos que tienen que salvar. Por ejemplo, por posponer un trámite en el tiempo, pierden la oportunidad de hacerlo por internet o de beneficiarse de algún tipo de descuento. Por otro lado, es frecuente que se cabreen con ellas mismas al ser conscientes de las consecuencias de su pasividad.

3. Incurren en conductas compensatorias

Las conductas compensatorias son acciones destinadas a liberar la ansiedad que se experimenta. Esto se hace de una forma autorreflexiva , automática e inmediata. Con frecuencia, ese tipo de conductas tienen un componente autodestructivo.

Por ejemplo, comer compulsivamente, tocarse el cabello (o arrancárselo), caminar de un lado para otro, mover las piernas, etc. El objetivo de esas acciones es el de intentar disipar la ansiedad, pero con frecuencia esto no se logra y, en cambio, se provoca un daño adicional.

4. Pasan fácilmente del enfado a la agresividad

Las personas que se dejan llevar por la impulsividad son muy dadas al enfado. Este suele ser fruto de la frustración que se origina al no conseguir lo que quieren de forma inmediata. Sin embargo, en este caso tampoco se tolera o controla la ira.

Es muy habitual que este tipo de personas pasen fácilmente de la irritabilidad al enojo y de este a las conductas agresivas. Ingredientes que se suman a su comunicación exterior, pero también a su diálogo interno.

5. Son poco asertivas

En tanto que para estas personas es muy difícil controlarse, también es usual que hablen sin pensar y digan o no digan lo que de verdad quieren expresar. Lo que prima es la impaciencia y esta lleva a exhibir una comunicación poco asertiva.

En particular, quienes son impulsivos pueden llegar a ser muy hirientes en sus ratos de enojo y agresividad. Atienden más a su deseo momentáneo de sacar a relucir su molestia que al propósito de tener relaciones constructivas con los demás.

6. Se frustran con frecuencia

En la medida en que muchos de sus planes y proyectos son de corto aliento, no es raro que las personas impulsivas experimenten frustración. No llevan a término lo que se proponen y tampoco adelantan proyectos a mediano o largo plazo.

Ese inmediatismo los conduce a logros triviales o de poco alcance. Por lo mismo, es probable que se sientan inconformes con lo que consiguen e insistan en lograr más. Su forma de hacer las cosas les impide que lleguen más lejos.

Mujer con envidia frustrada

7. Tienden a ser conflictivos

Todo lo anterior hace que las personas impulsivas sean también más dadas a tener relaciones conflictivas con los demás. Su falta de control frente al enfado puede llevarlas a decir o hacer algo de lo que después se arrepientan. La impulsividad hace que renuncien a un trabajo en un momento de impaciencia o que terminen con su pareja cuando no querían hacerlo. Después tratarán de remediar lo hecho, pero esto no siempre es posible.

Las personas impulsivas son víctimas de sí mismas. Quizás en la infancia no adquirieron unas buenas bases para la gestión emocional; sin embargo, todos tenemos la opción de fortalecer esta debilidad en nuestras raíces cuando somos adultos. Sin embargo, para eso también necesitaremos tomárnoslo como un objetivo y trabajar en él de manera consciente.


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  • De Sola Gutiérrez, J., Valladolid, G. R., & de Fonseca, F. R. (2013). La impulsividad: ¿Antesala de las adicciones comportamentales? Salud y drogas, 13(2), 145-155.

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