Aprender idiomas: 5 beneficios para tu cerebro
Aprender idiomas ha pasado en los últimos años de ser una necesidad principalmente de carácter profesional, reforzando nuestra formación de cara a determinados puestos de trabajo, a ser una necesidad personal y social.
La sociedad globalizada en la que vivimos, nos empuja a relacionarnos de forma cotidiana con personas de todo el planeta. Una faceta que hace pocos años estaba reservada a los negocios de más alto nivel, hoy es tan natural como abrir cualquier red social e interactuar con el resto del mundo.
Por otro lado, la drástica reducción que han sufrido los precios de los transportes de larga distancia en los últimos años, especialmente abanderada por las denominadas empresas aeronáuticas low-cost, ha modificado nuestro concepto de este tipo de viajes, pasando de ser algo muy exclusivo, a ser incluso más económico que el turismo local.
Cada vez son más las personas que dominan al menos un segundo idioma. Los niños empiezan a instruirse en una segunda lengua desde que empiezan a asistir a la guardería para adquirir una buena base de cara a su preparación académica. Adquieren destrezas y acostumbran su oído a un nuevo idioma a través del juego, con lo que incrementan su capacidad creativa y la competencia en resolución de problemas.
En cuanto a los adultos, cada vez es más habitual ver a estudiantes mayores de 30 años en las escuelas de idiomas. La demanda de cursos de lengua extranjera ha crecido no sólo por la necesidad de hacer constar en el currículum el conocimiento de un segundo idioma, sino por los beneficios cerebrales que aporta el aprendizaje del mismo.
Otro grupo de edad cada vez más numeroso que se ha sumado al aprendizaje de idiomas son nuestros mayores. Aprender una segunda lengua en la tercera edad es una forma perfecta para poner en práctica nuevas habilidades y mantener durante el mayor tiempo posible las capacidades cognitivas.
Los adultos mayores pueden integrar nuevos conocimientos con su amplia experiencia de aprendizaje. Alcanzada la madurez, sabemos que las capacidades para la adquisición de nuevos conocimientos no son las mismas que a edades más tempranas, pero la madurez hace que seamos más eficientes a la hora de estudiar una segunda lengua ya que nos hace conocer las técnicas de aprendizaje que mejor nos funcionan.
En conclusión, mientras que los niños se adaptan naturalmente en la instrucción de nuevos conocimientos, los adultos aprovechan su experiencia de vida para aprender. Así que, estudiar un idioma no es necesariamente más difícil con la edad, simplemente es diferente.
Aprender idiomas: 5 beneficios para el cerebro
Favorece la concentración
La concentración es la capacidad de utilizar todas nuestras facultades mentales o físicas sobre una actividad concreta. Estar concentrado significa poder escuchar, observar y absorber todo aquello por lo que mostramos interés. Para memorizar el vocabulario, la gramática, las conjugaciones, es decir para aprender un idioma, es necesario mostrarse receptivo y prestar atención.
El estudio de una lengua extranjera nos proporciona un alto nivel de concentración en todo aquellos que oímos, traducimos o comunicamos, por tanto con esta destreza, como con cualquier otra capacidad cognitiva, cuanto más trabajemos con ella mayor será el beneficio para nuestro cerebro.
Mejora las capacidades cognitivas
El cerebro se puede mantener activo por más tiempo si trabajamos de forma conveniente las distintas capacidades cognitivas.
Los neurólogos coinciden en que cuánto más se utilizan la competencia cerebral, menos frecuentes son los fallos en sus funciones. Aprender un idioma es uno de los ejercicios cognitivos más completos: se activa la memoria y se crean nuevas conexiones neuronales al cambiar de un idioma a otro. Así, funciones como el lenguaje, la capacidad de raciocinio, la abstracción o la capacidad de cálculo se ven potenciadas con el aprendizaje de otra lengua.
Podemos conservar la agilidad mental por más tiempo
Investigaciones recientes muestran que las personas que aprenden idiomas mantienen la agilidad mental retrasando el proceso de envejecimiento en determinadas áreas cognitivas. Además, los individuos que hablan al menos dos idiomas tienen un cerebro más flexible, más capaz de adaptarse a diferentes situaciones y cambiar de una actividad a otra más rápidamente.
Ayuda al desarrollo cerebral
Científicos de la Universidad de Lund (Suecia) llevaron a cabo un estudio para comprobar si la estructura cerebral de un grupo de sujetos sufría algún cambio tras el aprendizaje de un idioma en trece meses. Compararon a un grupo de estudiantes universitarios con un grupo de personas que aprendieron a hablar con fluidez un nuevo idioma.
Antes de comenzar el proceso de aprendizaje del grupo de estudio, los dos grupos fueron sometidos a una prueba mediante resonancia magnética nuclear (RMN técnica no invasiva para obtener información sobre la estructura cerebral).
Tras trece meses de estudio de un nuevo idioma, al repetir de nuevo la prueba de resonancia magnética descubrieron que, mientras que la estructura cerebral de los universitarios permanecía sin cambios, determinadas partes del cerebro de los estudiantes del nuevo idioma habían crecido. Las zonas que mostraron cambios fueron el hipocampo, relacionado directamente con el aprendizaje de idiomas, una región del lóbulo temporal relacionada con la orientación espacial y tres áreas de la corteza cerebral relacionadas con las habilidades lingüísticas.
Potencia la memoria
Entre los beneficios de aprender idiomas se encuentra la capacidad de potenciar la memoria. Adquirir soltura en una segunda lengua obliga al cerebro a utilizar otras regiones que habitualmente no emplean los monolingües. Además, hablar dos o más idiomas favorece la creación de nuevas rutas de asociación de la información, lo que significa rutas nuevas y alternativas para llegar a un recuerdo.
Así, tanto la memoria a corto plazo como la memoria a largo plazo se ven reforzadas con las habilidades empleadas en el aprendizaje de idiomas. Finalmente, destacar que los idiomas tienen un valor enorme en el campo laboral, sino que además, y sobre todo, son llaves de acceso a otras culturas.