Autodesprecio: personas que se odian a sí mismas

A menudo, detrás del autodesprecio y del desamor propio, están muchas veces los traumas de infancia y el afecto poco saludable que recibimos en el pasado. Nadie debería verse a sí mismo como al peor de sus enemigos o como alguien que no merece ser amado.
Autodesprecio: personas que se odian a sí mismas
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 29 julio, 2021

El autodesprecio es la carcoma que todo lo invalida, la voz interior que envenena y apaga potenciales, valías y oportunidades. Las personas que se detestan a sí mismas proyectan en los demás ese mismo malestar, buscando a veces culpables a sus fracasos, responsables de su infelicidad y cautivos de sus sentimientos negativos.

Así es, lo cierto es que se vive bastante mal odiándose a uno mismo. Es como tener que compartir piso con un incómodo inquilino, alguien con el que nos llevamos mal y que además detestamos. Estas son realidades que a menudo se viven en silencio y que son el resultado de una mala experiencia o bien de una autoestima desmesuradamente baja.

Hay quien, por ejemplo, ve pasar los días sufriendo la culpa de los remordimientos, de hechos acaecidos en el pasado y que son el origen de ese autodesprecio. Otros en cambio, ni tan solo saben el por qué de esa desidia al propio ser, de ese rechazo constante y ese autosabotaje que machaca y que apaga todo equilibrio psicológico.

Comprender el desencadenante y las maneras de afrontar ese lienzo del desasosiego nos puede servir de ayuda.

Muchas veces, el autodesprecio parte del modo en que nos trataron en el pasado. La falta de afecto y reconocimiento nos hace sentirnos indignos hasta del amor a uno mismo.

Mujer triste a causa del autodesprecio

¿En qué consiste el autodesprecio?

El autodesprecio es una de las realidades psicológicas más problemáticas. Se trata de un estado en el que la persona integra y refuerza sentimientos de insuficiencia, culpa, baja autoestima, visión negativa hacia sí mismo y un elevado desprecio. Su enfoque mental les impide ver todo potencial y rasgo positivo.

Tanto es así que cualquier logro o éxito alcanzado lo atribuyen a la casualidad. Se sienten vulnerables y a menudo esa sensación les hace actuar de manera defensiva ante los demás. No pueden construir relaciones sociales y afectivas enriquecedoras. Desconfían, no se sienten merecedores de ser amados y a menudo muestran actitudes hostiles contra los demás.

¿Cuáles son las causas de ese odio a la propia persona?

¿Por qué razón debería odiarse uno a sí mismo? ¿Qué razón existe para que el ser humano se vea como su peor enemigo? En realidad, esta situación es más común de lo que pensamos y responde a varios desencadenantes.

El peso de los arrepentimientos

Oportunidades perdidas. Conductas que tuvieron malas consecuencias. Arrepentimiento por no haber sido más valiente, por no haber hecho las cosas de otro modo…

El autodesprecio parte muchas veces de esas experiencias de vida de las que no nos sentimos orgullosos y que se marcan a fuego en nuestro ser. Lejos de abordarlas, de tratarlas y sanarlas, las dejamos ahí, latentes, como heridas abiertas que no nos atrevemos a sanar.

La baja autoestima, el precio de no quererse bien

El autodesprecio es la costra psicológica de quien se quiere mal, de quien vive con una autoestima que está bajo mínimos. Nada crece en nuestra mente cuando no existe el amor propio, cuando solo reina la negatividad y el odio a uno mismo.

Así, hechos como haber crecido en un entorno familiar invalidante, crítico y autoritario orquestan también esa devaluación negativa hacia el propio ser. Tampoco podemos dejar de lado los traumas de infancia, un desencadenante habitual que refuerza el desprecio a la propia persona.

El autodesprecio germina mediante nuestro crítico interno

El autodesprecio viene estudiándose desde hace décadas en el campo de la psicología. Así, disponemos por ejemplo, de trabajos como el realizado en la Universidad de Chicago por parte del doctor Louis Paul en los años 70. Algo que nos indicaba ya en esta época es que la persona que se odia a sí misma refuerza un diálogo interno tan crítico como desgastante.

Es una voz interna que enjuicia a la persona, que lima su potencial, que la culpabiliza de cada error y que actúa como ese eco que le repite a cada instante que no vale para nada.

Se vive muy mal en ese universo mental ocupado por una voz tiránica y despótica. El diálogo interno que no hace más que descalificarnos y anticipar errores y fracasos alimenta el odio a uno mismo. 

Mujer triste sintiendo el peso del autodesprecio

¿Cómo podemos dejar de despreciarnos a nosotros mismos?

Vamos a tener que vivir con nosotros toda la vida, ¿por qué no empezar a tratarnos mejor? El autodesprecio y esa tendencia a alimentarse del malestar deriva tarde o temprano en la ansiedad e incluso en las autolesiones o los trastornos depresivos. El entorno de quien no se quiere a sí mismo también sufre.

Porque quien se devalúa, a menudo, carga sobre los demás su frustración, porque cuando lo que uno siente es rabia y el peso de la baja autoestima es incapaz de dar lo mejor de sí a los demás…

¿Qué podemos hacer en estas circunstancias? Lo analizamos.

Desarrollo de un diálogo compasivo

Un interesante trabajo de investigación dirigido por la doctora Nele Stinckens de la Universidad de Lovaina (Bélgica) habla de un tipo de terapia orientada al autodesprecio. Consiste básicamente en habilitar a la persona en el dominio de su diálogo interno.

Es necesario aprender a detectar las ideas invalidantes, las críticas internas y esa voz crítica y negativa para transformarla en un habla más compasiva. Empezar a querernos un poco más pasa siempre por ser capaces de hablarnos con afecto, respeto y compasión.

Para vencer el autodesprecio hay que trazar nuevas metas personales

A menudo, retroalimentamos unas mismas conductas y estilos de vida que refuerzan el propio malestar. Para mejorar la visión y el aprecio al propio ser siempre es bueno hacer cambios. Ponernos nuevas metas y conseguirlas mejora la autoestima. Conocer gente nueva nos trae otras perspectivas y otro modo de vernos a nosotros mismos…

Las pequeñas variaciones en el día a día pueden a veces traernos valiosas transformaciones capaces de reforzar el amor propio. Y ese es el mejor punto de partida.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.