Bulbo raquídeo: estructura y funciones

El bulbo raquídeo es tan importante para nuestro organismo, pues conecta nuestro encéfalo con la médula espinal y garantiza nuestra supervivencia.
Bulbo raquídeo: estructura y funciones
María Alejandra Castro Arbeláez

Escrito y verificado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Última actualización: 23 agosto, 2023

El bulbo raquídeo o médula oblongada es una estructura subcortical que se encuentra situada en la parte baja del tronco encefálico. Sus conexiones nerviosas llevan a cabo funciones corporales básicas que garantizan nuestra supervivencia, tales como: regular el ritmo cardiaco, mantener la función respiratoria, llevar a cabo la digestión, coordinar los movimientos del cuerpo, entre otros.

Una estructura de vital importancia

El bulbo raquídeo es tan relevante, que sin él nos estaríamos jugando nuestra supervivencia. Pese a su pequeño tamaño, de tres centímetros de largo y dos de ancho, no podemos subestimarlo.

Un trabajo realizado por investigadores de la Universidad de Ámsterdam señala que la médula oblongada es como una estación para toda la información importante que entra y sale del cerebro, por lo tanto, el estudio de este componente cerebral resulta imprescindible para comprender mejor cómo funcionamos y cómo podemos abordar diversas condiciones de salud.

Asimismo, una reciente investigación publicada en NeuroImagen encontró que su tamaño es un indicador significativo para predecir la supervivencia de personas con esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

De esta forma, es una de las estructuras cerebrales más significativas, cuya lesión podría implicar afecciones severas. Dicho esto, veamos cómo está formada y cuáles son sus funciones principales.

Estructura externa del bulbo raquídeo

El bulbo raquídeo es la estructura más caudal del tronco del encéfalo. Su forma es parecida a la de un cono invertido y conecta el encéfalo con la médula espinal.

Las superficies ventral y dorsal del bulbo raquídeo presentan protuberancias y fisuras únicas, las cuales están formadas por diferentes núcleos y tractos asociados. En este punto, cabe destacar que los núcleos son agrupaciones de los cuerpos celulares de las neuronas; mientras que los tractos son agrupaciones de axones, en general mielinizados, que conectan los núcleos de diferentes partes del sistema nervioso central.

Aclarado este aspecto, a continuación mostramos las características de cada superficie y las partes que la conforman.

Superficie ventral

En la superficie ventral o anterior del bulbo raquídeo se encuentran:

  • Fisura media anterior: es una continuación de la fisura media anterior de la médula espinal.
  • Pirámides bulbares: se encuentran en el suelo del bulbo y a cada lado de la fisura media anterior. En ellas destacan los haces de fibras nerviosas que conectan el bulbo con la corteza y la espina dorsal.
  • Decusación piramidal: debajo de la base de las pirámides bulbares, la fisura media anterior es interrumpida por los fascículos del tracto corticoespinal que se decusan (cambian de lado) cruzando la fisura y formando la decusación piramidal en la línea media.
  • Surco anterolateral y surco posterolateral: ubicados a cada mitad de la superficie ventral del bulbo raquídeo. Sirven como vías de salida de algunos pares craneales, como el hipogloso, el glosofaríngeo y el vago.
  • Oliva: se trata de una estructura oval que se ubica entre los surcos, justo al costado y detrás de cada pirámide bulbar. Los núcleos que conforman la oliva regulan movimientos musculares voluntarios.

Superficie dorsal

Por su parte, en la superficie posterior del bulbo raquídeo se encuentran las siguientes estructuras:

  • Surco medio dorsal: ubicado en la línea media del bulbo, el cual se continúa con su equivalente en la médula espinal.
  • Prominencias verticales: ubicadas a cada lado del surco medio dorsal y corren paralelas al mismo. Estas se encuentran formadas por el fascículo grácil, que contiene un núcleo que forma una eminencia visible en la superficie dorsal del bulbo, llamado tubérculo grácil.
  • Fascículo cuneiforme: lateral a cada fascículo grácil se encuentra otra prominencia vertical formada por el fascículo cuneiforme, compuesto por el núcleo cuneiforme.
  • Tubérculo trigeminal: se trata de otra prominencia ubicada a cada lado del núcleo cuneiforme. Está constituido por el núcleo espinal del nervio trigémino.

Estructura interna del bulbo raquídeo

Si hacemos un corte transversal de bulbo raquídeo, podremos identificar tres partes, que van desde la más ventral a la más dorsal:

  • Base: contiene la decusación piramidal del tracto corticoespinal.
  • Tegmento o calota: alberga los núcleos olivares inferiores, así como los pares craneales del IX al XII.
  • Techo: está compuesto por el velo medular inferior, que es la porción posteroinferior del cuarto ventrículo.

Cabe mencionar que los núcleos (sustancia o materia gris) se encuentran, en su mayor parte, en la porción dorsal del bulbo raquídeo, mientras que los tractos (sustancia blanca) están ubicados en la parte ventral.

Núcleos del bulbo raquídeo

Los núcleos que conforman el bulbo raquídeo están involucrados en diversas funciones vitales del organismo. Estos son:

Núcleo hipogloso

Es un núcleo motor que da origen al nervio hipogloso (IX par) e inerva a todos los músculos intrínsecos y extrínsecos de la lengua, excepto el palatogloso.

Núcleo subhipogloso (o de Roller)

Se encuentra adyacente al núcleo hipogloso y forma parte de circuitos complejos que involucran los movimientos oculares.

Núcleo vestibular medial (o de Schwalbe)

Pertenece al sistema vestibular y abarca la porción caudal de la protuberancia y la porción rostral del bulbo raquídeo. Se encarga de recibir información de los canales semicirculares del oído interno y luego los proyecta a través de fibras que se unen al fascículo longitudinal medial.

Núcleo cuneiforme

Recibe información sensorial sobre el tacto ligero, propiocepción, y vibración de la extremidad superior ipsilateral, transportada por el fascículo cuneiforme.

Núcleo del trigémino

Es un núcleo sensorial de la cara, que se encarga de recibir información del tacto, la vibración, el dolor y la temperatura. Cabe mencionar que se trata de una zona donde los somas neuronales se acumulan para procesar la información a nivel muy básico. Otras estructuras cerebrales más avanzadas asumen la responsabilidad de seguir procesando la información emitida por este núcleo.

Núcleo dorsal del vago

Es un núcleo motor visceral que inerva a los músculos lisos del tracto digestivo, pulmones, y demás órganos del abdomen y tórax. Por tanto, está muy vinculado a la digestión y entre sus funciones destaca el control y la producción de flujos gástricos.

Núcleo ambiguo 

Es un núcleo motor que proporciona fibras nerviosas para los nervios glosofaríngeo, vago y accesorio. Éstos, participan en los procesos de deglución y digestión, controlando los músculos de la faringe y laringe.

Núcleo del tracto solitario

Se encarga del control de la sensibilidad visceral y de la función cardiorrespiratoria. Además, la parte rostro-lateral participa en la percepción gustativa.

Núcleos del rafe

Los numerosos núcleos del rafe pertenecen a la formación reticular del bulbo raquídeo. Estos son la principal fuente del neurotransmisor serotonina y también están involucrados en la regulación del humor, dolor, estados de vigilia y termorregulación.



Núcleos olivares

Conformados por: el núcleo olivar accesorio dorsal, el núcleo olivar inferior, y el núcleo olivar accesorio medial.  Se conectan con el cerebelo para ayudar en la coordinación motora.

Núcleo reticular lateral

Recibe e integra impulsos de una variedad de fuentes, los cuales transmite a la mitad ipsilateral del cerebelo. A través de esta conexión, el núcleo reticular lateral ayuda al cerebelo con el planeamiento y la coordinación motora.

Tractos del bulbo raquídeo

La sustancia blanca del bulbo está compuesta por tractos motores y sensitivos, siendo estos:

Tracto piramidal

Es el tracto motor principal del bulbo raquídeo. Este viaja desde la corteza cerebral, hasta la médula espinal, donde hace sinapsis con los cuerpos de neuronas más bajas; las cuales también inervan los músculos esqueléticos del cuerpo.

Lemnisco medial

Se conecta con las fibras de los núcleos cuneiformes y grácil, que transmiten la información somatosensorial del cuerpo. Por tanto, atraviesa el tálamo y termina dentro de la corteza somatosensitiva primaria.

Pedúnculo cerebeloso inferior

Es una masa de sustancia blanca que contiene los tractos que conectan la médula espinal con el tronco cerebral y el cerebelo. Estos tractos transportan fibras somatosensoriales propioceptivas, así como impulsos nerviosos desde el cerebelo que regulan la postura y el equilibrio del cuerpo.

Tracto espinal del nervio trigémino

Se encuentra debajo del pedúnculo cerebeloso inferior y transmite la información sensorial de la cara hasta el núcleo espinal del nervio trigémino.

Tracto espinocerebeloso

Se encuentra anterior al núcleo lenticular lateral y envía información propioceptiva desde el músculo esquelético hacia el cerebelo.

Tracto espinotalámico 

Pasa medial y ventral al tracto espinocerebelar. Envía información sobre el dolor y la temperatura de la parte contralateral del cuerpo al tálamo. Al pasar por aquel, las fibras de este tracto continúan hacia la corteza somatosensorial primaria.



Irrigación

La superficie del bulbo raquídeo está irrigada por las ramas de las arterias vertebral y basilar, que son: las arterias espinales anterior y posterior, y las arterias cerebelosas posteroinferiores. Estas ramas de sangre también ingresan junto con las raíces de los nervios glosofaríngeo, vago, accesorio e hipogloso.

Funciones del bulbo raquídeo

Como vemos, el bulbo raquídeo se ve involucrado en diversas funciones, las cuales son vitales para el organismo. De hecho, la destrucción de esta estructura o la interrupción de su funcionamiento deriva en la muerte.

Entre sus principales funciones encontramos:

Control de funciones autónomas

El bulbo raquídeo se encarga del control de las funciones involuntarias de las vísceras y el mantenimiento de la homeóstasis. Por ejemplo:

  • Sistema cardiovascular: mantiene la tensión arterial y la vasoconstricción; y regula el ritmo cardíaco.
  • Respiración: regula y mantiene la función respiratoria.
  • Digestión: gestiona los músculos involuntarios que se involucran en este proceso. También controla la secreción de los jugos digestivos y participa en procesos de deglución.

Además, gestiona otras acciones involuntarias como la tos, el vómito y los estornudos.

Control sensorial

También se encarga de la transferencia de información sensorial entre el sistema periférico y el sistema nervioso central. Para realizarlo, conecta los dos sistemas y envía información al tálamo que luego es comunicada al resto del cerebro.

Problemas asociados al bulbo raquídeo

En el bulbo se encuentran algunos pares craneales (IX, X, XI, XII), cuyo daño causa problemas en las regiones y funciones que controlan. Estos son:

  • Glosofaríngeo o par craneal IX: recoge la información gustativa y la información sensitiva de la faringe. Facilita la deglución al coordinar diversos músculos del cuello. Además, transmite señales a la glándula salival.
  • Nervio vago o par craneal X: inerva la faringe, el esófago, la tráquea, los bronquios, el corazón, el estómago y el hígado. Por tanto, regula nuestro sistema autónomo.
  • Nervio accesorio o par craneal XI: se encarga del movimiento cefalogiro; por lo que interviene en movimientos de la cabeza, cuello y hombros.
  • Nervio hipogloso o par craneal XII: interviene en los músculos de la lengua y en la acción de tragar.

Así, cuando alguno de ellos no funciona de manera adecuada, pueden manifestarse inconvenientes como parálisis de movimiento, complicaciones respiratorias o cardíacas, vértigo, debilidad, pérdida de la conciencia, dificultades visuales y auditivas, entre otros.

Por otro lado, si las arterias que proveen sangre al bulbo raquídeo se bloquean o dañan, pueden surgir síndromes con síntomas graves. Uno de ellos es el síndrome lateral del bulbo o de Wallenberg, tal como lo describe una publicación de la revista Médica Sur. Esta condición causa temblores en los ojos, vómitos, problemas en la articulación de palabras, dificultades para tragar, entre otros síntomas. Otro, es el síndrome bulbar medial o de Dejerine que lleva a una debilidad contralateral del tronco, además de una parálisis ipsilateral y atrofia de la lengua.

Un componente pequeño pero crucial

Como vemos, el bulbo raquídeo es una estructura con funciones esenciales para nuestra supervivencia, tales como el ritmo cardíaco, la respiración, la digestión y la coordinación de movimientos. Se trata de una porción del rombencéfalo, y su papel trasciende la mera descripción anatómica. Actúa como puente entre el cerebro y el resto del cuerpo, transmitiendo información relevante para mantener nuestro equilibrio interno.

Dado su rol fundamental en el funcionamiento básico del organismo, es esencial dar prioridad a su investigación en el ámbito de las neurociencias.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.