¿Cómo cambia la depresión tu forma de pensar y actuar?
Necesidad de estar solo/a, mal humor, tendencia a la procrastinación… La manera en que cambia la depresión tu forma de pensar y actuar es inmensa. Al principio, casi no te darás cuenta. Apenas sabrás por qué, pero te apetecerá menos socializar, tus ciclos del sueño cambiarán y tendrás peor humor. Tu mente caerá, poco a poco, en una dimensión más oscura.
Es un estado bastante debilitante, no hay duda. Se trata de una condición clínica que afecta al funcionamiento psicosocial y que te convierte en alguien cautivo de un sufrimiento silencioso. Ahora bien, la buena noticia es que hay terapias demasiado efectivas que te devuelven el bienestar y la plenitud. A continuación, te describimos todos esos cambios asociados a dicha realidad psicológica.
Achacar la depresión al carácter débil o a la falta de voluntad es un gran mito.
9 claves para comprender cómo cambia la depresión tu forma de pensar y actuar
Winston Churchill solía decir, a modo de metáfora, que él tenía un perro negro llamado depresión. Cuando esta criatura llegaba, toda su vida se alteraba. Y razón no le faltaba, porque es el cerebro quien orquesta ese sufrimiento. De hecho, los cambios neurológicos que origina el trastorno depresivo son limitantes y llamativos. La ciencia lleva años estudiándolos.
Un trabajo publicado por la revista Human Brain Mapping informa del aparecimeinto de alteraciones en numerosas regiones, como la corteza prefrontal dorsolateral, la ínsula, la circunvolución temporal superior, los ganglios basales, el cerebelo, etc. Todas estas particularidades generan cambios cognitivos, emocionales y conductuales que te describimos enseguida.
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1. Te cuesta pensar con claridad
Cuando una persona lidia con una depresión se queja de que su mente se vuelve porosa. Cuesta razonar y hasta recordar datos simples. De hecho, uno de los factores más llamativos que percibirás es la dificultad para tomar decisiones. Una investigación divulgada por Psychological Medicine señala que esta condición altera por completo la función ejecutiva del cerebro.
El pensamiento se pone lento, la atención falla y cuesta bastante analizar la información para resolver problemas. Por tanto, no te enfades contigo mismo cuando esto suceda. Ese debilitamiento en la flexibilidad cognitiva es algo recurrente.
2. La irritabilidad
Seguro que cuando oyes hablar de esta afección psicológica siempre está presente la palabra «tristeza». Pero ¿y si te dijéramos que el espectro de emociones que se juntan es mucho más amplio? A tal punto que si hay un estado que acompaña a la depresión, es la irritabilidad y el mal humor. Esto hará que tus relaciones sociales se vean afectadas en muchos casos.
Todo te molesta, te falta la paciencia, filtras cada situación a través de un velo negativo y nada atrae tu interés. Por ende, ten en cuenta que la presente realidad clínica no solo es estar triste, desmotivado y abatido. Muchas veces te sentirás enfadado con todo el mundo sin saber por qué.
3. El aislamiento social
La manera en que cambia la depresión tu forma de pensar y actuar volatiliza por completo tu estilo de vida. Tanto es así que una de tus mayores necesidades puede ser el deseo de aislamiento; el no querer ver ni estar con nadie. Es más, en un artículo de la revista PLOS ONE se resalta que se produce incluso una desconexión de los propios familiares y allegados.
La razón de ello estriba en una serie de factores. Este trastorno cursa con una incapacidad para sentir placer y disfrutar de cualquier actividad. Lo que el cerebro demanda en estos instantes es ausencia de estímulos y silencio. Sin embargo, dicha búsqueda de soledad resulta contraproducente, porque incrementa la propia sintomatología.
4. La procrastinación
Pasan los días y las tareas pendientes se acumulan. Lo que tenías que haber resuelto anteayer, sigue sin resolverse mañana, porque no tienes ánimos para ponerte a ello. La procrastinación o postergar obligaciones son una característica frecuente cuando sufres una depresión. Y no, no es cuestión de pereza o de debilidad.
En esta condición el cuerpo y la mente están bajo mínimos. Eres incapaz de focalizar la atención, de resolver problemas y de reflexionar. A ello súmale ese cansancio que te hace creer que cada parte de tu cuerpo pesa una tonelada.
Una de las características más llamativas de la depresión es la anhedonia o la incapacidad de sentir placer. Es una alteración neurológica que reduce los centros de recompensa y de bienestar. Nada atrae tu interés ni te hace sentir bien. Muchas personas lo describen como estar «anestesiadas».
5. Incapacidad para disfrutar y sentir placer
Puede que seas un fanático de la naturaleza, de los paseos en bici y, en las noches, de buscar constelaciones. Sin embargo, la manera en que cambia la depresión tu forma de pensar y actuar destruye por completo la persona que eras antes. Lo que siempre te apasionó, ahora te aburre. Aquello con lo que disfrutabas no hace mucho, en este momento te deja indiferente.
Esa incapacidad para experimentar placer se llama anhedonia y afecta a cualquier ámbito de tu vida. Tus aficiones, el sexo, relaciones y metas a futuro se ven condicionadas por esta característica.
6. Te criticas en exceso
La depresión es como ir en un coche con un acompañante que no deja de criticar tu forma de conducir y cada camino que tomas. La autocrítica y el diálogo interno negativo intensifican el sufrimiento en esta condición clínica. No solo te hace ver tu realidad de forma adversa, sino que te culpabiliza, te avergüenza y destruye a diario tu autoestima.
La terapia psicológica siempre tiene como finalidad reorientar esta charla interna y volverla más saludable, compasiva y empática.
7. Tu alimentación cambia por completo
Puede que hayas escuchado que las personas con depresión comen mucho menos. Bien, este dato no es del todo cierto, porque lo que sucede en esta condición psicológica es una alteración en la conducta alimentaria. Esto significa que habrá quien pierda el apetito, pero, en otros casos, se experimenta una mayor ansia por consumir alimentos.
8. Alteraciones en tu descanso nocturno
Puede que este dato te llame la atención: uno de los primeros síntomas de la depresión se manifiesta en los ciclos del sueño. En estos casos padeces insomnio, tienes despertares frecuentes e, incluso, sufres hipersomnia, es decir, duermes de manera excesiva. Cada persona puede experimentar una alteración particular en el descanso nocturno.
En un artículo de Journal of Cellular and Molecular Medicine confirman este dato y la importancia de considerar esas disfunciones como un factor descriptivo del presente trastorno.
9. Dejas de confiar en ti, en las personas y en el futuro
La depresión cambia tu forma de pensar y actuar, y lo hace hasta el punto de destruir tu esperanza. Esta percepción es aniquilante y se manifiesta también con dificultad a la hora de proponerte metas y propósitos. «¿Para qué hacerlo, si nada saldrá bien?», te dice tu mente.
La falta de confianza en que las cosas puedan mejorar nubla tu enfoque y hasta tu corazón. Te cuesta creerle a tus seres queridos cuando te dicen que si haces esto o lo otro ganarás en bienestar. Tampoco confías en tus fortalezas y capacidades para sentirte bien si te comprometes o si procuras mirar las cosas de otro modo.
El cerebro está anclado en la negatividad y la desesperanza. No es fácil salir de ese esquema mental y, por ello, no te sirven frases bienintencionadas como «tómate la vida de otro modo» o «sé más positivo». En estos casos se requiere de un trabajo psicológico mucho más profundo y basado en la ciencia.
Recomendaciones para generar cambios y mejorar tu calidad de vida
La estrategia más idónea para salir del agujero negro de la depresión es la terapia psicológica. Ahora bien, esta estrategia clínica no es suficiente. Necesitas adoptar una rutina de autocuidado, además de un firme compromiso en ti mismo para lograr la mejoría. A continuación, te describimos una serie de estrategias que te serán de ayuda:
- Alimentación equilibrada: cuidar de tus hábitos alimenticios es una estrategia adecuada para mejorar tu calidad de vida. No dudes en consumir productos más saludables y naturales.
- Establece una rutina diaria: mantener unos hábitos fijos en tu día a día te aportarán estabilidad y sentido en los momentos difíciles. Por ello, no dudes en tener unos horarios regulares de descanso, de alimentación, trabajo, ejercicio, etc.
- Terapia psicológica: en la actualidad dispones de enfoques basados en la evidencia que son bastante efectivos en el tratamiento de la depresión. La terapia cognitivo-conductual (TCC) y la terapia de aceptación y compromiso (TAC) son dos buenas opciones.
- Actividad física regular: es cierto, el comportamiento de una persona con depresión es complejo y no es fácil que encuentre las fuerzas y ánimos para hacer deporte. Sin embargo, algo tan simple como un paseo diario es siempre de gran ayuda.
- Nuevas prácticas y aficiones: los cambios pequeños son para la mente incentivos novedosos, gracias a los cuales se pueden desviar el enfoque interno de los pensamientos negativos. Iniciar nuevos cursos, pintar, escribir, componer música y leer pueden ser salvavidas cotidianos.
- Conexión social: desafía a tu cerebro. No le hagas caso cuando te pida soledad, porque con ello logra mantenerte aislado e incrementar tu dolor emocional. No lo escuches y actívate, conecta con gente nueva, sal y toma un café con esa amistad que tanto aprecias.
- Estimula tus sentidos: esta estrategia te permitirá conectar con el momento presente para que tu mente esté más atenta y receptiva. Mira escenarios naturales que te estimulen, escucha música que te agrade, acaricia a los tuyos, deléitate de la comida, disfruta de olores placenteros…
- Clarifica tus valores y propósitos: la depresión cambia a las personas y difumina todo aquello que te da sentido. No obstante, puedes transformar esa realidad. Es momento de trazar nuevas metas, de recordar tus valores y tus sueños. Esto propiciará el avance que necesitas.
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La depresión te cambia, pero puedes enfrentarla
La depresión te puede cambiar por completo y convertirte en alguien que no te agrada, es cierto. Sin embargo, hay herramientas que puedes usar a tu favor para ser de nuevo tú mismo. Es más, lo que te facilita la terapia psicológica es ofrecerte una serie de recursos que te volverán más hábil y más eficaz para afrontar cualquier momento oscuro que pueda venir.
Recuerda que esta realidad clínica no surge porque seas débil o falible. Al contrario, en ocasiones, el hecho de intentar poder con todo tu solo y de ser esa ayuda eficaz para tu entorno te acaba agotando. No pasa nada por decir que estás mal y que la vida te pesa. Puedes enfrentar esta situación gracias a los especialistas, quienes te ayudaran a recuperar de nuevo tu plenitud. No lo dudes.
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