¿Cómo reducir la impulsividad?
La impulsividad motiva comportamientos sin que apenas medie reflexión o procesamiento cognitivo entre el estímulo y la respuesta. Está presente de manera muy marcada en diferentes trastornos psicológicos, como el trastorno bipolar, el trastorno límite de personalidad, el trastorno de conducta alimentaria, etc. No obstante, la impulsividad no tiene por qué ir vinculada a ningún tipo de trastorno, sino que se ha podido constituir como método de funcionamiento en función de la experiencia.
La respuesta es inmediata, sin un análisis que permita establecer a la persona los pros y los contras de la conducta realizada. La impulsividad en muchas ocasiones es una gran fuente de sufrimiento. Las personas que se caracterizan por este patrón de comportamiento no anticipan sus consecuencias o bien subestiman su alcance en el momento de pasar a la acción.
Características de la impulsividad
Se sabe que las conductas impulsivas suelen realizarse en menos tiempo que otras clases de respuestas. Esto se debe a la poca reflexión a la hora de emitir una respuesta impulsiva.
Por tanto, las conductas impulsivas se caracterizan por ser de planificación pobre y de riesgo alto. Los efectos que produce a largo plazo no suelen ser deseados, generando malestar y sentimientos de culpabilidad.
Componentes de la impulsividad
Existen tres componentes que caracterizan a la conducta impulsiva:
- Fallos de atención. A la hora de procesar el contexto donde la persona se halla inmerso, la persona suele tener fallos para interpretar la realidad y procesar los estímulos del ambiente.
- Falta de inhibición. La persona, a consecuencia de haber procesado erróneamente los estímulos del ambiente, realiza una respuesta en la que su máxima característica es el comportamiento motor.
- Insensibilidad a las contingencias: Como se ha comentado previamente, la persona no contempla las consecuencias que pueden acarrear para sí misma y para los demás, generando después mayor malestar. La insensibilidad a las contingencias puede ser uno de los factores más importantes para explicar por qué vuelve a producirse la conducta impulsiva, pues este malestar puede traducirse nuevamente en fallos atencionales y por tanto, desencadenar la impulsividad.
¿En qué deriva la impulsividad?
La impulsividad puede manifestarse de varias maneras. Por un lado, pueden manifestarse conductas agresivas hacia sí mismo o los demás. Aunque las conductas agresivas no son solo la única forma por las que la impulsividad puede hacerse visible. Por ejemplo, comprar artículos de poca necesidad en momentos de alta intensidad emocional, consumo de alcohol y otras drogas, sobreingesta de alimentos, etc.
Ha de decirse que, la impulsividad no debe de ser un problema siempre y cuando estas conductas sean esporádicas. El problema es si la impulsividad se constituye como el método de funcionamiento básico para lidiar con sensaciones, emociones, pensamientos o recuerdos desagradables.
¿Cómo bajar el nivel de impulsividad?
Disminuir la impulsividad no suele ser algo fácil si la dinámica de funcionamiento de la persona se basa en respuestas inmediatas. Además, en algunos casos, la impulsividad puede a veces quedar reforzada por las consecuencias que se obtienen de los demás o del ambiente.
La asistencia a terapia psicológica puede ser de gran ayuda para la persona. En ella se realiza un estudio individualizado de la persona, la evaluación y el análisis de la experiencia de este tipo de comportamientos, además de una correcta intervención que aliente a funcionar de una manera diferente en base a sus objetivos en la vida.
Recomendaciones generales para disminuir la impulsividad
No obstante, se escriben aquí una serie de recomendaciones generales para intentar ser algo menos impulsivo:
- En momentos en los que haya cesado la impulsividad, analizar las consecuencias de la conducta impulsiva a corto y largo plazo. Así, se pueden observar las consecuencias inmediatas que mantienen la realización de conductas que pueden ser perjudiciales, y la necesidad de cambiar este tipo conductas en función de las consecuencias posteriores.
- Atención a la experiencia: ¿Qué hace que reacciones de manera impulsiva? ¿Qué características en común tienen las circunstancias o elementos que desarrollan el actuar de manera impulsiva? ¿En qué otras circunstancias tu experiencia te ha pedido actuar de la misma manera? ¿Qué consecuencias hubo?
- Atención a las sensaciones internas. ¿Qué sientes antes de realizar una conducta impulsiva? ¿Qué sensación es más desagradable? ¿Cómo la describirías?
- Preguntar para qué. ¿Para qué actuar de la manera en que comúnmente se actúa cuando esas sensaciones desagradables están presentes?
- En el caso de que la conducta impulsiva se traduzca a un consumo excesivo (alcohol, económico, alimentos;), disminuir la disponibilidad de estos productos.
- Si la conducta impulsiva no obstante se traduce en formas agresivas, lo mejor es retirarse del escenario donde se facilita realizar este tipo de conducta.
La impulsividad puede ser una rémora enorme cuando la adoptamos como costumbre. Con el paso de los siglos, el mundo que nos rodea ha ido incrementado la proporción de respuestas reflexivas que demanda. Esto significa que el autocontrol ha guando muchos puntos como ventaja adaptativa.