¿Eres sapiosexual? Sentir atracción por la inteligencia
Altura, salud, buena presencia, sentido del humor, dinero, poder… todo ello son respuestas a la pregunta, ¿por qué nos atrae una persona? ¿En qué nos fijamos cuando sentimos atracción hacia alguien? Si nos sentimos atraídos por la inteligencia la otra persona, quizá podamos englobarnos dentro del concepto de sapiosexual. Pero, ¿de qué estamos hablando? Poco a poco, iremos desgranando este término a lo largo del artículo.
“Enamorarse es sentirse encantado por algo, y algo solo puede encantar si es o parece ser perfección”
José Ortega y Gasset
Cuando sentimos atracción por alguien, no solemos cuestionarnos por qué lo hace, ni debatimos interiormente sobre los “porqué” o los “cómo”. Simplemente ocurre, y se traduce en que nos apetece estar con esa persona e intentamos que nuestro deseo se cumpla. Sin embargo, siempre hay alguna razón detrás, la sepamos o no. ¿Será su inteligencia? ¿Su forma de pensar?
La visión clásica
Las leyes clásicas de la atracción -según la psicología social- recogen cuatro principios básicos: semejanza, proximidad, reciprocidad y aumento de la atracción bajo condiciones de ansiedad y estrés.
Otros factores estudiados que encontramos en el camino de la atracción al amor son el atractivo físico, la semejanza y la familiaridad. La evidencia empírica de finales de siglo XX mostró que la belleza determinaba nuestras evaluaciones de los demás.
La similitud también es otro pilar que se apoya en creencias y actitudes compartidas. Según Byrne y Clore, cuando comprobamos que los demás acompañan nuestros puntos de vista y nuestra característica, nos sentimos más seguros de nuestras posiciones. Ya no estamos solos, los demás nos apoyan porque piensan y son como nosotros.
Por último, la familiaridad es otro elemento importante. Según investigadores Monge y Kirste, a mayor familiaridad, mayor grado nos produce el compañero/a.
Podemos apoyarnos en la psicóloga clínica Mila Cahue, que resume la complejidad de estos procesos. Tal y como ella dijo:
“existe un fuerte componente mental. No existen reglas fijas que indiquen por qué deseamos a alguien. Entran en juego desde factores genéticos hasta aprendizajes sentimentales”.
La erótica de la inteligencia
Puede ser que una parte importante de estas nuevas formas de atracción sean gracias a la complicidad con las nuevas tecnologías dado que abren nuevos caminos y formas de comunicación.
Esto permite ampliar el abanico de conexiones y contactar con personas de diferentes perfiles que nos enriquezcan y atraigan. El intercambio de información constante destapa estos cambios en el desarrollo de las relaciones personales.
Sin embargo, puede que las nuevas tecnologías no tengan un papel tan relevante. Se han dado historias sobre alumnos enamorados de profesores universitarios. También de aprendices enamorados de mentores en el ámbito laboral. Y de oyentes enamorados de locutores de radio. Este tipo de hechos han formado parte del día a día mucho antes del destape del término sapiosexual.
Su característica principal es la atracción y excitación erótica por la inteligencia de otras personas. Esto no quiere decir que no se valore el aspecto físico, la emocionalidad, la semejanza y la reciprocidad. Sin emgargo, por encima de todo, esta la calidad de la conversación, la complejidad de conocimiento o la especialización de la persona en algo de interés.
La atracción radica sobre aquellas mentes que suscitan interés. Esas mentes que nos dejan perplejos por su forma de concebir diferentes aspectos de la vida. Unas mentes trabajadas y curtidas capaces de almacenar una amplia cultura y sabiduría. Se trata de una seducción que va más allá de lo físico. Si no existe una mente interesante, el cuerpo por sí sólo, no tendrá la suficiente capacidad de atracción.
Preguntas al respecto de la sapiosexualidad: ¿por qué?, ¿cómo se desenvuelven?
¿Por qué? ¿Qué distingue a estas personas de los demás? Psicólogos de la personalidad apuntan a un alto nivel en el rasgo de personalidad conocido como “apertura a la experiencia”.
Se corresponde con personas que son curiosas, tienen imaginación y son de mente abierta. En general aprecian el arte y les gusta escuchar ideas innovadoras.
Los sapiosexuales han sido muy poco estudiados. De hecho, hay opiniones que apuntan a que la atracción hacia una persona inteligente se sustenta en la capacidad que se le presume de obtener más recursos o mejor carrera profesional.
Esta nueva forma de sexualidad parece desconcertar de alguna manera dado que entra en juego la variable psicológica enfrentada directamente con las teorías de corte evolutivo o biologicista.
Estas tendencias sociobiológicas clásicas hablan del poder atracción marcado por una tendencia meramente perpetuadora. Es decir, los hombres tienden a escoger mujeres con atributos asociados a la maternidad e inmadurez (nariz pequeña, grandes pechos, caderas anchas, y ojos y boca grandes).
Por otra parte las mujeres buscan rasgos característicos de dominancia o cuidado de la prole (mandíbula grande, fuerza muscular o tendencias de ayuda a los demás).
Es obvio que le criterio de búsqueda pareja marcado por la salud y la supervivencia ha quedado obsoleto por lo que surgen nuevas corrientes científicas que transforman las hipótesis clásicas al compás de los tiempos actuales.
¿Cómo reconocerlos?
Y… ¿Cómo se desenvuelven? ¿Cómo reconocerlos? Podemos establecer como patrón: la búsqueda de la sorpresa en un buen diálogo huyendo de tópicos y centrando temáticas como la filosofía, la física, el arte o la literatura. Esa estimulación intelectual se traducirá en activación sexual y excitación tal y como la conocen la mayoría de las personas.
Heterosexuales, homosexuales, metrosexuales, bisexuales, asexuales, sapiosexuales… aún no están claros los parámetros que marcan el enamoramiento, la atracción sexual o la ausencia de ella. Sin duda, la sapiosexualidad, se trata de un tipo de atracción poco estudiada pero muy llamativa. ¿Serán las bibliotecas y las librerías los nuevos gimnasios?
Los psicólogos debemos continuar recogiendo experiencias respecto a formas de relacionarse, los factores que influyen y los procesos individuales. Los tiempos cambian, es una constante. Aquello que sucedía entre dos personas y que se catalogaba como incomprensible o difícil de explicar, queda hoy establecido como otra forma más de sentir y de enamorarse.