Esclerosis múltiple: causas, síntomas y tratamiento
La esclerosis múltiple es una enfermedad de carácter crónico del sistema nervioso central. Está presente en todo el mundo y constituye la causa más frecuente de alteración neurológica en los adultos jóvenes y de mediana edad, sobre todo, en las mujeres.
Envolviendo y protegiendo las fibras nerviosas del sistema nervioso central hay un material compuesto por proteínas y grasas llamado mielina que facilita la conducción de los impulsos eléctricos entre estas fibras. En la esclerosis múltiple la mielina se pierde en diversas áreas dejando, en ocasiones, cicatrices (esclerosis). Estas áreas lesionadas se conocen también con el nombre de placas de desmielinización.
La mielina no solamente protege las fibras nerviosas sino que también facilita su función. Si la mielina se destruye o se lesiona, la habilidad de los nervios para conducir impulsos se reduce drásticamente. Afortunadamente, la lesión de la mielina es reversible en muchas ocasiones.
La esclerosis múltiple está definida como un trastorno inflamatorio de la sustancia blanca del sistema nervioso central y se caracteriza por áreas multifocales de desmielinización, pérdida de oligodendritas, astrogliosis y relativa indemnidad de los axones.
¿Cuál es la causa de la esclerosis múltiple?
La esclerosis múltiple es de etiología desconocida. Su causa no está clara y han sido señalados varios mecanismos. Entre ellos se incluyen factores inmunitarios, hereditarios e infecciones.
El papel exacto de la infección viral en el inicio y mantenimiento de la esclerosis múltiple es desconocido. Aun así, varios virus han sido estudiados en relación con esta enfermedad. Se ha relacionado al virus Epstein-Barr con la desmielinización (pérdida de las vainas de mielina). En niños hay evidencia de la vulnerabilidad con la exposición a este virus.
Entre los factores ambientales, los virus son los agentes más estudiados como desencadenantes o determinantes de la enfermedad. Se sospecha que los virus actúan sobre los oligodendrocitos, modificándolos en la infancia y condicionando posteriormente una respuesta inmunológica anómala (alterando la correcta mielinización).
Sobre la predisposición genética, esta parece clara. En estudios sobre gemelos univitelinos, el riesgo de padecer esclerosis múltiple es del 31%, mientras que en dicigóticos es de cerca del 5%.
En familiares con esclerosis múltiple, el riesgo de contraer la enfermedad es del 2 al 5 %, cuando en la población general es del 0,1 %.
Síntomas de la esclerosis múltiple
El comienzo del cuadro clínico puede ser tan leve que la persona no sienta la necesidad de acudir al médico. Los síntomas iniciales más frecuentes son debilidad de uno o varios miembros, visión borrosa, alteración de la sensibilidad, visión doble (diplopía) y dificultad para coordinar los movimientos (ataxia).
También es típica la debilidad de extremidades, con fatiga tras realizar ejercicio, dificultad para subir escaleras, pérdida de la destreza y aumento del tono muscular. Estos síntomas suelen aparecer de forma gradual.
La fatiga, el síntoma más común
La fatiga es el síntoma más común en la esclerosis múltiple, afectando a 2/3 de los pacientes. La mitad de los mismos la describen como la sensación más desagradable, afectando visiblemente a la calidad de vida.
Esta incapacidad se asocia frecuentemente con depresión y otros factores que contribuyen a la fatiga, incluyendo disfunción motora, límbica, ganglios basales o áreas del hipotálamo.
La fatiga reduce de manera muy importante y dramática la calidad de vida de los enfermos de esclerosis múltiple. Por lo tanto, es un factor muy a tener en cuenta pero de difícil manejo e interpretación, debido a la subjetividad de la percepción.
La pérdida de energía afecta tanto a las habilidades motoras como cognitivas y se debe diferenciar de debilidad, sensación de pérdida de energía y dificultad de concentración. Por ello, es necesario realizar un diagnóstico diferencial de la fatiga en esclerosis múltiple con cuadros clínicos como la depresión, trastornos motores, patología del tiroides, efectos colaterales de medicamentos como los antiespasmódicos y agentes inmunosupresores.
Aparición de brotes
Algo muy típico de la esclerosis múltiple es la aparición de brotes (recaída, recurrencia, exacerbación). Los brotes se caracterizan por ser síntomas de disfunción neurológica de más de 24 horas de duración.
Para aceptar la existencia de brotes, estos deben afectar a distintas partes del sistema nervioso central y estar separados por un período de tiempo de al menos un mes. Esta desaparición de síntomas es definida como remisión, siendo característica una mejoría o desaparición de los síntomas y signos que duran al menos 24 horas.
Síntomas auxiliares
Existe un grupo de síntomas auxiliares que cuando se expresan clínicamente respaldan el diagnóstico de esclerosis múltiple. Son los siguientes:
- Síntoma de L´hermitte: se caracteriza por una sensación de descarga eléctrica que recorre toda la columna vertebral. A veces llega hasta los brazos o las piernas. Esta sensación se produce cuando la persona inclina el cuello hacia delante.
- Sensibilidad al calor.
- Síntoma de Uhthoff: empeoramiento clínico en relación a la elevación de la temperatura corporal, ya sea esta provocada por factores externos (meses de verano, ducha de agua caliente, tabaco) o factores internos (fiebre, ejercicio intenso, la menstruación).
- Ataques paroxísticos: los trastornos del movimiento paroxísticos son aquellos que se presentan de forma brusca e intermitente, con normalidad o al menos ausencia de movimientos anormales intercurrentes. Son poco frecuentes y con una elevada incidencia familiar. La forma más frecuente es la distonía paroxística.
La evolución de la esclerosis múltiple es incierta, aunque su tendencia es hacia el empeoramiento con gran incapacidad física, afectación psíquica y cognitiva.
Tratamiento de la esclerosis múltiple
Desafortunadamente no existe, en este momento, tratamiento con capacidad para curar la enfermedad o alterar de forma positiva su curso clínico natural. A largo plazo, el objetivo es intentar disminuir el número de brotes, las secuelas y la progresión de la incapacidad. Para esto, básicamente se emplean inmunosupresores (azatioprina, ciclofosfamida, metrotrexate) e interferones (alfa).
Por otro lado, para el tratamiento del brote se utlizan corticoides a dosis altas durante cortos períodos de tiempo (3-5 días). Identificar correctamente el brote es clave para poder establecer el diagnóstico y plantear un correcto abordaje terapéutico.
La sintomatología del brote es la expresión de una o varias lesiones fruto de un proceso inflamatorio localizado en el sistema nervioso central y, por ello, su tratamiento está enfocado a controlar el proceso inflamatorio, especialmente con corticosteroides.
Tratamiento de los síntomas
El tratamiento sintomático se puede resumir de la siguiente manera:
- Espasticidad: baclofeno, diazepam, dantrolene sódico…
- Fatiga: amantadita, modafinilo, metalfenidato…
- Dolor: carbamacepina, fenitoína, gabapentina, pregabalina…
- Hiperreflexia vesical: oxibutinia, betanecol…
- Déficit cognitivo: donepezilo, interferón beta, memantina…
Tratamiento rehabilitador
Gran importancia tiene el tratamiento rehabilitador con el objetivo fundamental de prevenir la discapacidad y minusvalía del afectado o por lo menos, reducirla en la medida de lo posible.
Hay que entrenar en nuevas habilidades al paciente, potenciando sus sistemas sanos. De este modo, será capaz de mantener cierta independencia. Para ello, se hace imprescindible adaptar o modificar el entorno social y laboral del paciente. Además, es primordial el apoyo psicológico de educación y soporte al paciente, a la familia y a los cuidadores.
Se recomienda realizar tratamiento rehabilitador multidisciplinar adecuado al momento evolutivo de la persona con esclerosis múltiple, ya que puede mejorar la calidad de vida relacionada con la salud y la funcionalidad en las actividades de la vida diaria. Muchas de las organizaciones de personas con esclerosis múltiples suelen contar con este tipo de tratamientos, enfocados hacia una rehabilitación integral.
Bibliografía
Poser CM, Brinar VV. Criterios diagnósticos para la esclerosis múltiple; FEDEM, Rev 14, 1–19.
Harrison: Principios de Medicina Interna, Vol. 2; Editorial Interamericana, 13ª edición.