«Kintsugi»: la filosofía japonesa para sanar heridas emocionales

Eres mucho más que tus heridas. Cada golpe del destino y su sanación, conforman la persona que eres ahora. Te hablamos de esta inspiradora filosofía.
«Kintsugi»: la filosofía japonesa para sanar heridas emocionales
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 15 octubre, 2023

Es muy probable que la vida te golpeara en más de una ocasión. Pérdidas, traiciones, fracasos, decepciones… ¿Cómo sanar todo lo fragmentado? ¿Cómo aliviar el dolor que se desborda por esas grietas? En Japón, existe una técnica artística denominada kintsugi que consiste en reparar con oro cerámica rota. La belleza de esas piezas resultantes es un ejercicio de inspiración.

Actúa como metáfora de sanación al hacerte ver que también es posible recomponer tus heridas psicológicas. Esas lesiones internas que nadie ve, pueden unirse de nuevo con valiosos materiales. La autoestima, la aceptación y la esperanza actúan como ese material dorado capaz de reconstruir lo que la vida quebró. A continuación, te invitamos a profundizar en esta filosofía.

«Todo lo bello está dañado. Eres esa belleza; todos lo somos».

~ Bryant H. McGill (Simple Reminders, 2018) ~

Kintsugi: qué es y su relación con la salud mental

Kintsugi significa ‘reparación de oro’ y es una técnica ancestral de origen japonés. Su finalidad es arreglar fracturas de las piezas de cerámica con barniz de resina mezclado con polvo de oro o plata. El resultado es de una belleza excepcional. Ahora bien, como sucede con la mayoría de arte nipón, hay una filosofía detrás que impregna de sabiduría este delicado proceso.

Toda grieta es parte de la historia del objeto y este se vuelve más bello con cada reparación. Con las personas sucede igual. Cada herida emocional sufrida y sanada traza el ser reluciente que eres ahora. Alguien más fuerte y resiliente porque ha aceptado todas sus batallas. También porque la existencia consiste en eso, en restaurarse a uno mismo. Analicemos esta metáfora.



Pieza con grietas reparadas en oro mediante kintsugi
Las grietas son parte de la bella historia que hay detrás de cada reparación.

1. Transformación en la adversidad

El kintsugi hace que los objetos se vean más hermosos después la reparación. Cuando tú sanas tus heridas psicológicas, también das paso a una bella transformación. Creces tras las adversidades y, sobre todo, al afrontar los desafíos emocionales que se derivan de ellos. Estas experiencias son auténticas catalizadoras para tu crecimiento personal y tu autoconocimiento.

La resiliencia psicológica se nutre de forma directa de este mismo mecanismo. Implica saber transitar por los instantes complicados y dar paso a una nueva versión de ti, una más reluciente y extraordinaria. Una publicación de BMC Psychology describe cómo al ser resilientes aplicamos herramientas de afrontamiento positivas que benefician a la salud mental.

2. Aceptación de tu historia vital

Las líneas doradas que recorren los objetos reparados en el kintsugi representan la historia única de ese objeto. No hay otra pieza igual. De manera muy similar, tus cicatrices emocionales y experiencias menos amables trazan también el ser especial que eres hoy. Aprender a valorar y respetar tu propio pasado, sea cual sea, es fundamental para la sanación mental.

3. Conexión contigo

En la práctica clínica se ve con frecuencia un tipo de paciente. Es aquel que no ha aceptado su historia, que no puede tomar contacto con sus heridas porque aún le duelen en exceso. Los traumas son esa realidad psicológica que te impiden conectar contigo mismo porque te sientes roto en mil pedazos. Y esto es algo muy frecuente entre la población.

Encuestas realizadas a nivel mundial y divulgadas en Psychological Medicine revelaron que cerca del 70 % de las personas a quienes se les preguntó vivieron un hecho traumático. El acto de sanar te facilita que vuelvas a recomponerte mediante un delicado proceso de autorreflexión y autocompasión.

Después del sufrimiento, de las decepciones, pérdidas y luchas, la mayoría de nosotros logramos levantarnos de nuevo con la esperanza renovada. Las heridas se reparan con la aceptación de lo vivido y el hilo de la resiliencia.

4. Celebrar la belleza de la imperfección

Esta filosofía japonesa te enseña que la belleza también se encuentra en las imperfecciones. Porque la felicidad no está en tener una vida ajena a todo sufrimiento, exenta de adversidades e inmune al dolor emocional. Toda existencia tiene sus grietas, sus partes rotas y reparadas con el arte del coraje, de la aceptación y el amor propio.

No aspires a que cada parcela de tu realidad sea un ejemplo de perfección absoluta. Hay que aceptar que, a veces, las relaciones, como los huesos, también se rompen. Hay que asumir que las decepciones son frecuentes y que lo que hoy das por seguro, mañana puede cambiar. Sin embargo, tras esos eventos se da paso a una etapa de mayor aplomo y nuevas oportunidades.

5. La herida puede ser un marcador para la esperanza

El psicólogo Tomás Navarro dispone de un libro tan inspirador como ilustrativo en esta materia. En Kintsukuroi: El arte de curar heridas emocionales (2017) te enseña que toda pieza reconstruida con este arte, es un símbolo de fragilidad, pero también de fortaleza y de belleza. Asimismo, hay otra metáfora igual de interesante.

Puedes crecer como ser humano en medio de un hecho de gran impacto emocional. Una pérdida, por ejemplo, actúa como esa grieta capaz de partir tu vida en dos. No obstante, a medida que te reconstruyes y sanas ese vacío doloroso, se crea un marcador. Es una cicatriz a partir de la cual volverás a florecer poco a poco al recuperar la esperanza.

6. Reconstruirte para avanzar

A veces, cuando eres testigo de cómo algo que amabas se pierde, aprendes a valorar la vida con mayor intensidad. Es cierto que determinados hechos te han fragmentado el corazón. Es verdad que estás hecho de cicatrices invisibles que solo tú sabes que están ahí. Pero el arte de la sanación te deja una lección que has aprendido a la fuerza.

Hay que seguir avanzado a pesar de los golpes y de todas las heridas sufridas. La existencia siempre merecerá la pena, porque es hermosa, está llena de matices y tiene reservada para ti grandes experiencias de las que disfrutar. Aunque el devenir tenga sus luces y sombras, es necesario resistir y ser como esas hermosas piezas de porcelana que cuentan mil historias superadas.



La belleza de lo roto

Esta filosofía japonesa se ha instaurado en todas las parcelas del crecimiento personal. Ejemplo de ello es el libro Kintsugi Wellness (2018) de Candice Kumai, con el que te enseña a vivir en equilibrio, con salud física y mental. Si el mercado editorial se llena de estas propuestas es por un hecho indudable: todos tenemos algo que reparar para recuperar el bienestar.

Este enfoque actúa como metáfora inspiradora para entender que tienes el poder de reconstruirte. Por ello, si transitas ahora por tu cotidianidad con partes rotas que te dejó una mala experiencia, sánalas. Porque por esos fragmentos supura un exceso de sufrimiento que no mereces. Pon hilos dorados en tus fracturas psicológicas pidiendo ayuda especializada. Repara lo roto.


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