La familia de mi pareja no me acepta

A veces ocurre: la familia de nuestra pareja no nos quiere e intenta, incluso, poner al hijo o la hija en nuestra contra. ¿Qué podemos hacer en estas circunstancias?
La familia de mi pareja no me acepta
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 13 junio, 2023

¿Qué puedo hacer cuando la familia de mi pareja no me acepta? Si estás ahora mismo en esta tesitura es necesario poner en práctica una serie de acciones para mejorar la convivencia.

Porque, si bien puedes «elegir» a la persona que formará parte de tu vida, no ocurre lo mismo con las personas que le acompañan. Son situaciones muy complejas a la vez que delicadas.

En estos contextos socioafectivos, lo primero que debes entender es que cada núcleo familiar tiene sus dinámicas, sus secretismos, virtudes y también sus procesos insalubres.

Hay padres y madres que ven con malos ojos a toda pareja que sus hijos traigan a casa; sin excepción. En estas circunstancias siempre es decisiva mantener una buena comunicación con tu pareja.

A continuación, te damos las claves para poder afrontar estas dinámicas.

Son muchas las personas que se plantean dejar una relación a causa de la mala relación con la familia de sus parejas

La familia de mi pareja no me acepta: características y causas

Encontrar el amor es una experiencia maravillosa. Es posible que, durante un tiempo, todo te parezca perfecto… Hasta que conoces a la familia de tu pareja y te das cuenta de que no te aceptan.

Descubrir que tus suegros no te quieren puede ser un factor muy estresante. Añade tensión, tiranteces y más de alguna discusión. Sobre todo, si ves que el ser amado se posiciona y prioriza a sus padres.

Por otro lado, si bien es cierto que el llevarse mal con los suegros es el clásico «tropo» del ideario popular, no es bueno infravalorar estas realidades sociales cuando surgen.

Trabajos de investigación como los publicados en Frontiers in Sociology, inciden en que, visto desde una perspectiva evolutiva, pueden dar forma a conflictos muy complejos. No debemos, por tanto, infravalorar estas situaciones.

Analicemos cómo se manifiesta ese desagrado y las causas subyacentes.



Signos de que no le gusto a la familia de mi pareja

Cuando dices que la familia de mi pareja no me quiere, no se trata de una simple percepción tuya. Hay conductas, actitudes y formas de comunicación muy claras que evidencian ese desagrado hacia ti. Son experiencias que te ponen en guardia y que te desconciertan. Porque, en realidad, no hace falta que hagas algo para que reaccionen de manera antagónica; en algunos casos te rechazan solo por ser la persona de la que se ha enamorado su hijo/a.

Veamos más signos asociados:

  • Desprecios hacia lo que dices y sugieres.
  • Crítican tus decisiones.
  • Infravaloran tus logros, trabajo o estudios.
  • Ponen en duda tu afecto hacia su hijo/a.
  • Usan el sarcasmo y la burla.
  • Prefieren que su hijo/a les visite sin tu compañía.
  • Rechazan cualquiera de tus iniciativas.
  • Dudan de que vuestra relación se estable y duradera.
  • La conversación es tensa e incómoda.
  • La comunicación no verbal (miradas, posturas y gestos) es despreciativa.

Si la familia de mi pareja no me acepta: ¿cuáles son las causas?

Si la familia de tu pareja no te acepta, recuerda siempre que la responsabilidad no es tuya. Tú no tienes nada que ver. El antagonismo de los suegros hacia las parejas de los hijos responde casi siempre a factores de personalidad. Analicemos alguna de estas causas:

  • La sobreprotección parental. Es frecuente que muchos padres y madres sigan ejerciendo sobre sus hijos adultos una influencia sobreprotectora y controladora. Son situaciones en que la familia suele expresar aquello de «nadie es lo bastante bueno nuestro hijo/a».
  • El narcisismo de los padres. En efecto, en esos contextos en que nos preguntamos la razón por la cual, la familia de mi pareja no me acepta, el narcisismo es una variable explicativa. Trabajos como los publicados en Social Sciencesinciden en el impacto que suelen tener los padres narcisistas sobre los hijos. A menudo, hasta las relaciones afectivas de estos últimos se ven condicionadas.
  • La necesidad de control y la hostilidad hacia figuras externas. Una dinámica frecuente y también dañina es esa en la cual, se ejerce un control parental sobre los hijos. No importa que estos sean adultos; hay una necesidad persistente por monitorizar cada decisión de estos, incluyendo las que tienen que ver con las relaciones de pareja. Asimismo, se observa a menudo esa hostilidad propia de las sectas, en la cuales, no se permite la entrada de otras figuras ajenas a la propia familia.
  • La educación autoritaria. El estilo de crianza y educación basado en el autoritarismo se perpetúa en la edad adulta en caso de que los hijos no rompan este vínculo o lo desafíen. Desde la Universidad Erasmus de Róterdam, en Países Bajos, destacan que podemos diversas tipologías de esta dinámica, como el autoritarismo positivo o el desinteresado, y que la mayoría de ellas da forma a una educación muy intrusiva y de gran impacto.
  • Padres que «buscan lo mejor para sus hijos». Esta es otra realidad tan dañina como patológica. Hay padres que ansían para sus hijos parejas de elevada posición económica, con cierta afinidad política, religiosa, etc. Todo ello traza una serie de características tan exigentes como imposibles. En realidad, marcan un listón que nadie puede alcanzar.

Hay padres que actúan del mismo modo que lo hacen las sectas: mediante el control de sus miembros e impidiendo la entrada de otras figuras externas a este núcleo.

Qué hacer cuando mis suegros no me quieren

Cuando inicias una relación das casi por sentado que todo avanzará de manera correcta. El amor siempre ofrece ese sentimiento de positividad que, de algún modo, te hace fuerte y te inocula una sensación de plácido optimismo. Sin embargo, algo que nunca esperas es ver que la familia de tu pareja no te acepta.

Estas situaciones no solo generan incredulidad y frustración. El hijo o la hija de esa familia que pone muros y objeciones a la nueva pareja elegida, también puede sufrir. Es más, puede darse el caso que esa situación de tensión y hostilidad ya se haya repetido con parejas anteriores.

Son escenarios que requieren de una adecuada asertividad, pero donde es prioritario, a su vez, salvaguardar la propia salud mental. Te damos las claves para manejar estas situaciones.



No hay nada malo en ti, no eres responsable de esa situación

El hecho de no gustar a alguien no significa que haya algo negativo en tu persona. No sitúes, por tanto, la atención en ti, ni te obsesiones con encontrar la manera de hallar la aceptación de tus suegros a cualquier precio. Todo eso no acarrea más que sufrimientos sin sentido.

Hay padres que no aceptan que sus hijos crezcan. Otras veces, ese desagrado se debe a factores como los ya descritos. En cualquiera de estos casos, ten presente lo siguiente:

  • No focalices la responsabilidad en ti.
  • Evita actuar de forma distinta a tus valores y esencias.
  • Tu equilibro psicológico es lo más decisivo.
  • En una relación de pareja la familia no puede ser esa tercera figura que todo lo altere.
  • Está bien procurar tender puentes, pero si fracasas en todo intento y te sientes cada vez más estresado/a, es momento de detenerte. Hay realidades que no se pueden cambiar y que conviene aceptar.

Todo ello son elementos que no hacen más que alzar muros injustificables, esos de los que nosotros no somos responsables.

Encuentros informales para poder interactuar con normalidad

Para tomar contacto con alguien y mejorar las relaciones no hacen faltan citas planeadas y formales como una cena o una comida. En ocasiones, los encuentros informales dan pie a otro tipo de interacción más cercana, espontánea y auténtica. Así, un modo de lograr que te puedan conocer y cambiar la idea que tengan de ti, es favoreciendo otro tipo de circunstancias.

Situaciones como acompañar a tu pareja a entregar algo a sus padres, pedir a estos que te acompañen a comprar, invitarlos a un almuerzo informal… Todo esto son intentos que valen la pena promover no solo para romper el hielo, sino también para acercar lazos. Con estos encuentros podremos ver si hay posibilidad de acercamiento o si, por el contrario, su idea sobre ti no va a cambiar.

Cuando la familia de nuestra pareja no nos quiere, debemos percibir siempre el apoyo constante de nuestra pareja y su esfuerzo por mejorar la convivencia.

Lo más importante: contar con el apoyo de la pareja y estar de acuerdo en cada situación

Si la familia de mi pareja no me acepta, lo último que debo hacer es echar en cara al ser amado el tipo de padre o madre que tiene. No es adecuado, bajo ninguna circunstancia, criticar al entorno familiar de tu pareja ni amenazarlo con ultimatums del tipo «tus padres o yo». Se trataría, más bien, de aprender aceptar esa situación llegando a acuerdos entre los dos.

¿De qué manera? Contando con el apoyo constante e indiscutible del ser amado. Veamos las claves.

  • Es necesario mantener una buena comunicación y dejar claros cuáles van a ser vuestros límites. Estudios como los publicados en Frontiers in Psychology, nos recuerdan que esta variable es el corazón de todo vínculo y la que nos permitirá resolver todo conflicto y encrucijada.
  • No podéis permitir que la influencia de su familia boicotee vuestra relación.
  • Si estos se interponen de forma persistente, tu pareja debe ser la encargada de defenderte estableciendo límites firmes con sus padres.
  • Habrá cosas que sean tolerables y que deberás aceptar; como el hecho de que visite a sus padres sin ti.
  • Sin embargo, habrá otras dimensiones en las que no es conveniente ceder, como son los chantajes, manipulaciones y amenazas de su familia.

Ten presente que si no percibes el respaldo de tu pareja, la relación entrará en declive.

Terapia de pareja, una opción decisiva

Una parte significativa de las relaciones de pareja se rompen por causa de la mala relación con los suegros. Es importante considerar que con ayuda de la terapia psicológica podéis salvar vuestra relación. Sin embargo, ¿en qué circunstancia es adecuado optar por esta estrategia?

Te lo explicamos:

  • Cuando la conflictividad con la familia de tu pareja es elevada y no os ponéis de acuerdo sobre cómo actuar.
  • Si percibes que tu pareja está en una encrucijada personal y no sabe cómo responder.
  • La terapia de pareja es recomendable si hay amor en la relación, pero vuestro vínculo está en riesgo a causa de la sombra dañina de los suegros.

Como curiosidad, cabe señalar que investigaciones como las realizadas en la Universidad de Northwestern, inciden en que la terapia de pareja es efectiva para abordar un amplio espectro de problemas relacionales. No dudes en dar el paso si lo así lo necesitáis.

¿Qué pasa si la familia de mi pareja no me quiere y esta no hace nada?

Cabe la posibilidad de que te veas en esta incómoda encrucijada: la familia de tu pareja no te acepta y esta no actúa, ni te defiende. Es más, asume una posición pasiva y, en la mayor parte de los casos, se posiciona del lado de sus padres. Lo más adecuado que puedes hacer en estas circunstancias es tomar una decisión.

Si no hay una buena comunicación entre tu pareja y tú y, además, no percibes un apoyo explícito hacia ti, esa relación no tendrá futuro. Hay quien elige aguantar por amor e incluso aceptar todas las dinámicas dañinas de los suegros. Ahora bien, ceder a este tipo de narrativas y conductas tan lesivas es un claro atentado hacia la salud mental. No lo permitas.


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