Familiares sin integridad emocional: ¿cómo son?

¿Sufres un trato poco respetuoso emocionalmente por parte de un familiar cercano? ¿Ignora tus necesidades? ¿Es voluble y sientes que en ocasiones te manipula? La falta de integridad emocional es muy dolorosa. Te describimos esta realidad.
Familiares sin integridad emocional: ¿cómo son?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 20 abril, 2023

Hay quien se define como una persona íntegra, respetuosa y con luminosos valores. Sin embargo, de lo que expresa a lo que hace, a menudo, va un trecho y hasta un continente entero de distancia. A veces, suele darse el caso de que quienes más defienden sus virtudes, más descuidan el trato con las personas de su entorno.

La falta de integridad emocional favorece ese comportamiento en el cual alguien pasa por encima de los derechos psicológicos y emocionales del otro. De esta forma, se quedan sin cubrir esas necesidades básicas que componen los vínculos entre los seres humanos. Porque si hay algo que es fundamental es recibir de quien —supuestamente— dice apreciarnos un trato honesto, íntegro y respetuoso.

No obstante, hay madres que no dudan en manipular a los suyos. También hay padres deshonestos, de los que prometen la Luna y después ofrecen ausencia y olvido. Y, cómo no, hay hijos egoístas, de los que solo actúan por mero interés con sus progenitores o hermanos. ¿Te son conocidos este tipo de comportamientos? Profundicemos un poco más en este patrón de conducta.

Para convertirnos en personas íntegras emocionalmente, se necesitan altas dosis de empatía e inteligencia emocional.

Adolescente en conflicto con su padre
La falta de integridad emocional entre familiares crea brechas e incluso experiencias traumáticas.

Características de los familiares sin integridad emocional

Una de las palabras más hermosas que tiene nuestro idioma es, sin duda, «integridad». Define a quien hace lo correcto en cualquier circunstancia, aunque a veces vaya en contra de sus propios intereses. Es respeto, es corrección y responsabilidad personal. De este modo, nos interesará saber que en el espectro de las emociones este término adquiere aún más valor y trascendencia.

La integridad emocional es una parcela más de la inteligencia emocional y traza esa forma de coraje con el cual, uno es honesto con sus sentimientos y con los ajenos. Quienes dominan esta competencia son congruentes con lo que dicen y lo que hacen, aplican un buen autocontrol de las emociones y son expertos en la responsabilidad relacional.

Trabajos como los realizados en la Universidad de Monash, en Australia, destacan algo interesante. La integridad emocional enriquece la propia vida sentimental al facilitarnos manejar mejor los conflictos y los desafíos cotidianos. De hecho, las personas hábiles en esta herramienta suelen tener un enfoque psicológico más resiliente.

Ahora bien, lo cierto es que no todo el mundo es hábil en dicha dimensión. Es frecuente que muchos de nuestros seres más cercanos, como la pareja o cualquier familiar, demuestren cierta incompetencia. Y el efecto de la misma, puede ser inmenso. Veamos cómo actúan dichas figuras con este tipo de característica.

La deshonestidad emocional se manifiesta ignorando las emociones propias y ajenas, no siendo sinceros con lo que se siente y descuidando las necesidades del otro.

1. Siempre son amables, pero no demuestran un interés real en ti

La definición de estar «vacíos» es precisamente esta. Los familiares sin integridad emocional pueden mostrarse cercanos y afectuosos, pero dicha disposición es mera apariencia. Porque, en realidad, no escuchan cuando les hablas de tus cosas, de tus ilusiones, planes y opiniones. Están ahí, ante ti, asintiendo con el rostro, pero no atienden.

Son figuras que de cara a los demás pueden parecer de lo más serviciales y bondadosas; pero en el día a día lo que uno siente como familiar cercano es soledad, porque no hay una preocupación auténtica ni un deseo expreso de cuidar lo que se tiene.

2. No admiten sus errores: la conducta falsamente impoluta

A lo largo de nuestra existencia cometemos infinitos errores y transitamos por instantes complicados. De todos aprendemos y asumimos también la responsabilidad de superarnos, de no hacer daño a los demás por el coste de lo vivido. Pero es frecuente tener a una figura cercana que elude los fallos cometidos y hace como si nunca hubieran sucedido.

¿Qué implicación tiene esto? La primera es que la falta de integridad emocional hará que, si en algún momento nos ofenden o nos provocan un daño, no se responsabilizarán de ello. Actuarán como si nada sucedió o, peor aún, nos harán creer que la culpa es nuestra.

La segunda es que serán incapaces de mejorar como seres humanos. Al fin y al cabo, quien no toma conciencia de sus actos, no se desarrolla personal ni emocionalmente.

3. Lo que dicen no se corresponde con lo que hacen

Hay padres y madres «traficantes de promesas», pues se comprometen con infinitas cosas que luego no cumplen. Es más, quienes aplican esta mala costumbre son los que están en completa desarmonía con aquello que hacen y lo que dicen. Son personas que defienden de palabra ciertos valores y virtudes que, más tarde, no llevan cabo con sus seres más cercanos.

Los familiares sin integridad emocional son figuras deshonestas porque no practican lo que defienden, incumplen lo que dicen y nos arrastran de una decepción a otra sin anestesia ni arrepentimientos.

4. Niegan sus emociones y sentimientos

Cuesta mucho construir un vínculo saludable y feliz con un padre, madre o hermano cuando estos no demuestran aquello que sienten. La honestidad también se pone en evidencia exponiendo con respeto e inteligencia las propias emociones sin miedo, sin resistencias. Hacerlo, aporta oxígeno y riqueza a toda relación, pero cuando se carece de integridad emocional, esto no ocurre.

Ocultarán sus enfados, sus tristezas y hasta los instantes en que se sientan orgullosos de nosotros. Esta incompetencia en material emocional, tiende a pasarles factura. También a quienes viven con ellos.

Detrás de ese familiar que aplica la falta de integridad emocional, puede estar desde una educación basada en la negligencia emocional, hasta un estilo de personalidad muy deshonesta y problemática.

5. Los problemas se eluden, no se afrontan

Con los familiares sin integridad emocional jamás solucionarás una discrepancia, ni el más mínimo problema. Prefieren fingir que nada ocurrió antes que manejar cualquier dificultad. De hecho, es frecuente que hagan esa situación aún más difícil al atajarla de maneras ineficaces: repartiendo culpas y obligando a otros que la resuelvan.

Son negacionistas natos, de los que postergan cualquier problema hasta hacerlo tan grande que apenas queda espacio para la convivencia en el hogar. Estos escenarios dejan lastre hasta oxidar por completo la relación con tales figuras.

Muchos vínculos familiares están dominados por la falta de integridad emocional.

¿Qué podemos hacer?

La integridad emocional es una competencia que todos podemos aprender. Pero hay que querer dar el paso. Si tenemos un familiar con escasas habilidades para manejarse en esta esfera, siempre es adecuado preguntarnos qué explica esa conducta. Es posible que nuestra madre o nuestro padre, fueran educados en un entorno negligente en el aspecto emocional.

Cuesta saber lo que es la honestidad emocional cuando uno mismo nunca la ha sentido. Por ello, lo más adecuado es que esa figura entienda el coste que tiene no cuidar todos esos aspectos que trazan una relación nutritiva. Lo único que obtendrán son diferencias, problemas y una progresiva distancia. Si nos quieren, deben mejorar su actitud, su conducta, su forma de querernos.

Por otro lado, detrás de los familiares sin integridad emocional es posible que exista un trastorno de personalidad; también un carácter hostil y problemático. En estos casos, es recomendable calibrar hasta dónde debería llegar nuestra inversión en relaciones con esta clase de figuras. Si los cambios no se dan y los las carencias y daños siguen sucediéndose, tomaremos una decisión.


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