Las relaciones de poder en la pareja
El poder es un campo de disputa para muchas parejas. Los dos quieren una posición de dominio sobre el otro, ya sea en uno o varios campos. Un deseo que muchas veces no es consciente y que da lugar a una disputa que tampoco lo es. Por otro lado, la relación de poder en la pareja influye en muchos aspectos, como puede ser el reparto de responsabilidades, la intimidad o las relaciones sexuales.
La tensión que puede generar la relación de poder en la pareja no es necesariamente negativa. El problema aparece cuando las estrategias para conquistar este poder son dañinas o cuando la persona que ha logrado ese poder no lo emplea en beneficio del otro o de la propia relación.
Esto, que puede parecernos poco ético desde nuestra perspectiva moderna, no es único de nuestra especie. Por el contrario, todos los miembros del reino animal se relacionan entre sí a través de dinámicas de poder.
La disputa por el poder en la pareja
Las parejas son entidades dinámicas y se hallan por tanto en constante proceso de intercambio mutuo. En todo contexto amoroso en particular, y social en general, nos encontramos con elementos como la persuasión o la dominación, que pueden ser indicadores de la pugna por este poder.
La distribución del poder en la pareja puede ser compleja. Es sensible a los cambios, a las expectativas, junto a los deseos y las necesidades de cada uno. Por otro lado, pasado un tiempo, suele alcanzar una estabilidad que sitúa a cada miembro de la pareja en un lugar en el que se siente cómodo. Uno termina tomando la voz cantante en unos momentos y otro en otros.
Por ejemplo, en una pareja, el hombre puede ser quien elija dónde van a ir de vacaciones, mientras que será la mujer la que elija el tipo de alojamiento o las vistas que harán. En las parejas más afianzadas, vemos de manera constante este intercambio. En él se conjugan preferencias, pero también conocimiento. Puede, por ejemplo, que la mujer tenga amigas que ya hayan visitado la zona y cuente con referencias de lugares de interés.
Todo esto haría que distinguir quién es el que domina de los dos en la pareja pueda llegar a ser muy complicado. Además, es importante comprender que el hecho de que exista alguien que domine y alguien que se deje dominar no tiene por qué ser malo; el problema surgiría cuando esta dinámica de poder se vuelve disfuncional o cuando los medios para conseguir o mantener este poder dañan al otro.
Problemas relacionados con el poder en la pareja
Por lo general, las relación de poder en la pareja tiende, dentro del cambio, a conservar cierto equilibrio. Así, los miembros de la misma presentan tendencia a regularse de manera espontánea, y las personas que se sientan más cómodas dirigiendo en un determinado campo lo harán naturalmente. Así, el conflicto solo aparecerá cuando coincida esa preferencia de dominio.
Así, en algunas ocasiones este equilibrio no se alcanza de forma espontánea. A continuación veremos algunos casos en los que la relación de poder en la pareja puede ser un gran foco de conflictos.
“Amar es encontrar en la felicidad de tu pareja tu propia felicidad”.
-Gottfried Leibniz-
Caso 1. Pareja formada por dos personas dominantes
En algunas ocasiones, los dos miembros de una pareja están acostumbrados a adoptar un rol de mando. Cuando esto ocurre, lo más normal es que se produzcan una gran cantidad de discusiones: al necesitar las dos personas llevar la razón y que el otro esté dispuesto a escuchar y hacer caso, sería muy complicado para ambas ceder a la vez parte de su poder.
Si crees que estás viviendo una dinámica parecida a esta, una manera de abordar la situación es trabajar activamente para comprender al otro. Para ello, desarrollar habilidades, como la empatía, puede ser muy útil.
Caso 2. Pareja formada por dos personas que tienden a seguir órdenes
Cuando los dos miembros de la pareja no desean tener poder en la relación, se puede llegar a sentir incomodidad e inadaptación, ya que ninguno es capaz de tomar la iniciativa. De esta forma, serán bastantes las situaciones en la que reine la inseguridad, un aspecto que puede llegar a desgastar si se mantienen constante a lo largo del tiempo.
En muchos casos, la solución llega cuando ambos ponen en común sus opiniones e intentan llegar a un acuerdo, como tomar la iniciativa de manera alterna.
“Nunca por encima de ti, nunca por debajo; siempre a tu lado”.
-Walter Winchell-
A modo de reflexión sobre las relaciones de poder en la pareja
La relación de poder en la pareja normalmente se configura de manera inconsciente y natural -cada uno adquiere más peso en aquellas decisiones que tienen un mayor interés o conocimiento-.
La tensión que genera suele ser más importante en la época post-enamoramiento: ese lugar en el que cada uno empieza a equilibrar la inversión que hace en la pareja, cediendo menos y mostrando interés por mantener más preferencias de las que había intentado defender hasta ese momento.
En caso de que sea una fuente inagotable de conflictos, será necesario que la pareja se siente y acuerde de manera consciente y reflexiva el peso que va a tener cada uno en determinadas decisiones, además de qué argumentos o estrategias son o no válidos para conseguir un propósito. Por ejemplo, un pareja puede decir que el chantaje emocional no es válido para conseguir que el otro limpie la casa o “quiera” mantener relaciones sexuales.
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