Las trampas de la memoria

Las trampas de la memoria
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 26 agosto, 2019

La fragilidad de la memoria no solo se observa en enfermedades o lesiones del sistema nervioso central, también en el funcionamiento normal de personas sin ningún tipo de patología o proceso degenerativo, y es que los olvidos son muy comunes en las personas.

No solo olvidamos cosas, sino que también, en ocasiones, recordamos una versión distorsionada de la realidad. El contenido general del recuerdo es fiel a la realidad, pero es en los detalles donde se producen errores, aunque en los casos más radicales hay personas que llegan a “recordar” todo un evento que nunca existió.

A veces tenemos la sensación de recordar un episodio de nuestra vida, por ejemplo de la infancia, que realmente no recordamos sino que de tanto contárnoslo nuestra familia hacemos nuestro el recuerdo. Todos estos fallos de la memoria han sido investigados tanto en sucesos normales como en aspectos jurídicos relacionados con el testimonio de víctimas y testigos.

Olvido Vs distorsión

Nuestro cerebro almacena datos, eventos y sucesos dependiendo de su importancia, la carga afectiva que tiene o la utilidad de la información almacenada. Puede guardarse en la memoria a corto plazo, y cuando es más relevante o se ha repetido más veces en la memoria largo plazo. Pero la memoria no es una función de nuestro cerebro infalible y a veces olvidamos datos, normalmente que no necesitamos, pero a veces también pasa con datos importantes.

Mujer con la mano en la cabeza por su olvido

El error puede darse a la hora de registrar los datos, cuando los codificamos o al recuperar la información. Cuando olvidamos algo somos plenamente conscientes de ese olvido  e intentamos recuperarlo intentando relacionarlo con otra información o “haciendo memoria”.

Pero “la distorsión” es radicalmente distinta, porque hay un pleno convencimiento de que lo que recordamos es cierto. Hasta que alguien no nos demuestre lo contrario, lo que recordamos es la realidad y nos inunda un sentimiento de total convencimiento, sintiendo incredulidad cuando descubrimos que no estamos en lo cierto.

Experimentos relacionados con la distorsión de la memoria

Barclay Wellman experimentó con 6 adultos que registraron en un cuaderno 3 acontecimientos cada día durante 4 meses, más tarde, aplicó una prueba de reconocimiento después de un intervalo de tiempo que iba de 3 a 30 meses.

Se mezclaban las frases originales escritas por los sujetos con otros tres tipos de frases: algunas que cambiaban en la descripción de los hechos, otras que cambiaban la valoración que se hacía del suceso y otras reflejaban hechos inventados. Había un alto porcentaje de reconocimiento entre el 79 y el 92%. Pero también había una tasa considerablemente alta de falsas alarmas (reconocer información como cierta cuando en realidad fue inventada por los investigadores) que iban del 32 al 41%.

Ceci investigó sobre la sugestión al testigo infantil, observando que los niños preescolares son más susceptibles a las preguntas sesgadas. En el experimento se preguntaba a los niños: ¿te acuerdas del día que fuiste al hospital? A pesar de que nunca estuvieron. Al principio el niño negó haber ido, se le preguntaba periódicamente sobre el suceso hasta que afirmó acordarse e iba añadiendo más detalles cada vez que le preguntaban dicho evento, que en realidad nunca había ocurrido.

Con la pregunta se inducía a la respuesta, e incluso demostró la resistencia de la falsa creencia, ya que después de explicarle que era un juego, el niño creía fervientemente en que la historia que había “inventado” era cierta. La teoría para esta falsa memoria es el factor de prestigio que los niños otorgan a los adultos, respondiendo de manera afirmativa a la preguntas para mostrar conformidad.

Testimonios de testigos y víctimas de un suceso

La credibilidad que se le puede otorgar a los testimonios de testigos ha sido ampliamente estudiada debido a su relevancia en el veredicto de los jurados. Dichos estudios han reflejado que nuestra memoria es muy sensible al error.

En este caso, no hablo de falsear la información de una forma intencionada o consciente, sino de dar una versión de los hechos inexacta que puede verse influenciada por diferentes factores como el estrés , eventos ocurridos posteriormente, sugerencias de otros, el recuerdo de otros individuos…

Según la hipótesis de Easterbrook, en situaciones de activación emocional elevada disminuye el número de estímulos percibidos tanto los relevantes como los irrelevantes. Además, situaciones de estrés producen un deterioro significativo de las funciones cognitivas, afectando a los procesos de atención, perceptivos y de memoria que pueden dar lugar a recuerdos pobres en cantidad y calidad de los detalles.

Mano dibujando la pieza de un puzzle

La falsas memorias también se pueden dar en las víctimas pudiendo estar influenciados por información que han conocido después, la imaginación, la reconstrucción del suceso o las propias preguntas que se le han hecho durante el interrogatorio que en ocasiones, formuladas de una manera incorrecta pueden dar lugar a la inducción de respuestas. Este procedimiento es el más peligroso y el que más falsos recuerdos puede generar, sobre todo en niños.

Casos reales en los que las falsas memorias condenaron a inocentes

El polémico “caso Mac Martin” ocurrió en 19810 cuando la madre de un niño que iba una guardería en EEUU denuncia a uno de los profesores porque sospecha que ha abusado sexualmente de su hijo.

La policía no tenía evidencias de que hubiera ocurrido, pero con la intención de continuar con la investigación mandan alrededor de 400 cartas al resto de padres sugiriendo que interrogaran a sus hijos con el objetivo de descubrir si ellos habían sido abusados. La carta detallaba diferentes prácticas que podrían haber sucedido a sus hijos. Como resultado, un 99% de los niños afirmó sufrir abusos.

Después de 6 años de juicios, no se encontró una sola evidencia física que respaldara el testimonio de los niños, que cada vez iban incluyendo detalles más incongruentes y fantásticos. Tras el visionado de los vídeos de los interrogatorios realizados por la terapeuta se observa que inducía las respuestas de los niños.

El terapeuta insistía cuando decían que no había pasado nada de eso hasta que lo admitían. Se crearon falsos recuerdos en los niños, que son muy resistentes y que pudieron provocar daños en su salud mental. Al acusado se le declaró inocente.

Rostro de un niño borrado

El caso de Steven Avery es muy famoso ya que hay una serie documental sobre el tema. En 1985 fue acusado de violación, cuando fue identificado en una rueda de reconocimiento como el agresor por parte de la víctima. Aunque él se declara inocente es enviado a prisión. En 2003 -18 años después-, una prueba de ADN exculpa del cargo a Avery y sale de la cárcel. Más tarde se encuentra al verdadero culpable.

La víctima estaba completamente segura de la culpabilidad del acusado, a pesar de no haber tenido nada que ver. La inocencia de este hombre quedó demostrada gracias a las pruebas forenses que en 1985 no existían, pero 4 años después ha vuelto a ser encarcelado por asesinato, caso en el que él vuelve a declarase inocente. Actualmente cumple cadena perpetua por el crimen. Ha creado gran revuelo en Estados unidos, realizando incluso peticiones para le excarcelen.


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