Luis XIV: biografía del Rey Sol
Luis XIV fue hijo del rey francés Luis XIII y su esposa, la reina Ana de Austria. Luis XIII y Ana intentaron tener un hijo durante muchos años, hasta que por fin nació el 14 de Mayo de 1643 y fue bautizado como Louis-Dieudonné. Este nacimiento fue tan esperado que se consideró una bendición, de ahí la elección de su segundo nombre que, en francés, significa “otorgado por Dios”.
Como los héroes legendarios y literarios cuya heroicidad se nos cuenta ab initio, es decir, desde el momento de su nacimiento, Luis XIV creció completamente seguro de que su existencia era un regalo divino para el mundo. Esta creencia se haría especialmente patente en el futuro, cuando un joven Luis XIV llegó a creer que quien desobedeciera al rey estaba desobedeciendo a Dios. Así, sus órdenes eran consideradas mandatos divinos.
Con el paso de los años, Luis XIV sería conocido con el sobrenombre de Rey Sol y, sin duda alguna, pasó a la historia como uno de los reyes más emblemáticos. ¿Cuáles fueron las claves de su reinado? ¿Influyó su creencia acerca de la divinidad de su origen en su política? Acompáñanos a descubrir al rey francés que encarna en sí mismo los valores del absolutismo monárquico.
Una infancia turbulenta
Con tan solo cuatro años y ocho meses, Luis XIV llega al trono de Francia. El niño rey se convierte a partir de este momento, de acuerdo con las leyes francesas de la época, en dueño y señor de los cuerpos y las propiedades de 19 millones de individuos.
Por supuesto, a esta edad, Luis era demasiado joven para acceder al trono y, en consecuencia, su madre actuó como regente. Ana de Austria, la Reina Madre, asigna al Cardenal Jules Mazarin como Primer Ministro con el fin de supervisar las decisiones del gobierno mientras Luis XIV llegaba a la mayoría de edad.
Mientras crece, la educación del joven monarca se centró en la política y la economía. Durante su infancia, sufrió un accidente que casi le cuesta la vida, el pequeño Luis XIV estuvo a punto de ahogarse. Su madre fue culpada por no ser una madre responsable o no haber estado lo suficientemente atenta, sin embargo, lo cierto es que Luis XIV poseía infinidad de adversarios ya desde su infancia. No es una sorpresa para nadie que hubiese individuos que no desearan que Luis alcanzara la mayoría de edad.
Cuando Luis XIV tenía 9 años, los nobles que conformaban el Parlamento Francés se rebelaron contra la corona y el primer ministro Mazarin. Este fue el inicio de una larga guerra civil conocida como la Fronde, durante este periodo, Luis XIV sufrió humillaciones, pobreza, miedo, frío y hambre.
Esta guerra marcó el carácter del monarca y transformó su forma de pensar y actuar. Por supuesto, no podía ser de otra manera en un niño que había crecido creyendo ser el representante de Dios en la Tierra. Así, Luis XIV nunca perdonó a París, a los nobles, ni al pueblo que les apoyó.
Eventualmente, Mazarin ganó el conflicto y comenzó una reforma económica y administrativa que Luis XIV terminaría durante su mandato. Luis admiraba enormemente al Cardenal e incluso cuando llegó su mayoría de edad, Luis no removió al cardenal de su puesto como primer ministro.
Luis fue formado como diplomático, pero también como soldado. Entendía perfectamente los engranajes políticos del momento. Por esta razón, Luis XIV aceptó casarse con la hija del Rey de España en lugar de la mujer que él amaba. Fue un matrimonio arreglado, cuya finalidad era la de preservar la paz entre Francia y España e incrementar el poder Francés en Europa.
El principio de su reinado: Francia después de Mazarin
Tras la muerte de Mazarin, Luis XIV asume todas las responsabilidades gubernamentales. Esta decisión sorprendió a sus asesores y a toda la nobleza, pues la tradición indicaba que el Rey era una figura más bien social. Pero Luis estaba seguro de su naturaleza y, como consecuencia, defendía profundamente su figura como gobernante absoluto. Sin aceptar ninguna clase de réplica, Luis XIV instauró en su país un régimen que perviviría durante siglos en buena parte de Europa.
Durante 54 años, Luis XIV dedicó 10 hora diarias a la organización del reino. Ningún detalle era demasiado pequeño, ninguna tarea era delegada. Luis lo controlaba todo, Francia giraba en torno al rey. No es de extrañar que muy pronto Luis XIV fuese conocido como el Rey Sol.
El rey sabía que la mayor debilidad de su reinado era la nobleza, que fácilmente podía sublevarse como en la época de la Fronde. Por esta razón, Luis XIV atrajo a toda la nobleza a Versailles, el gran palacio en las afueras. Todos los miembros de la nobleza vivían allí, en busca del favor del Rey.
De esta manera, Luis XIV controlaba una larga red de espías e informantes que le mantenían al tanto de los planes de la nobleza en contra de la corona. Así, el rey podía anticipar y evitar cualquier incidente.
Versailles fue el epítome del gobierno centralizado, y se mantuvo como un faro de cultura y erudición durante muchas décadas.
Luis XIV, soldado y mecenas
Luis XIV fue un gran patrocinador de las artes, se convirtió en el protector de grandes literatos, como Molière, el influyente dramaturgo. Creó la Academia de Bellas Letras y la Academia Real de Música, fue el principal patrocinador del Observatorio de París.
Por supuesto, Luis XIV era protector de los más importantes artistas franceses. Estos artistas cantaban, actuaban y pintaban para el palacio de Versailles. Los jardines de Versailles eran quizás la más grande obra al aire libre de todo el territorio francés. Sin embargo, a pesar de la grandeza del rey y su palacio, la monarquía estaba cada vez más aislada de las personas y el arte, en consecuencia, quedaba relegado a la vida palaciega.
Francia era una nación autosuficiente, pero su rey continuaba siendo un soldado en su corazón. Luis XIV decidió invadir Holanda y reclamar territorio en una misión que no fue provechosa para Francia. Poco tiempo después, Francia entraría en guerra contra la Gran Alianza, un grupo que estuvo formado por España, Inglaterra y el Sacro Imperio Romano Germánico.
Aunque Francia no perdió demasiado territorio, al final de la guerra, sus recursos económicos se encontraban muy mermados. Luis XIV había pasado de ser el rey de una nación abundante, a ser el rey de una nación sumida en la pobreza, débil y miserable.
Luis XIV murió a pocos días de cumplir 77 años, algo totalmente inusual, siendo uno de los reyes más longevos de su época. Tras su muerte, y de alguna manera continuando la inesperada tradición, el trono pasó al último hijo del duque de Borgoña que, para el momento, tenía tan sólo 5 años de edad.
Luis XIV fue un gran rey, al que se admira por sus aportaciones a la cultura, pero que se convirtió en el hombre que mejor encarnaba el absolutismo. Todo un ejemplo de un hombre que creyó profundamente en los valores del Antiguo Régimen, en la idea de que tu destino y tu propia naturaleza quedaban marcadas desde el momento de tu nacimiento.
Un rey que, sin duda alguna, logró dar esplendor a su nación, pero también sumirla en la pobreza. El Rey Sol fue y seguirá siendo un personaje icónico de la historia francesa.
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- Lossky, A. (1994) Luis XIV y la monarquía Francesa. Nueva Jersey: Rutgers University.