El método de Dalí para despertar nuestra creatividad

El método de Dalí para despertar nuestra creatividad
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 06 agosto, 2023

El método de Dalí, basado en el estado hipnagógico, buscaba trascender el mundo de la razón para atrapar lo onírico, hacerlo suyo y convertirlo en arte. El genio del surrealismo creaba lo que él mismo denominó como “fotografías de sueños pintados a mano”, mundos a instantes estrafalarios, panoramas aterradores pero hipnóticos que a día de hoy nos siguen fascinando.

Puede que más de uno vea en la figura de Salvador Dalí a ese hombre excéntrico difícil de entender, a instantes delirante, a veces controvertido y siempre exagerado. Sin embargo, en él había a su vez una técnica minuciosa e infalible que le permitía captar sus emociones más profundas para sacarlas a la luz. Era un explorador de la psique, un psiconauta que nunca necesitó de droga alguna para alcanzar el éxtasis creativo porque su mente era sin duda el mejor estimulante.

“El verdadero pintor es aquel que es capaz de pintar escenas extraordinarias en medio de un desierto vacío. El verdadero pintor es aquel que es capaz de pintar pacientemente una pera rodeado de los tumultos de la historia”

-Salvador Dalí-

Asimismo, el método que Dalí utilizaba para sumergirse en esos océanos privados e infinitos de lo onírico sigue llamándonos la atención en la actualidad. Tanto es así, que su técnica ha sido descrita ya como “la siesta hipnagógica vertical” y se aplica incluso en muchos grupos de creativos con el fin de obtener mejores ideas, quitar filtros al universo de la razón y entrenar la mente para que sea más libre, más receptiva…

Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada

El método de Dalí para despertar y potenciar nuestra creatividad

Observemos durante un instante la obra superior. Se trata de “Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar”. El simple título ya nos ofrece una pequeña pista sobre el famoso método de Dalí para crear sus obras; sin embargo, en este lienzo quiso demostrar algo más que había aprendido leyendo a Freud: muchos de nuestros sueños están estimulados por los sonidos, olores o presencias del exterior, como el sonido de esa abeja que está a nuestro alrededor mientras dormimos la siesta.

Dalí hacía la siesta, efectivamente, y cada vez que la hacía se llevaba con él una cuchara. Su método, su magia, su ritual, era el siguiente: después de comer se sentaba en un sillón. En una de sus manos sujetaba la cuchara y en el suelo dejaba un plato. Su siesta duraba muy pocos minutos porque la finalidad no era dormir, sino alcanzar el estado hipnagógico. Es más, cuando alcanzaba un sueño profundo sabía que de su mano caería la cuchara y que el sonido al golpear el plato lo despertaría al instante. Era lo que quería.
Esta técnica le permitía navegar entre el sueño y la vigila a lo largo de ese océano inconmensurable donde surgían los seres más asombrosos, las criaturas más extrañas del mundo inconsciente. Un plano intermedio que visitaba cada tarde durante unos pocos minutos para aprovechar ese momento en el que la mente está más fluida e hiperasociativa que nunca.

El método hipnagógico, muy común en las mentes creativas

El método de Dalí, basado en alcanzar el estado hinagógico no lo descubrió él ni era algo desconocido para la ciencia, la psicología y sobre todo, para el mundo del arte. De hecho y como curiosidad, se sabe que también Lewis Carroll llevaba a cabo algo similar en sus rutinas como escritor. Al leer “Alicia en el país de las maravillas” y sobre todo “Alicia detrás del espejo“, intuimos al instante que también Carroll hacía uso un tipo de narrativa e imaginería puramente onírica.

También él había creado un dispositivo rutinario con el que despertarse antes de alcanzar un sueño profundo. Además, junto a su sillón tenía ese cuaderno donde transcribir al instante cada imagen que como un pescador en una balsa, había conseguido alcanzar en el río de su mundo subconsciente. Porque el estado hipnagógico tiene esa curiosa facultad, veamos algunas de sus características:

  • Este estado aparece en las fases 1 y 2 del sueño profundo no MOR.
  • El estado hipnagógico es una fase que podríamos considerar como “presueño”. Es aquí donde nuestras ondas cerebrales pasan de beta a alpha.
  • En esta fase, breve e intensa, suelen aparecer alucinaciones visuales y auditivas.
  • Esas imágenes se olvidan en cuanto despertamos.
  • Los estados o alucinaciones hipnagógicas son comunes en niños y adolescentes.

Autores que han estudiado este fenómeno, como Dorfman, Shames, y Kihlstrom, nos explican que durante esos estados la persona tiene una sensación de “conocimiento absoluto”, de iluminación. La mente empieza a crear múltiples asociaciones entre recuerdos, intuiciones, emociones, pensamientos y estímulos del exterior hasta configurar un “totum revoltum” excepcional y con pleno sentido dentro de ese universo “preconsciente”.

Sin embargo, al despertar, esas imágenes se diluyen, se difuminan y se olvidan por completo; a no ser, claro, que sigamos una estrategia similar al método de Dalí.

El método de Dalí también puede conseguirse mediante la meditación

Es muy posible que llegados a este punto hayamos quedado cautivados por ese estado hipnagógico que Dalí conseguía durante sus siestas. Sin embargo, debemos tener en cuenta que no es fácil alcanzar y sacar partido a esta fase tan peculiar del sueño. Salvador Dalí era un pisco-navegante avezado en ese mundo crepuscular del subconsciente, y por tanto, resulta complicado llegar a su altura.

Sin embargo, a nuestra manera, podemos también lograr un efecto muy similar con la meditación para poder catalizar y potenciar así el proceso creativo. Esto mismo es lo que nos explica David Lynch, otro genio del subconsciente y lo onírico, en su libro “Atrapa el pez dorado”.

La meditación pacifica el sonido exterior y armoniza pensamientos. Así, y a medida que vayamos dominado la técnica, daremos paso a un flujo mental más vivo y más libre, donde alcanzar esa dimensión casi siempre velada para esa mente ocupada que tanto nos caracteriza, despegada casi siempre de sus esencias, de sus intuiciones y maravillas interiores.

Para terminar. Aunque el método de Dalí no fuera nuevo, él fue capaz de darle un uso exclusivo e inigualable. Si deseamos por tanto potenciar nuestra creatividad, basta con permitirnos ser un poco más libres, un poco más niños incluso, sin olvidar tampoco situar una mirada curiosa en nuestro exterior y otra en las profundidades de esa mente, donde sin duda residen ideas y pensamientos asombrosos…


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