Motivación intrínseca: la búsqueda de significado
Mientras algunos luchan por iniciar el día, otros parecen encontrar el entusiasmo con mayor facilidad. ¿Cuál es el secreto de esta diferencia? Aunque no es el único factor involucrado, la motivación intrínseca tiene mucho que ver al respecto.
Esto no significa que las personas que la experimentan están todo el día alegres y sonrientes y que jamás se sienten abrumados. Sin embargo, sí cuentan con un impulso interno que les ayuda a actuar y comprometerse con lo que hacen de una manera más natural y sostenida.
¿Qué es la motivación intrínseca?
Al mencionar los diferentes tipos de motivación, no podemos dejar pasar la intrínseca. Es aquella que nace dentro de nosotros mismos y nos impulsa a hacer algo por el simple placer o interés en la actividad en sí, sin necesidad de recompensas externas como el dinero o el reconocimiento.
Los incentivos internos son como motores que nos mueven desde adentro a actuar. Factores como la curiosidad, el sentido de pertenencia, los desafíos personales y la satisfacción de resolver problemas a menudo toman esta función motivadora. Pensemos en el siguiente caso:
Imagina a un niño que está fascinado con los dinosaurios, que dedica horas investigando en internet para aprender todo lo posible sobre ellos. Su curiosidad lo motiva a explorar.
Ahora bien, el siguiente ejemplo puede ayudarnos a entender mejor:
Piensa en un estudiante universitario que se enfrenta a un proyecto desafiante; su deseo de superarse a sí mismo lo lleva a esforzarse al máximo.
Esta fuente de motivación también está presente en las actividades cotidianas. Si pensamos en una persona que vive sola y se siente satisfecha al ordenar su casa. Disfruta de mejorar la estética del entorno no por la opinión de los demás o por una recompensa exterior, sino por el mero placer que obtiene al mantener su espacio organizado.
¿Cuáles son los beneficios de la motivación intrínseca?
Hacer las cosas por uno mismo es invaluable. Cuando el impulso está dentro, no esperamos que alguien más nos empuje o recompense. Nos esforzamos por seguir adelante y alcanzar nuestras metas, incluso cuando nadie más está mirando.
El principal beneficio se asocia con el sentido de autonomía que brinda. Nos permite adueñarnos de nuestro propio destino y encontrar satisfacción en el proceso de perseguir nuestros objetivos.
Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Strathfield, en Australia, subraya que cuando las personas estamos motivadas intrínsecamente tendemos a aprender y desempeñarnos mejor, ser más creativas y sentirnos más felices. En el plano laboral también es muy relevante, ya que contribuye al aumento de la productividad.
Diferencias entre la motivación intrínseca y extrínseca
Es probable que sepas que la motivación extrínseca sí depende de recompensas externas. En este caso, elementos como el reconocimiento social, los elogios, los incentivos económicos o la intención de evitar un castigo o consecuencia negativa, son los que nos impulsan a la acción.
Por ejemplo, un estudiante intrínsecamente motivado puede disfrutar leyendo un libro porque tiene el deseo genuino de aprender, mientras que un alumno extrínsecamente motivado puede leer el mismo libro con el objetivo de obtener a cambio una buena calificación o elogios de su docente.
Entonces, la mayor diferencia entre la motivación intrínseca y extrínseca radica en su origen: la primera surge desde adentro y la segunda desde afuera. Sin embargo, es fundamental destacar que ambas fuentes de motivación pueden coexistir en una misma persona en simultáneo. Es decir, no son excluyentes.
De hecho, cuando se combinan, sus beneficios se potencian. Imagina a una persona que practica deporte porque le encanta (motivación interior) y también porque aspira a ganar medallas y reconocimiento (motivación exterior). Esta complementación la impulsa a esforzarse en los entrenamientos, lo que la acerca a sus metas.
Teoría de la autodeterminación
Uno de los modelos más relevantes que resalta el valor de la motivación intrínseca es la teoría de la autodeterminación desarrollada por los psicólogos Edward Deci y Richard Ryan en la década del 80. Según esta perspectiva, la motivación humana está impulsada por tres necesidades psicológicas básicas:
- La necesidad de sentirnos competentes y eficaces en las tareas que realizamos.
- La necesidad de sentir autonomía, libertad y elección sobre nuestras decisiones y acciones.
- La necesidad de establecer relaciones sociales significativas y sentirnos conectados con los demás.
Cuando estas necesidades están satisfechas, es más probable que nos sintamos motivados y comprometidos con nuestras actividades. Por el contrario, si no se satisfacen, puede surgir una falta de determinación. Por lo tanto, es importante centrarse en satisfacerlas para fomentar una motivación más sólida y duradera.
¿Cómo fomentar la motivación intrínseca?
La mayoría de nosotros fuimos criados bajo la influencia de la motivación extrínseca: «Si te comportas bien, te compro un juguete», «Si apruebas los exámenes, nos vamos de viaje». Estas recompensas no siempre son un problema, pero, ¿qué sucede cuando no hay incentivo externo que nos atraiga y tampoco contamos con suficiente motivación interna?
En estas circunstancias, solemos sentirnos perdidos. Por ello, es importante explorar el sentido en lo que hacemos. Además, es puede ser muy útil saber cómo promoverla en los demás, sobre todo en entornos laborales o equipos de trabajo. Veamos algunas estrategias prácticas para el cultivo de la motivación en ambos casos:
En uno mismo
Cultivar la motivación intrínseca en uno mismo comienza por reconocer lo que nos importa, apasiona e inspira. Esta medida se basa en la logoterapia de Viktor Frankl, que busca descubrir la motivación básica de cada persona.
Una vez que la hayamos descubierto, nos resultará mucho más sencillo definir metas que, al estar alineadas con nuestros valores, nos sean significativas.
Por otro lado, es crucial poner el foco en el proceso en lugar de en los resultados; experimentar las actividades como fines en sí mismos. A su vez, es vital desarrollar habilidades de flexibilidad, compromiso y tolerancia a la frustración.
Percibir a los errores y fracasos como parte del éxito es esencial para no perder la motivación. En este sentido, distanciarnos del pensamiento polarizado (todo o nada) nos permite adoptar una visión más realista y equilibrada. Esto nos ayuda encarar los desafíos con una actitud abierta y flexible, en vez de desanimarnos ante el más mínimo contratiempo.
En los demás
Impulsar la motivación en el trabajo es todo un reto. Las empresas saben que tener un equipo motivado es clave para el éxito, pero atraer y retener a los trabajadores se vuelve cada vez más difícil.
Muchas veces se pone demasiado énfasis en seducir a los empleados con recompensas externas, pasando por alto lo que realmente les mueve y les hace sentirse comprometidos con sus trabajos.
Para cultivar la motivación intrínseca en tu equipo es crucial valorarlos, escuchar sus ideas y darles oportunidades para aprender y tomar decisiones.
Al implementar estas estrategias, estarás fomentando el sentido de propósito y satisfacción en los trabajadores, lo que a su vez se traduce en un ambiente laboral más productivo y estimulante.
La motivación interna se alimenta de propósito
La búsqueda de significado es clave para la fuente interna motivacional. Disponer de un propósito, clarificar qué es lo más valioso para nosotros, configura un camino de baldosas amarillas capaz de guiarnos en el día a día para no perder el rumbo.
Cuando sabemos qué es lo que de verdad nos importa, qué nos mueve por dentro, conseguimos una energía extra para seguir adelante, incluso cuando las cosas se ponen difíciles.
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