Personas con traumas que escuchan voces
Cuando las voces aparecen en el universo mental de una persona, casi nunca son amables. Son intrusivas, amenazantes, críticas y conspiranoicas. En ocasiones, hasta pueden tener el timbre de un familiar fallecido. Es frecuente, incluso, que haya más de una y que hasta hablen todas a la vez… Pocas experiencias resultan más turbadoras que las alucinaciones auditivas.
Por lo general, asociamos el fenómeno de las voces con condiciones como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o ciertos trastornos de la personalidad. Sin embargo, es conveniente tener en cuenta que estas experiencias son más frecuentes de lo que pensamos. Tanto es así que pueden aparecer en personas que no sufren ningún trastorno psicológico.
Sin embargo, una parte de la población que más probabilidad tiene de escuchar voces en algún momento son los que sufren un trauma a raíz de un abuso sexual. Al propio hecho adverso, se le añade después este tipo de vivencias aterradoras y también peligrosas. Porque insistimos, los mensajes y declaraciones que emiten esas presencias internas nunca son inocuas y pueden incitar al paciente a la autolesión y el aislamiento.
El trastorno de estrés postraumático cursa con flashbacks, ansiedad, problemas del sueño… Sin embargo, lo que no siempre esperan sufrir los pacientes, es una alteración de la realidad y escuchar voces que no existen en la vida real.
Sí, las personas con traumas escuchan voces
No nos equivocamos si afirmamos que los trastornos de espectro traumático son condiciones que aún no entendemos por completo. Sabemos que si estas vivencias adversas se experimentan en la infancia tienen un mayor impacto psicológico en la persona. Tanto es así que diversas regiones neurológicas pueden ver alterado su desarrollo.
Padecer abusos, maltrato, agresiones, perder a un ser querido, vivir en contextos amenazantes, sufrir bullying, padecer un desastre natural… Hay múltiples situaciones que pueden desencadenar la fractura psicológica de un trauma. Así, entre los síntomas que se desencadenan de los mismos en la mayoría de los casos son conocidos: ansiedad, insomnio, flashbacks, altibajos emocionales, sensación de culpa y vergüenza…
Ahora bien, lo que no siempre esperamos padecer en estos cuadros clínicos es una alucinación, una alteración de la realidad. Las personas con traumas escuchan voces y esto es un hecho que la investigación científica viene demostrando desde hace años. Lo analizamos.
La simple percepción de escuchar estas voces puede elevar aún más tensión y el sufrimiento de la persona. Esto aumenta aún más la aparición de alucinaciones auditivas.
¿Quiénes tienen mayor riesgo de experimentarlas en algún momento?
La Universidad de Groningen, en Países Bajos, realizó una investigación para analizar la relación entre los traumas infantiles y las alucinaciones auditivas. Algo que destacaron es la necesidad de desarrollar tratamientos más personalizados en vista de esta relación que, efectivamente, sí es significativa.
Por término medio, las mujeres que sufrieron abusos sexuales en la infancia tienen un riesgo mayor de escuchar voces en algún momento. No es una relación causa-efecto. Solo hay un riesgo más elevado y, por tanto, estamos ante un cuadro clínico que debemos entender para ofrecer el mejor abordaje terapéutico en estos casos.
El contenido o las narrativas de estas voces siempre tienen una tendencia negativa que pueden incitar a las autolesiones o la conducta suicida. La angustia que generan es inmensa, incitando a la desconfianza del entorno y a comportamientos disfuncionales que intensifican aún más el dolor emocional.
Hay que hablar de las voces
En ocasiones, las personas con traumas escuchan voces, y algunas -no todas- lo hacen porque derivan en estados psicóticos. Si bien el estrés postraumático y la psicosis son condiciones diferentes, cada vez disponemos de más literatura científica que nos habla de esta relación.
La Universidad Médica de Carolina del Sur, por ejemplo, destaca en un trabajo algo interesante. Los traumas pueden cursar también con características psicóticas secundarias. Son casos muy particulares que evidencian unas características neurobiológicas y genéticas únicas. Por tanto, aunque son casos clínicos que no hace mucho nos parecían bastante puntuales, en la actualidad se están describiendo cada vez con mayor frecuencia.
Sea como sea, hay un hecho indiscutible. Sufrir un trauma puede hacer que, en un momento dado, aparezca una alucinación auditiva. Cabe señalar también que este es un fenómeno que arrastra todavía un gran estigma social. Sin embargo, es necesario que hablemos de las voces, que las pongamos en voz alta para facilitar una mejor atención y concienciación.
Asimismo, es necesario normalizar una realidad que cualquiera de nosotros podemos vivir en «mente propia» en algún momento de nuestra vida.
Se estima que más del 10 % de la población escuchará voces (alucinaciones auditivas) asociadas a experiencias traumáticas.
¿Cómo se tratan las alucinaciones auditivas en los traumas?
Risperidona, quetiapina… En el mercado farmacéutico hay diversos fármacos para tratar las alucinaciones. Sin embargo, en el caso de las personas con traumas que oyen voces no se recomiendan los antipsicóticos. En la actualidad no hay evidencia científica de que el uso de este tipo de psicofármacos de segunda generación sea útil.
Lo más importante es ofrecer a las personas un abordaje terapéutico basado en la evidencia científica. Hay diversas terapias muy útiles para el tratamiento de los traumas psicológicos. Tenemos, la terapia cognitiva-conductual y la terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR ). Ambas cuentan con una eficacia demostrada en este tipo de casos.
Lo más importante en todos los casos es solicitar ayuda especializada lo antes posible. No dejemos que un niño traumatizado llegue a la edad adulta conviviendo con el lastre de esa vivencia que no ha podido procesar. No nos descuidemos tampoco a nosotros mismos que, como adultos, en ocasiones optamos por dejar a un lado nuestras heridas del ayer hasta que un día nos rompemos por completo y entonces, surgen ellas. Las voces.
Asimismo, y para concluir, entendamos también que escuchar voces es más común de lo que pensamos. Todos somos susceptibles de sentir su incómoda y amenazante presencia en algún momento. Hay modos de tratarlas para que se silencien; hay también personas preparadas para ayudarnos. Hablemos sobre ellas y no les demos poder.
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