¿Por qué no me concentro al leer?

¿Por qué no me concentro al leer? ¿Qué hay detrás de estas dificultades a la hora de concentrarnos y cómo remediarlas? ¡Te lo contamos!
¿Por qué no me concentro al leer?
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 19 octubre, 2022

Intentas ponerte con la lectura, pero te cuesta, te distraes con facilidad, no retienes la información, pierdes el hilo… ¿A qué se debe todo ello?

Hablamos de las causas más comunes de este fenómeno, y además ofrecemos algunas ideas para mejorar la atención lectora.

¿Qué es la concentración?

Según Schmid y Peper (1991), la concentración ‘es una destreza aprendida, de reaccionar pasivamente o de no distraerse ante estímulos irrelevantes’. Supone también la capacidad para estar totalmente aquí y en el ahora.

Necesitamos concentrarnos para aprender, para estudiar, para leer y para hacer tantísimas actividades en nuestro día a día. Aunque, por supuesto, dependiendo de la actividad, la concentración que necesitaremos será mayor o menor.

Mujer tratando de calmarse
La falta de concentración al leer puede ser por una falta de hábito.

Por qué no me puedo concentrar al leer:

Las dificultades para concentrarte en la lectura suelen tener su origen en alguna de las circunstancias o acciones que describimos a continuación.

1. Falta de hábito

Si no tienes el hábito adquirido, es normal que te cueste concentrarte a la hora de leer. Recuerda que la atención sostenida (concentración) también se entrena; al fin y al cabo, el cerebro es como un músculo, y dentro de este músculo se “localizan” diferentes habilidades cognitivas, como la concentración.

Si las descuidamos, es normal que no estén al nivel en que nos gustaría. Por ello, si quieres mejorar tu concentración en la lectura, ¡lee! Prueba empezando con pequeños momentos al día, con actividades que sean realmente de tu interés, para ir aumentando poco a poco el tiempo de lectura.

“La concentración puede ser cultivada. Uno puede aprender a ejercer la fuerza de voluntad, disciplinar el cuerpo y entrenar la mente”.

-Anil Ambani-

2. Numerosos distractores

Netflix, HBO, Prime… Con la cantidad de contenido audiovisual de calidad que tenemos a nuestro alcance, es comprensible que nos hayamos acostumbrado a recurrir a su consumo cuando queremos evadirnos de la realidad. En cambio, tenemos mucho más abandonada la lectura porque esta demanda de nosotros que seamos activos.

Y esto tiene relación con el punto anterior; si quieres entrenar tu capacidad atencional, pon los medios para que la lectura se convierta en un hábito. Intenta tener lejos cualquier pantalla cuando te propongas dedicar un rato a la lectura; recuerda que en tu móvil existe un led de notificaciones que está destinado a captar tu atención, y una vez que lo desbloqueas…

“Adquirir el hábito de la lectura es construirse un refugio contra casi todas las miserias de la vida”.

-Somerset Maugham-

3. Preocupaciones

Aunque a veces no nos demos cuenta, los pensamientos y las preocupaciones del día están ahí, en nuestra mente, preparadas para colarse en cuanto encuentran un resquicio. Por ello, otra de las causas que responderían a la cuestión de “por qué no me concentro al leer” son esas preocupaciones que son extraordinariamente intrusivas.

La atención es una habilidad que requiere poner el foco; además, la lectura continuada requiere de una decisión consciente con la que asumimos la dirección de ese foco. Una vez que hemos comenzado a leer, si el texto es interesante, este control se relaja porque ya es el propio estímulo el que es muy saliente para nuestra atención frente a otras alternativas del entorno.

4. Falta de motivación

La falta de motivación también explica por qué te cuesta tanto concentrarte al leer. Quizás el libro que estás intentando leer (o la revista, el texto, etc.) no te interesa realmente. ¿Es un libro obligatorio del instituto?

¿O algo que te han “dicho” que tienes que leer? Porque si es así, es normal que te cueste concentrarte. Además, todo lo que vivimos “como una obligación” cuesta más; es normal.

Mujer aburrida con un libro en la cabeza
Las preocupaciones excesivas y la falta de motivación son otras de las causas por las que la concentración al leer no suele aparecer.

5. Cansancio

El cansancio también interfiere en la concentración cuando leemos; si estamos cansados, nuestras facultades mentales no están a pleno rendimiento, y es normal. Por eso, es importante estar bien descansados y con las pilas recargadas cuando leemos (o cuando hacemos cualquier actividad que requiera atención sostenida).

6. Edad, estrés y emociones intensas

Es una realidad; a medida que cumplimos años, nuestras habilidades cognitivas, como la capacidad para concentrarnos leyendo, disminuyen.

Así lo asegura un estudio (2018) de la Universidad del Sur de California, publicado en Nature Human Behaviour, que sugiere que con la edad nos distraemos con más facilidad, sobre todo en situaciones estresantes o con emociones intensas implicadas.

Envejecer, el estrés y las emociones intensas dificultan la concentración.

Y además, según los autores del estudio, esta pérdida de concentración tiene su explicación en una región muy pequeña del cerebro, llamada locus cerúleo.

7. Sufrir algún trastorno

“No me pasa nada de lo anterior”, piensas, pero y entonces, “¿por qué no me concentro al leer?” Hay otra explicación a ello: un posible trastorno. Y es que, trastornos como la depresión, la ansiedad o el TDAH (trastorno por déficit de atención) interfieren enormemente en la capacidad de concentración. ¿De qué forma?

7. 1. Depresión

En el caso de la depresión, esta falta de concentración es uno de los síntomas de la llamada pseudodemencia depresiva (fallos cognitivos asociados a la depresión, que pueden confundirse con una demencia).

Según Cózar y colaboradores, en un artículo de 2011, la pseudodemencia depresiva “suele cursar con una percepción subjetiva de importante pérdida de memoria y fallos cognitivos que no necesariamente se corresponde con los resultados de la evaluación cognitiva, que pueden demostrar la presencia de fallos solo leves o moderados“. Así, uno de los síntomas de la pseudodemencia depresiva son las dificultades atencionales.

7. 2. Ansiedad

Cuando sufrimos ansiedad, también es muy difícil mantener el foco atencional. Numerosos estudios, como el estudio de Benedito y colaboradores (1992) relacionan la ansiedad con la falta de concentración.

7. 3. TDAH

Finalmente, entre los síntomas nucleares del TDAH, tal y como recoge el DSM-5 entre sus criterios diagnósticos, también se encuentran las dificultades para dirigir y mantener la atención de una manera consciente.

Claves para mejorar la concentración en la lectura

Mientras respondíamos a la cuestión de “por qué no me concentro al leer”, hemos mencionado también algunas estrategias que pueden ayudarnos a mejorar la concentración cuando leemos. Os dejamos algunas claves más para que además podáis disfrutar de un buen momento de lectura:

  • Reduce los estímulos distractores.
  • Antes de optar por ver una serie, ¡escoge un libro!
  • Selecciona un ambiente adecuado y tranquilo, donde te sientas cómodo.
  • Cuida la postura; debes estar cómodo.
  • No te “fuerces” (porque entonces aborrecerás la lectura); busca pequeños momentos del día para leer, y aumenta progresivamente el tiempo.
  • Refuérzate por los avances logrados.
  • Limita el tiempo de concentración (recuerda que nuestra mente puede estar concentrada, como normal general, hasta 45 minutos seguidos; después debe descansar).

Quizás la clave más importante es la de que dediques un poco de tiempo a elegir una lectura que pienses que puede interesarte. No se trata de que sufras, sino de que disfrutes haciéndolo.

La estrategia más típica, si se trata de un libro, es la de que te leas el resumen; otra que suele funcionar bien, y que es complementaria a la anterior, es que leas los primeros párrafos: haciéndolo podrás decidir si te gusta o no el estilo del escritor.


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  • G. Cózar Santiago, P. Molero Santos, S. Yurrita Montesinos e I. Civeira Marín. (2011). Protocolo diagnóstico del paciente depresivo. Departamento de Psiquiatría. Clínica Universidad de Navarra. Pamplona. Navarra. España. Medicine, 10(84), 5707-85.
  • Lee, TH., Greening, S.G., Ueno, T. et al. (2018). Arousal increases neural gain via the locus coeruleus–noradrenaline system in younger adults but not in older adults. Nat Hum Behav, 2, 356–366. https://doi.org/10.1038/s41562-018-0344-1
  • Schmid, A; Peper, E. (1991). Técnicas para el entrenamiento de la concentración. En J.M. Williams: Psicología Aplicada al Deporte, Madrid: Biblioteca Nueva.

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