¿Por qué no puedo dejar de pensar en mi expareja?
¿Por qué no puedo dejar de pensar en mi expareja? Ha pasado un mes, seis meses e incluso un año y la mente sigue adherida a esa persona, a esa relación fallida que de algún modo condiciona nuestro presente. ¿Por qué ocurre? ¿Qué tipo de mecanismo psicológico es el que nos impide poder pasar de página y avanzar?
Nos encantaría disponer de un botón que nos permitiera borrar a voluntad el sufrimiento e incluso ciertos recuerdos. Sería perfecto poder oprimirlo para lograr, al menos, bajar la intensidad del recuerdo e impedir que esa persona deje de ocupar nuestro pensamiento de manera tan invasiva, dolorosa… Porque hay amores que se anclan al cerebro y dan paso a estados obsesivos y desgastantes.
Todos conocemos o hemos vivido esa sensación en la que alguien es incapaz de dejar del todo una relación. Los mensajes siguen enviándose, anhelando una respuesta; un “visto”, al menos. La persona, incapaz de aceptar la situación, continúa revisando las redes sociales del otro a diario, padeciendo ante cada foto al ver cómo la expareja sigue con su vida, iniciando incluso nuevas relaciones.
¿Qué deberíamos hacer si derivamos en estas misma realidad?
¿Por qué no puedo dejar de pensar en mi expareja?
“Ayúdame a dejar de pensar en mi expareja”. Muchas personas acuden a terapia psicológica con esta necesidad y lo hacen, eso sí, conscientes de que han llegado a un extremo de elevado desgaste y de obsesión.
Son situaciones en las que cuesta incluso desenvolverse con normalidad en casi cualquier área de la vida. A veces, el recuerdo de ese ruptura imposibilita poder trabajar, disfrutar de instantes de ocio y pensar en proyectos futuros.
Hay quien intenta desviar la atención con nuevas prácticas, con el deporte, con algún curso de autoayuda. Otros inician una relación en un vano intento por olvidar. Asimismo, también hay quien deriva en el consumo del alcohol, las drogas u otro tipo de comportamiento igual de peligroso. Todo ello nos da ya una pista de la respuesta a ese “¿por qué no puedo dejar de pensar en mi expareja?”.
Estas situaciones presentan el mismo mecanismo psicológico que el de una adicción. El cerebro orquesta la misma mecánica que quien no puede dejar el tabaco o entra a diario en una casa de apuestas… Lo analizamos.
El amor es a veces como una máquina tragaperras
La metáfora es poco poética, pero aun así ilustrativa. Hay amores que se convierten en obsesión y que nos hacen actuar como el adicto que acude a diario a una máquina tragaperras. Así, una de las causas por las que no puedo dejar de pensar en mi expareja se debe al circuito de recompensa cerebral de la dopamina.
Cuando estamos con nuestra pareja y todo va bien los niveles de este neurotransmisor están estables. Nos sentimos satisfechos, experimentamos seguridad, placer y bienestar. Ahora bien, cuando se produce la ruptura se reduce drásticamente la producción de dopamina y norepinefrina y entonces surge la alarma, la desesperación y el síndrome de abstinencia.
Lo que debemos hacer para acabar con esa “adicción” es alejarnos, romper el contacto, dejar de revisar sus redes sociales, borrar su número de nuestro móvil. Mientras más nos expongamos o busquemos modos de acercarnos a nuestra expareja, más reforzaremos la adicción, el síndrome de abstinencia y, por tanto, el sufrimiento.
La ansiedad por separación: ¡ahora te quiero mucho más!
La antropóloga Helen Fisher lleva décadas estudiando todo lo relativo a la mecánica del amor (y el desamor). Algo que nos indica al respecto de la eterna cuestión de por qué no puedo dejar de pensar en mi expareja es que surge un nuevo fenómeno al que ha llamado “atracción por frustración”.
Son situaciones en las que la separación y la ruptura despiertan no solo esa obsesión antes citada. Lo que se da también es una idealización de lo perdido y una mayor necesidad de apego. La propia Helen Fisher lo describe del siguiente modo: “la ansiedad por separación es como un cachorro alejado de su madre: corre en círculos, ladra y gime”.
Por otro lado, estudios como los realizados en la Universidad de Graz (Austria) nos dicen que este hecho es más común en los hombres. Ellos son quienes siguen viendo a sus exparejas de manera positiva y conciben incluso que es posible retomar la relación. Las mujeres, por término medio, suelen centrarse en los aspectos más negativos para reafirmarse en la distancia y en el fin de ese vínculo.
¿Qué podemos hacer ante estas situaciones?
Lo más adecuado cuando dejamos una relación es racionalizar sobre las causas que la han motivado. De este modo, si nos han abandonado, si la otra persona ha decidido poner fin es que ya no somos amados y esto es algo que debemos asumir lo antes posible.
El dolor emocional y el por qué no puedo dejar de pensar en mi expareja
Ethan Ross, profesor de la Universidad de Michigan, realizó una investigación en la que demostró que el cerebro interpreta el rechazo social y la ruptura de la pareja del mismo modo que una quemadura. Es decir, el dolor emocional que sufrimos es similar al dolor físico. Esto explica también por qué nos cuesta tanto pasar página y dejar de pensar en nuestra expareja.
El apego, los recuerdos del pasado y la imposibilidad de asumir la realidad alimentan esos estados en los que el dolor, lejos de aliviarse día a día, se “inflama” mucho más.
¿Qué podemos hacer?
Toda ruptura importante necesita pasar por un duelo. Una etapa en la que dejar espacio al sufrimiento, al dolor y entonces, desahogarlo. La aceptación es ese paso en el que desapegarnos de los recuerdos para crear unos nuevos. Dar paso a una nueva etapa con nuevos planes y nuevas metas es siempre la mejor opción.
No obstante, no dudemos en solicitar ayuda experta cuando tomemos consciencia de que sigue siéndonos imposible avanzar, sanar la herida y, sobre todo, dejar a un lado a quien ya no nos piensa.
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- Acevedo, B. P., Aron, A., Fisher, H. E., & Brown, L. L. (2012). Neural correlates of long-term intense romantic love. Social Cognitive and Affective Neuroscience, 7(2), 145–159. https://doi.org/10.1093/scan/nsq092
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