Necrofilia, la extraña atracción por los muertos
Es cierto que la historia de la criminología está nutrida de nombres que incluyeron en sus prácticas delictivas acciones como tener relaciones íntimas con personas fallecidas. El asesino en serie Jeffrey Dahmer o David Fuller, quien tuvo sexo con 99 cadáveres y quitó la vida a 2 jóvenes, son dos sonados ejemplos de ello. Sin embargo, no toda necrofilia implica llevar a cabo un homicidio.
Lo cierto es que esta condición esconde tras de sí diversos disparadores que no están del todo claros para la comunidad científica. Uno de ellos podría explicarse en el placer subyacente de estar con alguien que no muestra resistencia alguna. Estamos ante una conducta con importantes implicaciones éticas, jurídicas y psicológicas que es necesario conocer.
Características de la necrofilia
La necrofilia se define como un trastorno parafílico que implica experimentar atracción sexual hacia los cadáveres. Cabe señalar que no nos encontramos ante un tipo de parafilia más. La actualización del DSM-V del 2013, hasta la actualidad, especifica la necesidad de separar las conductas sexuales poco convencionales, pero inocuas, de aquellas otras con claras evidencias patológicas.
En este caso, el necrofilismo, necrolagnia, necrocoito, necroclesis o tanatofilia delimitan no solo un trastorno psicológico grave, sino un comportamiento delictivo. Por otro lado, aunque esta conducta te parezca tan disfuncional como sancionable, lo cierto es que no es un fenómeno inusual. Tanto es así que la mayoría de las jurisdicciones y naciones tienen leyes contra esta práctica. Conozcamos cómo se manifiesta.
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¿Cómo es alguien que evidencia atracción por los muertos?
En la actualidad, no disponemos de muchos estudios relativos a la necrofilia. Son prácticas difíciles de documentar y de investigar por parte de la comunidad científica. Por ello, un trabajo clave para la comprensión de este trastorno fue el realizado por Rosman y Resnick en 1989. Por primera vez, se pudieron analizar los casos de 133 personas. Lo que se observó fue lo detallado a continuación.
Perfil habitual
Como sucede en buena parte de los trastornos parafílicos, la gran mayoría son hombres. El 92 % eran de sexo masculino y el 8 % de sexo femenino. Casi el 57 % de la muestra tenía una ocupación que les facilitaba tener libre acceso a los cadáveres. Por término medio, los trabajos que desempeñaban eran los siguientes:
- Empleados de morgues.
- Trabajadores de cementerios.
- Personas que laboraban en hospitales.
Motivaciones de un necrófilo
Tras la excitación sexual por los muertos hay diversos mecanismos subyacentes que motivan esta conducta. Uno de los primeros intentos por comprender esta realidad delictiva la encontramos en el doctor Havelock Ellis, en su icónico trabajo Studies In The Psychology Of Sex (1897). Según este experto, en la necrofilia, el miedo y el asco se conjugan para producir excitación sexual. Veamos más datos.
- Evitar relaciones interpersonales: hay un hecho indudable y escabroso, en quien siente atracción sexual por los muertos. Es más fácil tener intimidad con un cadáver, porque no hay que llevar a cabo ninguna interacción, intercambio social o labor psicoemocional.
- Deseo de control: una de las motivaciones de estos individuos es satisfacer sus necesidades sexuales, sin experimentar rechazo o resistencia. Tener relaciones íntimas con un cuerpo que «se deja hacer», resulta excitante y, a la vez, refuerza en ellos la sensación de dominio.
- Búsqueda de lo tabú: para algunos individuos, lo necrófilo resulta atractivo debido a su naturaleza prohibida en nuestra cultura. La transgresión de las normas sociales y morales puede proporcionar una excitación adicional, al lograr que lo prohibido se convierta en un estímulo sexual.
- Parafilia exclusiva: en algunos casos, la atracción hacia los cadáveres es una condición primaria, es decir, la principal o única forma de excitación sexual. Al mismo tiempo, esta pulsión podría ser un patrón integrado de manera atípica durante el desarrollo psicosexual de la persona.
- Baja autoestima: a menudo, muchos de estos individuos evidencian miedo o ansiedad al mal desempeño sexual. El temor a que se le juzguen o el no poder estar a la altura a la hora de satisfacer a una pareja, hace que experimenten mayor placer y seguridad estando con cuerpos sin vida.
- Vínculo con la muerte: para algunos expertos, este trastorno partiría de una idealización/fascinación de la muerte. En otros trabajos, como los realizados por el doctor Havelock Ellis, se describen casos de individuos que experimentaban una mezcla de miedo y asco que desembocaba en excitación sexual.
Tipologías asociadas
En la investigación canónica de Rosman y Resnick se estableció una clasificación de la necrofilia con base en tres dimensiones. En la actualidad, ya son diez. Tal y como describe un estudio divulgado en el Current Issues in Criminal Justice, la reformulación realizada por el doctor Anil Aggrawal, un patólogo forense, en 2009, se ajusta más a la realidad. Es la siguiente:
- Necrófilo de rol: no presentan un interés sexual directo en los cadáveres, pero disfrutan llevando a cabo un juego o simulación con una pareja viva que se hace pasar por muerta.
- Necrófilo obsesivo: esta tipología ya incluye a quien busca de forma activa cuerpos con el fin de tener relaciones sexuales con ellos. Para estos individuos, los cadáveres son su principal objeto de deseo sexual.
- Necrófilo fetichista: son personas que no tienen interés en el cadáver completo, sino que se excitan sexualmente por partes del mismo o por objetos asociados al cuerpo sin vida (como prendas de ropa, cabello, etc.).
- Necrófilo romántico: están apegados de forma afectiva a una persona fallecida, con frecuencia, un ser querido o pareja, y desean tener contacto físico o sexual con aquel, para mantener ese vínculo/conexión emocional.
- Necrófilo oportunista: no buscan cadáveres de forma directa u obsesiva, pero si se presenta la oportunidad (por ejemplo, trabajan en una morgue u hospital), podrían aprovechar esta circunstancia para realizar el acto sexual.
- Necrófilo táctil: se excitan tocando o acariciando personas fallecidas, aunque no realizan actos sexuales con ellas. La motivación principal es la estimulación sensorial que obtienen al estar en contacto con un cuerpo inerte.
- Homicida necrófilo: son los más peligrosos, ya que matan a personas para obtener placer en quien ya ha perdido su vida. En estos casos, el asesinato es un medio para lograr su objetivo sexual, lo que los convierte en criminales.
- Necrófilo fantasioso: no interactúan con cadáveres reales, pero tienen fantasías intensas sobre llevarlo a cabo. Estas ideas pueden incluir pensamientos como tener sexo con cuerpos sin vida o imaginar durante el acto que su pareja sexual está muerta.
- Necromutilomaníaco: este término tan complejo define la terrible práctica de excitarse sexualmente mutilando cadáveres. Deben llevar a cabo este acto para obtener una fuente de excitación. Un clásico ejemplo de ello lo tenemos en la figura del policía asesino serial ruso Mikhail Popkov.
- Necrófilo exclusivo: solo se sienten atraídos sexualmente por cadáveres, y no pueden obtener satisfacción sexual con personas vivas. Para ellos, los muertos son el único objeto de deseo sexual, lo que puede llevarlos a comportamientos extremos y peligrosos para satisfacer su trastorno parafílico.
Amor por los muertos: ¿cuáles podrían ser las causas?
Como bien señalan en un trabajo del International Journal of Indian Psychology, la necrofilia todavía no está definida con claridad en ninguna parte. Es una conducta practicada desde siempre y que, como podemos deducir, genera un daño ético y moral a nuestra sociedad. Clarificar las causas subyacentes no es tan sencillo, pero existen algunos indicios.
Psicológicas
- Fantasías de poder y control: el trastorno puede estar motivado por un deseo de poder y control absoluto sobre una figura que no puede resistirse; a su vez, relacionarse con sentimientos de impotencia o inseguridad.
- Trauma infantil: algunas teorías sugieren que experiencias traumáticas en la infancia, como el abuso sexual, la muerte de un ser querido o la exposición temprana a la muerte, podrían quizás, predisponer a una persona a desarrollar la conducta necrófila y alterar el desarrollo psicosexual (aunque no está claro).
Biológicas
- Desequilibrios hormonales: se ha especulado que ciertos desequilibrios hormonales contribuirían al desarrollo de parafilias como la necrofilia. Sin embargo, una vez más, no hay evidencia clara sobre ello.
- Alteraciones neurológicas: aunque la investigación, como ya señalamos, es limitada, ciertas teorías sugieren que esta conducta se vincula con alteraciones en el cerebro, en especial en aquellas áreas relacionadas con la regulación de la conducta sexual y la inhibición de comportamientos inapropiados. Las mismas resultarían de daños cerebrales, enfermedades neurológicas o anomalías en el desarrollo.
Socioculturales
- Exposición a la muerte: en algunas culturas o contextos, la exposición constante a la muerte (por ejemplo, trabajar en una morgue, funeraria, o en campos de batalla) podría desensibilizar a una persona al tabú de fallecer y facilitar la manifestación de tendencias necrófilas.
- Aislamiento social: el aislamiento extremo o la falta de relaciones interpersonales saludables pueden llevar a algunos hombres y mujeres a desarrollar parafilias como esta, en un intento de satisfacer sus deseos sexuales o emocionales de una manera que evite la interrelación con otras personas.
Comorbilidades con otros trastornos
- Esquizofrenia y psicosis: en algunos casos, estaría ligada con trastornos psicóticos como la esquizofrenia. Las alucinaciones, los delirios o la disociación de la realidad pueden llevar a un comportamiento patológico y disfuncional.
- Trastornos de personalidad: la necrofilia, a menudo, se presenta junto con trastornos de personalidad, como el trastorno de personalidad antisocial o el trastorno límite de la personalidad. Es posible que estas condiciones clínicas predispongan a comportamientos peligrosos o transgresores, incluidos los actos necrofílicos.
¿Existe tratamiento para los necrófilos?
Experimentar excitación sexual por los muertos no es algo lícito ni saludable. No solo es un fenómeno perturbador y complejo en todos los niveles, sino que es una condición de difícil tratamiento. Lo es porque quienes evidencian este trastorno parafílico no suelen pedir ayuda especializada, ya sea por vergüenza o porque cometieron algún acto delictivo.
A su vez, en las instituciones penitenciarias resulta todo un reto tratar de manera profesional a quienes cumplen pena por profanar y tener sexo con un cadáver. Ahora bien, por lo general, se emplea el siguiente enfoque multidisciplinar:
- Evaluación clínica: el primer paso será siempre individualizar el caso y conocer el posible origen y desencadenante de este trastorno. Hay que llevarlo a cabo de forma sensible para comprender toda realidad asociada al paciente.
- Tratamiento farmacológico: en algunos casos, se pueden utilizar medicamentos para atender otros trastornos asociados como los episodios psicóticos. Otras veces, si existe un impulso sexual descontrolado, es posible administrar antiandrógenos, como el acetato de medroxiprogesterona.
- Terapia cognitivo-conductual: este es el modelo más usado para el tratamiento de las parafilias, incluida la necrofilia. Este enfoque se centra en identificar y cambiar los patrones de pensamiento distorsionados y los comportamientos disfuncionales. Para ello, se suele aplicar desde la reestructuración cognitiva hasta la desensibilización sistemática.
- Terapia de aversión: este enfoque es algo controvertido, pero se emplea. Utiliza técnicas de condicionamiento aversivo para crear una asociación negativa con los estímulos o pensamientos necrofílicos. Por ejemplo, el terapeuta puede usar imágenes desagradables o estímulos dolorosos (como una ligera descarga eléctrica) cuando el paciente se expone a fantasías necrofílicas, con el objetivo de reducir la atracción hacia estas fantasías.
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Atracción por los muertos, una condición con grandes incógnitas
Los profesionales de la salud mental visualizan un gran desafío en este trastorno parafílico. Cuando en el 2021, el electricista David Fuller fue condenado por violar a un centenar de cadáveres y matar a dos jóvenes, la comunidad científica fue consciente de los grandes vacíos sobre esta afección.
Lo cierto es que resulta difícil avanzar en su comprensión por la gran dificultad a la hora de obtener datos empíricos. A ello, se le añaden las implicaciones éticas.
Esperemos que, a medida que entendamos los misterios neurocientíficos, biológicos y psicológicos sociales de las parafilias en general, se aclaren los mecanismos de estos trastornos, así como comprender que esta práctica significa el quebrantamiento de la ley, lo cual puede traer consecuencias graves.
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