¿Qué es una persona mitómana y cómo identificarla?
Una persona mitómana miente más que respirar y deriva en la fabulación cada vez que razona, por lo que es cierto que relacionarse con un perfil de estas características puede ser peligroso. Nunca sabrás quién está detrás de esa máscara y del personaje creado. Asimismo, el hombre o la mujer que evidencia esta condición termina atrapado en dinámicas autodestructivas.
El mentiroso patológico tiene una necesidad compulsiva de falsear cualquier dato para ser el centro de atención. Cuando se descubre su conducta deshonesta, actúa a la defensiva y hasta con cierta agresividad. Lejos de cambiar o corregir dicho comportamiento, reincide una y otra vez. Se trata de una condición de gran impacto que vale la pena conocer en profundidad. Te lo describimos.
«El castigo del mentiroso es no ser creído a pesar de que diga la verdad».
Características de una persona mitómana
La persona mitómana es aquella que muestra una pseudología fantástica o tendencia hacia la mentira compulsiva. Fue el psiquiatra alemán Anton Delbrük quien la describió por primera vez en 1891 y, desde entonces, comprendemos mejor esta conducta. Cabe señalar que, como matizan en Psychiatric Research and Clinical Practice, no estamos ante un trastorno clínico reconocido.
Su prevalencia está entre el 8 % y el 13 % y, lo que señala el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-V), publicado por la American Psychiatric Association (APA), es que la mitomanía puede presentarse como un síntoma del trastorno de la personalidad antisocial. Sin embargo, parte de la comunidad científica demanda más investigaciones para delimitar y comprender mejor esta realidad.
De cualquier manera, hay algo en lo que estarás de acuerdo: es necesario detectar este patrón comportamental para protegernos y brindar ayuda a quien lo padece. Enseguida, detallamos cómo es una persona mitómana.
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Necesidad incontrolable por recurrir a la mentira
Un mitómano desdibuja cualquier aspecto de la realidad hasta rozar lo absurdo. Su necesidad por mentir es constante, pero casi siempre lo hace con el propósito de potenciar su imagen personal. Se atribuirá logros, inventará heroicidades y buscará crear un personaje tan reluciente como fantasioso.
De hecho, la investigación clínica describe historias muy llamativas. El International Neuropsychiatric Disease Journal, por ejemplo, analizó el caso de un hombre que se inculpó de varios delitos solo por llamar la atención. Se trata, por tanto, de un perfil capaz de simular todo tipo realidades y de elucubrar relatos, con el fin de impresionar y darse notoriedad.
Los mitómanos viven una realidad distorsionada
Si los psiquiatras y psicólogos demandan mayor indagación sobre la personalidad mitómana, es por un hecho indudable. Esta condición presenta características únicas que no siempre pueden vincularse en exclusiva con la conducta antisocial. Son perfiles que viven en una realidad fantasiosa muy distorsionada.
Esto les impide desde mantener un empleo hasta construir relaciones sociales estables y de calidad. Habitan en su propio universo y se autoconstruyen un personaje que varía según la situación y sus intereses. Tanto es así que, a veces, hasta describirán como propias experiencias que tú mismo les has explicado sobre tu vida.
Todo ello se debe a un hecho muy concreto: su mente se halla a medio camino entre la ensoñación y los delirios.
Responden a la defensiva y no admiten sus mentiras
Hay una clara diferencia entre un mentiroso compulsivo de un mentiroso patológico o mitómano. Este último no distingue el bien del mal y jamás admitirá sus mentiras. Son hombres y mujeres que construyen falsedades rocambolescas que nadie les puede contradecir o poner en duda. Si lo hacen, reaccionan de forma agresiva y a la defensiva.
Por lo tanto, si te encuentras con este mismo perfil comportamental, no siempre es adecuado contradecir sus razonamientos.
Presentan alteraciones neurológicas
Si te preguntas qué significa la mitomanía, debes saber que es algo más que una persona que miente de forma continuada. Los estudios revelan también que hay anomalías en el sistema nervioso central.
Un trabajo publicado en The British Journal of Psychiatry: The Journal of Mental Science señala alteraciones en un área cerebral muy concreta.
La persona mitómana evidencia un mayor volumen en la sustancia blanca y en las circunvoluciones frontales orbitofrontal. Esta particularidad se relaciona con una tendencia más significativa hacia la mentira patológica.
Signos de ansiedad mientras se comunica
Un signo prototípico de la persona mitómana es mantener un estilo comunicativo dominado por la ansiedad. Esto hará que percibas siempre en ellas cierto nerviosismo y problemas a la hora de comunicarse. Las ideas se superponen las unas a las otras, cuesta entenderles y siempre parecen más agitadas de lo normal.
Su mente y su cerebro fabulan, las ideas sesgadas y falsas se producen de manera tan rápida que les complica poner en palabras lo que piensan. Esto provoca que, a menudo, ni tan solo sean conscientes de lo que dicen y de sus exageradas falsedades.
La edad promedio de inicio de la pseudología fantástica y la personalidad mitómana son los 16 años. A partir de este momento, dicha conducta se intensifica con el tiempo. A pesar de que se desconoce con exactitud el desencadenante de esta condición clínica, sabemos que en más del 40 % de los casos hay anomalías en el sistema nervioso central.
La mitomanía es comórbida con otros trastornos de personalidad
En la revista Case Reports in Psychiatry se describe un caso muy característico de las personas maníacas con pseudología fantástica. Un chico de 28 acudió a urgencias porque decía sufrir numerosas enfermedades, pero también contó increíbles logros académicos y deportivos. La incoherencia en el discurso es algo recurrente, como la comorbilidad de otras condiciones psiquiátricas.
Este joven, en particular, presentaba una depresión. No obstante, es común que el mitómano padezca también algún trastorno de personalidad o condiciones clínicas como las siguientes:
- Conductas obsesivas, compulsivas y controladoras.
- Comportamientos agresivos e impulsivos muy frecuentes.
- Trastorno antisocial o el trastorno límite de la personalidad.
- Patrones de celotipia y conducta violenta en las relaciones afectivas.
¿Cómo se puede ayudar al mentiroso compulsivo?
El psicoanalista Charles Dithrich es una de las figuras que más ha estudiado la mitomanía y, en concreto, la pseudología fantástica. De hecho, uno de los primeros trabajos que abordó el tratamiento en niños, fue el que publicó en la revista The International Journal of Psycho-Analysis, en 1991.
De este modo, algo que resalta, es que las mentiras fantasiosas son un intento de mantener un yo bueno y reluciente para parecer un héroe y fortalecer así la autoestima.
Es por ello que la terapia en estos pacientes debe focalizarse siempre en comprender los orígenes de la mentira y el problema que la causa. Te describimos, a continuación, cuáles enfoques son los más adecuados en estos casos.
- Terapia farmacológica: tal y como señalamos, con frecuencia, las personas mitómanas evidencian algún trastorno psicológico. En estos casos, los profesionales valorarán la necesidad de administrar algún psicofármaco que alivie la sintomatología y favorezca la intervención psicológica.
- Terapia de grupo: muchos pacientes mitómanos viven aislados y son víctimas de su propia conducta dañina. La intervención terapéutica grupal es beneficiosa en estos casos, ya que brinda un ambiente de apoyo para compartir experiencias con otras personas y recibir retroalimentación constructiva.
- Terapia familiar sistémica: en la mayoría de casos, es necesario incluir a la familia en el proceso terapéutico. La mitomanía tiene su inicio entre los 16 y los 22 años, por lo que es pertinente comprender qué sucede en las dinámicas familiares. También aportar estrategias para mejorar la comunicación, la confianza y aplicar límites más efectivos.
- Terapia cognitivo-conductual: es efectiva para identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento que conducen a la mentira compulsiva. Gracias a ella se comprenden las motivaciones subyacentes de las falsedades y el paciente desarrolla habilidades de afrontamiento saludables, para dar forma a conductas honestas y respetuosas.
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La mitomanía, una conducta muy contraproducente
En la actualidad, aún no comprendemos las causas subyacentes de la mitomanía. A menudo, se sugiere que quizás existen traumas de infancia e incluso alteraciones cerebrales de origen genético, pero no está claro. Necesitamos, por lo tanto, exploraciones más amplias sobre esta condición, en vista de sus graves efectos tanto para el paciente como para su entorno.
Es importante destacar que, aunque las personas con mitomanía viven en un escenario mental fantasioso y delirante, esto no evita derivar, en ocasiones, en acciones delictivas. La estafa y la agresividad en las relaciones interpersonales son dos realidades muy perjudiciales observables en estos mismos perfiles.
No dudes en protegerte de dichas situaciones y animar a estas personas a buscar ayuda especializada.
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