¿Qué sucede cuando dejamos de necesitar a nuestra pareja?
La palabra necesitar, implica, en lenguaje psicológico, que sin ese objeto de apego no puedo ser feliz, que todo mi ser depende de ello y que mi vida dejaría de tener sentido si ese algo no existiese. Eso es necesitar de verdad.
El apego puede establecerse con cualquier cosa, ya sea con personas en el ámbito de las relaciones humanas, como con sustancias, ideas, etc.
En cualquier caso confundir apego con necesidad y mantener esta actitud es algo sumamente dañino para nuestra salud psicológica pues sea lo que sea que hoy queremos en nuestras vidas, es susceptible de desaparecer mañana.
Nada es permanente y pensar lo contrario puede generarnos un gran sufrimiento ya que lo que tenemos no es un legítimo deseo que si se ve cumplido, estupendo, pero que si no, sabemos que contamos con alternativas.
Necesitar es pensar que si no lo tengo, mi vida está perdida o que si lo pierdo, seré un desgraciado y un infeliz.
Estas ideas son sumamente irrealistas y lo cierto es que nadie se muere por perder nada ni a nadie. Sin embargo, antes de admitir esta certeza, las personas solemos pasar por estados de ansiedad y tristeza. Lo hacemos bien tratando con todas nuestras fuerzas de obtener eso que creemos necesitar o, cuando lo tenemos, esforzándonos al máximo por no perderlo.
En las relaciones de pareja se aprecia de manera clara. El romanticismo exagerado nos ha enseñado que el amor implica sufrimiento, esfuerzo, sacrificio. Incluso ha hecho que los celos se normalicen, transmitiéndonos ideas como “si no hay celos no hay amor”, etc.
Desear te hace libre y necesitar esclavo
Cuando crees necesitar a tu pareja, no estás siendo una persona que ha elegido a otra en libertad, sino en base a una carencia personal. Puede ser que tengas miedo a la soledad o que tengas una autoestima bastante baja. Quizás pienses que es mejor tener a alguien más fuerte y capaz que tú a tu lado o simplemente que te has enganchado a esa persona porque tu vida está bastante vacía en otras áreas y piensas que es lo único que te queda.
Sea cual sea el motivo, la cuestión es que estás siendo un esclavo de tus propios vacíos mentales. No has decidido estar con esa persona porque te sume o te haga la vida más agradable que cuando estabas solo. La has elegido como quien elige una prótesis o como el que pone un parche que tapa un agujero.
Sin embargo, cuando deseas estar con alguien, haces una elección en base a tu goce y bienestar personal. Quieres a esa persona porque tu vida con ella te parece una pasada, porque te sientes muy bien a su lado, porque compartís intereses como los mejores amigos.
Con la necesidad, introducimos el miedo y la desesperación en nuestra relación, sin embargo con la preferencia o el deseo, estamos sosegados, tranquilos y disfrutando del presente en común. Hemos hecho una elección de forma libre, sin nada detrás que nos indique que debemos tener pareja para enfrentar pensamientos como “somos unos fracasados”, “nos quedaremos para vestir santos” ni ninguna tontería más por el estilo.
Cuando dejas de necesitar y solo amas
Cuando decides amar en libertad y por fin librarte de todas esas pesadas cadenas y fantasmas que guiaban de forma errónea tu vida, descubres una nueva forma de tener pareja. Es el amor real, el auténtico. No es el amor neurótico, loco, visceral que nos cuentan en las películas, eso solo es fantasía y provoca que la relación no vaya a buen puerto.
Cuando dejas de necesitar tener pareja y más aun, una pareja en particular, descubres que la sensación de celos ya no existe en tu vida. No eres celoso porque no tienes miedo a perder algo que solo deseas.
Te dolerá si lo pierdes, es evidente y podrás pasarlo mal un tiempo, pero eres consciente de que tu felicidad no depende de tu pareja y que la vida va a seguir ofreciéndote oportunidades. Esto, evidentemente, hace que la relación funcione mucho mejor que cuando existen celos y contribuye a que ambos sean más fieles.
Cuando ya no sientes necesidad, dejas de ser dependiente de tu pareja porque ya no piensas que necesitas a alguien más fuerte y capaz que tú. Puedes arreglártelas solo en este mundo sin necesidad de que nadie te saque las castañas del fuego y sin el amor de nadie en particular.
Te gusta y puedes desear que alguien te apoye y que te muestre su signos de amor y cariño, pero si esto no existe en tu vida, existirán los amigos, la familia, el trabajo, las aficiones y muchos más elementos a sumar a lista que son tuyos, particulares e individuales.
Por último, cuando dejas de necesitar, tu vida en pareja fluye. Ya casi nada es un gran problema aunque es normal que existan pequeñas adversidades.
La solución a los problemas se hace en equipo, ya no discutimos a ver quién lleva o no lleva la razón porque nuestro ego ya no es tan grande como para que eso merezca la pena. Miramos juntos en la misma dirección y deseamos acabar nuestra vida juntos, pero si no es así, porque el amor no todo lo puede, el mundo seguirá su curso y podremos hacer una vida completamente feliz en soledad o junto a otra persona.
Atrévete a decirle a tu pareja hoy: te quiero mucho, pero no te necesito nada.