Quino, biografía del alterego de Mafalda
Su verdadero nombre es Joaquín Salvador Lavado Tejón, pero todo el mundo lo conoce como Quino. Aunque, a decir verdad, mucho más famosa es Mafalda, la niña argentina preocupada por la política mundial que desconcierta a los mayores con sus ocurrencias y que hoy por hoy es conocida en prácticamente todo el planeta.
A diferencia de Mafalda , Quino adora la sopa. En realidad, ese gesto de su personaje era una alegoría: representaba todo aquello que tenemos que “tragarnos” a diario, aunque no nos guste. Ese detalle nos muestra uno de los grandes rasgos tanto de Quino, como de Mafalda: son pesimistas irremediables. Pese a ello, también son humanistas y por eso en todas sus historias hay un tono de ternura.
“El humor requiere cierta maldad, una dosis pequeña, pero maldad al fin y al cabo. Se trata de encontrar lo gracioso dentro de lo trágico”.
-Quino-
Quino ha dicho que vivir y ser dibujante es lo mismo para él. Confesó que desde que tenía 3 años no se le ocurrió hacer ninguna otra cosa en la vida que no fuera dibujar.
A pesar de su profundo escepticismo, piensa que la esperanza es una actitud obligatoria, porque de lo contrario no valdría la pena vivir.
Quino, una vocación temprana
Joaquín Lavado nació en Mendoza (Argentina), el 17 de julio de 1932. Era hijo de unos inmigrantes andaluces y muchas veces ha dicho que su pesimismo es fruto de esa ascendencia.
Su tío, Joaquín Tejón, era un excelente dibujante y diseñador gráfico. De él heredó la vocación y también su eterno nombre: Quino. Era un diminutivo de la familia para distinguirlo del tío.
Fue precisamente ese tío el que le enseñó a garabatear sobre el papel cuando el chico tenía 3 años. Desde entonces, dibujar se convirtió en una pasión obsesiva. Diez años después, cuando tenía tan solo 13 años, su madre murió. La respuesta de Joaquín ante ese hecho fue la de entrar a estudiar a la Escuela de Bellas Artes de Mendoza.
Lamentablemente, poco tiempo después, también murió su padre . La Escuela de Bellas Artes nunca llegó a seducirlo del todo y por eso la abandonó después de cuatro años de estudios. Tenía claro que no quería pintar bodegones por el resto de su vida, sino historietas cómicas. Era una apuesta muy audaz para la época.
El nacimiento de Mafalda
Desde que el padre murió, Quino tuvo que pasar por grandes penurias económicas. Tocó la puerta de muchos diarios y editoriales, pero no obtuvo ninguna respuesta.
Por aquella época, fue reclutado para prestar el servicio militar obligatorio y al terminarlo, decidió mudarse a Buenos Aires para probar fortuna.
Pasó tres años más viviendo con grandes limitaciones económicas, pero a los 22 años logró cumplir su gran sueño. El semanario Esto es publicó por primera vez sus dibujos en 1954. Quino dice que ese fue el día más feliz de toda su vida. Desde entonces, no ha dejado de publicar en diferentes periódicos y revistas de todo el mundo.
Pasaron varios años de éxito sostenido y en 1963 decidió publicar su primer libro de humor, Mundo Quino. El prólogo lo hizo Miguel Brascó, quien también lo contactó con una agencia de publicidad. Esta iba a lanzar una línea de electrodomésticos llamada Mansfield y Joaquín quedó a cargo de la campaña. Debía crear personajes cuyos nombres comenzaran por “M”. Así nació Mafalda.
Una cosecha de éxitos
Sorprendentemente, la campaña publicitaria nunca se hizo realidad, pero Quino quedó encantado con uno de los personajes que había creado: una chica con una gran melena de color oscuro y que parecía tener mucho que decir. El 29 de septiembre de 1964 salió a la luz la primera tira cómica de Mafalda, en el semanario Primera Plana, de Buenos Aires.
El éxito fue inmediato y al año siguiente la historieta ya se publicaba en todo Sudamérica. Después, llegó a Europa y más adelante a Asia. Pronto se publicó el primer libro con la recopilación de las publicaciones; lo hizo Jorge Álvarez Editor, con una tirada de 5.000 ejemplares que lograron récord: en dos días se agotó por completo.
Sorpresivamente, en 1973 decidió no crear ningún otro episodio de Mafalda, según él, porque se le habían acabado las ideas. Obviamente, ha seguido dibujando y creando sus caricaturas para diferentes diarios del mundo. Algunos piensan que las historietas posteriores son mucho más maduras e interesantes, pero nada ha superado el éxito de Mafalda.
En el año 2014, justo cuando Mafalda cumplía 50 años, Quino recibió el prestigioso Premio Príncipe de Asturias en España. Era la primera vez que ese galardón se le entregaba a un dibujante.
Joaquín Lavado no hizo ningún discurso y solo le dijo a la prensa que lamentaba el hecho de que todos los problemas por los que su personaje se indignaba, sigan tan vigentes aún.
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- Aguirre Roman, J. O., & Villamizar Meza, N. L. (2016). Quino: del mundo del cómic al mundo de la filosofía. Revista Filosofía UIS.