Ragnar Lodbrok: reflexiones de un héroe legendario

Ragnar Lodbrok es un personaje legendario que, gracias a la serie Vikings, ha incrementado su popularidad. Más allá de la figura del hérore, la serie nos plantea algunas cuestiones fundamentales como el libre albedrío o la naturaleza del destino. Ragnar es un personaje curioso, que desafía lo establecido y que propone una serie de reflexiones realmente interesantes. ¿Nos acompañas a descubrirlo?
Ragnar Lodbrok: reflexiones de un héroe legendario
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Leah Padalino

Última actualización: 07 octubre, 2022

Si no fuera por la serie Vikings (Michael Hirst, 2013), muchos de nosotros no conoceríamos a Ragnar Lodbrok, ni a los dioses nórdicos, ni las costumbres y tradiciones vikingas. Salvo para aquellos que estén familiarizados con la cultura vikinga, lo cierto es que, para muchos, la serie supuso todo un descubrimiento y despertó el interés por dicha cultura.

La serie se produjo inicialmente para el canal The History Channel, ha sido avalada por historiadores y está profundamente documentada. Narra las hazañas de Ragnar Lodbrok, un guerrero cuya curiosidad le llevó a explorar nuevos territorios y, finalmente, convertirse en rey. Como en todo formato audiovisual, a pesar de las fuentes historiográficas, existe cierta libertad creativa. Además, teniendo en cuenta que se basa en textos medievales, el componente legendario está más que presente.

Ragnar es un personaje fascinante por diversos motivos, pero el principal rasgo que nos llama la atención es su curiosidad, su afán por aprender y evolucionar; aunque esta evolución no siempre es positiva. Como todo héroe, su figura está mitificada, posee una valentía excepcional y una naturaleza que roza la inmortalidad.

Fuentes

En Edad Media, debido al analfabetismo, la transmisión oral era fundamental. Los juglares recitaban poemas y cantares con el fin de entretener. Aunque muchos han llegado a nuestros días porque se han encontrado copias y manuscritos, lo cierto es que su difusión era, principalmente, oral; se utilizaba el verso por tratarse de una forma fácil de memorizar.

Los juglares introducían episodios de cantares de gesta, es decir, epopeyas medievales que narran las hazañas de un héroe con el fin de ensalzar los valores y virtudes de un pueblo. En Europa, tenemos diversos ejemplos: en Alemania, El cantar de los Nibelungos; en Francia, La Chanson de Roland; el Beowulf en Inglaterra; y, en España, El Cantar de Mio Cid.

Las virtudes de estos héroes solían estar asociadas a la honra y la valentía, pero también estaban marcadas por un componente de fe. Es por ello que, en los textos historiográficos medievales, se entremezclan sucesos históricos con elementos de carácter religioso o mitológico. Así, tenemos ejemplos como la Estoria de España o la General Estoria de Alfonso X.

La serie Vikings hunde sus raíces en uno de los textos medievales más conocidos de la historia danesa: la Gesta Danorum. Este texto data del siglo XII y se atribuye al historiador Saxo Grammaticus. En él se narra la historia de Dinamarca y se explica la religión de los nórdicos. El personaje Ragnar Lodbrok aparece en la Gesta Danorum y también en algunas sagas. Los datos sobre su vida son bastante inciertos, él afirmaba ser descendiente del dios Odín, logró explorar diversas ciudades cristianas, tuvo varias esposas e hijos que, igual que su padre, realizaron grandes hazañas.

Leyenda y realidad se entremezclan en la historia de Ragnar Lodbrok, de hecho, resulta difícil datar su vida porque las diversas fuentes difieren a la hora de apuntar los años de su reinado. El profesor Rory McTurk, en su obra Studies in Ragnars Saga Lodbrókar and its major Scandinavian analogues, propone que la historia que nos ha llegado de Ragnar sea, en realidad, la combinación de la vida de varios reyes vikingos.

Ragnar Lodbrok con mirada fija

Ragnar Lodbrok: evolución

Dejando a un lado las fuentes historiográficas, centraremos nuestra atención en el personaje que vemos reflejado en la serie. Un personaje que, pese a su origen humilde, logrará hacerse con el poder. Ragnar presenta una gran evolución desde el primer episodio hasta el último. Por ello, siguiendo la cronología que plantea la serie, podemos distinguir cuatro etapas:

Origen humilde

Conocemos a un joven Ragnar que vive junto a su esposa Lagertha y a sus hijos Björn y Gyda. Es granjero, pero, movido por su afán de conocimiento, desea explorar nuevos mundos. Este deseo le llevará a desafiar lo establecido, a desobedecer al conde Haraldson con el fin de lograr su objetivo: liderar una expedición. Observamos cierta rivalidad con su hermano Rollo que, en un futuro, se irá acentuando. En su viaje, llegará a la actual Inglaterra y entrará en contacto con el cristianismo que, en un principio, desprecia, pero terminará por despertar su curiosidad.

El reinado

Ragnar, al principio, quería encontrar un asentamiento en el que enriquecerse y obtener tierras fértiles para poder cultivar. Sin embargo, conocerá al rey Ecbert de Wessex, un personaje con el que comparte la curiosidad y el liderazgo. La relación entre Ecbert y Ragnar será fundamental y, a su vez, les unirá la fascinación que sienten por el cristiano Athelstan. Ragnar logrará ir ascendiendo al poder hasta convertirse en rey. Su poder aumenta, pero, al mismo tiempo, pierde algunos elementos fundamentales de su vida: muere su hija Gyda y se produce la separación con Lagertha.

Decadencia

Las decisiones de los vikingos se ven fuertemente condicionadas por las premoniciones del adivino. Ragnar parece estar destinado a tener muchos hijos y, como Lagertha no puede dárselos, encuentra en Aslaug a la compañera perfecta para lograr su cometido. El poder comenzará a corromperlo y su liderazgo se tambaleará cuando, en uno de sus viajes, su ciudad de origen se vea atacada; además, el asentamiento en Inglaterra ha fracasado porque se trataba de una trampa de Ecbert.

Desencanto

A pesar de los logros, muchas expediciones se verán marcadas por la tragedia. Ragnar entrará, además, en contacto con las drogas, algo que desembocará en una fuerte pérdida del liderazgo y del control sobre sí mismo. En sus últimos días, asistimos a un profundo desencanto y aceptación de su destino: la muerte. En este punto, presenciamos uno de los momentos más fascinantes de toda la serie: la conversación entre un Ragnar moribundo y borracho con el rey Ecbert. Ambos, como iguales, como personas ambiciosas que han triunfado, pero están llegando a su fin, mantienen uno de los diálogos mejor elaborados en el que discuten sobre sus creencias, asumen su destino y confiesan sus pecados.

Ragnar Lodbrok: destino y libre albedrío

Una de las cuestiones más interesantes que se desarrolla a lo largo de Vikings es la del libre albedrío. Todos los vikingos acuden al adivino para conocer su futuro. El adivino, figura clave en las vidas de los vikingos, responderá sus dudas con frases poco esclarecedoras y ambiguas que darán pie a infinidad de interpretaciones y, a su vez, condicionarán las decisiones de los personajes.

Al tomar las afirmaciones del adivino como ciertas, los personajes actuarán atendiendo a las mismas, para, de algún modo, motivar el cumplimento de las profecías. Ragnar, al principio, aceptará estas sentencias; sin embargo, con el tiempo, despertará en él cierto escepticismo.

El contacto con el cristianismo hará que Ragnar comience a dudar, a cuestionarse su fe. El cristianismo se abre como un descubrimiento, como un camino hacia el conocimiento que tanto anhela. Ragnar es un personaje curioso y, por ello, no resulta extraño que busque en la religión una vía para entender el mundo y conocer su propio destino.

En su redención, esa curiosidad inicial ha desembocado en el desencanto y en el escepticismo. Ragnar ya no cree en nada: ni en el cielo cristiano, ni en el Valhalla nórdico. Así lo vemos en la excepcional conversación con Ecbert. ¿Qué ocurriría si no existiera ningún dios? ¿Qué pasaría si, tras la muerte, no existiera nada? Este diálogo, merecedor de un análisis independiente nos lleva a cuestiones trascendentales, a reflexionar sobre nuestro propio libre albedrío, sobre el destino…

Finalmente, en su camino hacia la muerte, Ragnar mantiene otro exquisito diálogo con el adivino acerca de la libertad de su destino, cuestionando la veracidad de sus afirmaciones. Ragnar Lodbrok es un personaje que, además de hacernos disfrutar con sus hazañas, nos conduce a un final épico, cargado de potentes reflexiones que nos invitan a dudar, a trazar nuestro propio destino.

“El poder siempre es peligroso. Atrae al peor y al mejor, lo corrompe. Nunca pedí poder. El poder solo se da a aquellos que están dispuestos a renunciar a sí mismos por él”.

-Ragnar Lodbrok-


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