Scarlett O'Hara: una mujer indestructible
El estreno de Lo que el viento se llevó (Victor Fleming, 1939) fue todo un evento histórico y cultural. En un tiempo en el que la televisión se encontraba en sus primeras fases de desarrollo, el cine conquistaba al pueblo. Si a ello le sumamos una producción muy costosa, un rostro tan conocido como el de Clark Gable, los inigualables atuendos de Scarlett O’Hara y una promoción nunca vista en su tiempo, el resultado es extraordinario.
El evento fue tal que, en Atlanta, se organizó un desfile, bailes y un sinfín de actos para celebrar el estreno de la película. El estado de Georgia se volcó con las festividades y el día de su estreno, el 15 de diciembre de 1939, fue declarado festivo en todo el estado. Así, Lo que el viento se llevó comenzó a construir un mito que desembocaría en un total de 10 premios Óscar. En definitiva, un evento cinematográfico nunca visto e irrepetible. En España, se estrenó 11 años después, pero su éxito fue, igualmente, arrollador.
Sin embargo, aunque la película sigue siendo un clásico y se ha estudiado su impacto desde diversas perspectivas, lo cierto es que los valores que transmite se han quedado un tanto anticuados. La imagen que nos brinda de los personajes negros -totalmente estereotipados-, de la esclavitud y los valores de la época no tienen el mismo calado en la actualidad. Pero Lo que el viento se llevó no solo es una película de 1939, sino que transcurre en el siglo XIX.
Pero si hay un personaje que, desde mi punto de vista, merece ser rescatado y resulta bastante atemporal, este no es otro que el de la excepcional Scarlett O’Hara interpretada por Vivien Leigh. Scarlett es uno de los personajes femeninos más recordados de la historia del cine. ¿Cómo olvidar el deslumbrante vestido de cortinas? ¿Cómo olvidar su amor desmedido por Ashley Wilkes y su relación con Rhett Butler?
Ni heroína ni dama en apuros
La magnitud del filme y su extensión -nada menos que 4 horas- nos permiten asistir a la evolución de un personaje sin precedentes. Scarlett O’Hara se presenta como una joven vanidosa, egoísta, consciente de su belleza y de su habilidad para conseguir lo que quiere. Ha vivido una vida acomodada, pero no se conforma con el papel que le ha otorgado la sociedad.
Tanto en la novela homónima como en el filme, Scarlett rompe con todos los moldes de su época. No es sumisa, no se deja manipular por los hombres y tampoco quiere vivir a su sombra. No es una heroína, pues sus valores están lejos de lo que dictaba la moral de la época, es interesada y muy egoísta; pero tampoco es una ‘dama en apuros’ que busca a un hombre que la rescate. Ante la adversidad, Scarlett O’Hara es una mujer fuerte, decidida y capaz de sacar a su familia adelante.
Es irreverente, ni siquiera el luto puede apagar sus deseos y sus ansias por divertirse como lo haría cualquier hombre. Cuando todavía no se hablaba de feminismo, cuando las mujeres quedaban relegadas al hogar, Scarlett O’Hara demostró que podía con todo, que nada iba a detenerla y que ningún hombre estaba por encima de ella. No es simpática, ni entrañable y tampoco desea serlo; por el contrario, es soberbia, irreverente y muy independiente. Ni siquiera la guerra puede derrotarla.
Pero las intenciones de Scarlett son egoístas, la conocemos enamorada -casi obsesionada- de Ashley Wilkes, el hombre que va a casarse con su prima Melanie. Melanie es lo opuesto a Scarlett, es ingenua, dulce y angelical, tanto que, en ocasiones, nos gustaría despertarla de ese sueño maravilloso en el que parece vivir. No cree en la maldad y es incapaz de ver que Scarlett, en realidad, no siente ningún tipo de compasión por nadie y poco le importa romper un matrimonio.
Esta relación con Melanie será una constante a lo largo del filme, paralelamente, otro triángulo amoroso comenzará a gestarse desde la intrusión de Rhett Butler. A Scarlett le gusta lo imposible, por ello, se enamora de Ashley; mientras Butler, un hombre de negocios de dudosa moralidad, se sentirá fascinado por la indisciplinada joven. Sin embargo, la guerra irrumpirá en sus vidas, rompiendo la comodidad de Scarlett y su familia.
Ante el peligro, ella es quien toma las riendas, quien logra resucitar a su adorada Tara -la plantación familiar-. Sin Scarlett, la mayoría de los personajes que la acompañan no habrían sobrevivido. Matrimonio tras matrimonio, enviuda, algo que habría sido demoledor para una mujer de su época, pero Scarlett es incorfomista y siempre logra salir adelante. Se convierte en empresaria en un mundo dominado por los hombres y, como el ave fénix, logra resurgir de sus cenizas una y otra vez.
Scarlett O’Hara: una mujer diferente
Sí, Scarlett O’Hara es diferente, es una mujer que destaca en su época -tanto en la ficticia como en la real-. El cine nos ha brindado un sinfín de mujeres ‘domesticadas’, obedientes, que siguen el ejemplo de lo que una mujer ‘debe ser’. Mujeres devotas por sus hijos y sus maridos que parecen no tener mayor aspiración en la vida. Por el contrario, la protagonista de Lo que el viento se llevó se alza como la auténtica reina de su historia, los hombres y el resto de historias giran en torno a ella.
Está muy lejos de ser una buena madre y una buena esposa, sus matrimonios y prácticamente todas sus acciones están movidas por su propio interés. Scarlett O’Hara debe amoldarse, como puede, a un mundo dominado por los hombres. Rhett Butler es un oportunista, algo que no es un misterio para Scarlett, pero si él es oportunista, ella también puede serlo. Podemos hacer una lectura de este personaje desde la ambición que mueve sus actos, sin embargo, su complejidad es infinitamente mayor.
En ocasiones, vemos que puede llegar a ser compasiva, que es protectora con los suyos y que se atreve a ‘llevar los pantalones’ de la casa, a tomar las decisiones importantes. Melania, por el contrario, pese a su ingenuidad, es bastante intelectual, pero, sobre todo, bondadosa. Siempre se mostrará agradecida con Scarlett por ayudarla a sobrevivir y por resucitar un legado familiar que parecía condenado a la desaparición.
La joven y coqueta Scarlett que nos presentaron al principio parece haberse esfumado, entre vestidos harapientos consigue alimento de una tierra que parecía condenada. Logra que sobrevivan aquellos que la rodean y se enfrenta a cualquier adversidad. Nada puede frenarla, ni siquiera la escasez, si no puede tener un vestido en condiciones para visitar a Rhett Butler y lograr su más que interesado propósito, hará de unas cortinas un vestido para la ocasión.
A lo largo del filme, la vemos descender desde la cima hasta los mismísimos infiernos, sin embargo, nunca permite que nada, absolutamente nada, termine por hundirla. Su soberbia y ambición puede mostrar una frialdad absoluta, pero, en el fondo, los golpes han terminado por resultar demoledores. Scarlett O’Hara se enfunda una armadura que la protegerá siempre, que la mantendrá distante. Tan solo la muerte de Melanie la hará conectar con la realidad, con el dolor que pudo haber ocasionado y, por fin, conocerá el valor de la bondad y del amor.
Sin duda, Scarlett O’Hara es uno de esos personajes que perduran en el tiempo, que resultan atemporales y que, todavía hoy, son actuales. Es un personaje verdaderamente interesante, que merecería un análisis más detallado y en profundidad. Nos permite ver una constante evolución desde la felicidad adolescente hasta la madurez de una mujer que ha sufrido, pero jamás se ha dejado aplastar. Podemos adorarla, incluso odiarla, pero de lo que no cabe duda es de su gran impacto. Indomable, soberbia, bella, coqueta… pero, sobre todo, luchadora, una auténtica superviviente imposible de derrotar.
“Aunque tenga que matar, engañar o robar, a Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre”.
-Scarlett O’Hara, Lo que el viento se llevó–